Durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial EEUU vive un período de expansión demográfica y económica sin precedentes. Pero al mismo tiempo surge una nueva cultura rompedora que cambia la faz de Occidente; la exposición ‘Covers (1951-1964)’ recoge ese gran cambio en fotografías, objetos y portadas de revistas, discos y pósters.
La exposición en el Centre Cultural La Nau de la Universidad de Valencia (hasta el 20 de enero) nos pone en ruta, en la carretera: regresar a esa Nación opulenta y nerviosa, necesitada de psicoanálisis, de terapias que alivien. Nos propone volver a ese país en el que se manifiestan por primera vez la inquietud y la rebeldía juveniles tal y como hoy las conocemos. Emprendemos un recorrido por la América de los años cincuenta y primeros sesenta.
Los estadounidenses alcanzan cotas de bienestar inimaginables unos años antes. Esa bonanza, que está presente en la vida cotidiana de Norteamérica, también se ve en los medios de comunicación. La satisfacción y el logro son portada. Hay ostentación y hay exhibición de riqueza, de prosperidad. La publicidad muestra ropa de vestir y de sport, trajes de espiguilla o vestidos y faldas de mucho vuelo, sombreros para los caballeros y zapatos de aguja para las señoras, joyas que dan luminosidad y gafas puntiagudas, bañadores y lencería fina y de realce.
La revista Life, por ejemplo, recoge con precisión las tendencias de la época. O las comedias televisivas, como ‘I Love Lucy’. Pero la publicidad también muestra coches, motocicletas, neveras, batidoras, televisores: todo tipo de aparatos que satisfacen necesidades humanas, pequeños lujos que hacen más confortable y más acelerada la existencia. Vistos ahora, esos complementos y esas máquinas tienen un aire vintage, cool, y hay anuncios que aún hoy nos atraen por su glamour. Pero la dicha material también esconde o tapa distintos malestares que no todo el mundo advierte.
Son rebeldes, muchachos que se agrupan en pandillas, que pilotan, que se afirman, que luchan contra la hipocresía de los adultos: son ‘The Outsiders’, como recreará Susan E. Hinton años después (1967) y rememorará Francis Ford Coppola (1983). De los orígenes de ese malestar es de lo que se ocupa ‘Covers’. En 1951, J. D. Salinger publica ‘The Catcher in the Rye’. O como se tradujo en español: ‘El guardián entre el centeno’.
En 1964, The Beatles y The Rolling Stones llegan a los Estados Unidos para actuar en la televisión, en el Show de Ed Sullivan, y para dar conciertos. Entre ambas fechas, con Marlon Brando como icono salvaje, nacen propiamente lo joven y la rebeldía. Nace también el rock y triunfa Elvis Presley, que mueve sus caderas. Entre mediados de los cincuenta y mediados de los sesenta, James Dean o John F. Kennedy ocupan la escena, son portada y mueren pronto: van a escape, toman drogas o viven el sexo. Es el tiempo de los Beatniks. La revolución de los jóvenes ha estallado provocando hondas sacudidas. Es una explosión cultural que cambia el aspecto, la existencia cotidiana, los modos de vida, los valores. Ya nada será como antes.