La muestra ‘Agón! La competición en la antigua Grecia’ explora el espíritu competitivo que imperaba en la sociedad griega a partir de las obras maestras de la renombrada colección del British Museum.
Imagen de portada: Bloque de un friso con una batalla entre griegos y amazonas. Relieve de mármol. c. 350 a. C. Hallado en el Mausoleo de Halicarnaso.
“Con relación a cada individuo, la primera y más brillante de las victorias es la que se consigue sobre sí mismo”. La frase es de Platón, y dice mucho de cómo operaba la psique helénica en aquellos tiempos, cuando la superación de uno mismo era uno de los motores de su cultura. El culto al héroe era algo más. La historia griega está repleta de actos gloriosos de héroes, atletas y guerreros. Desde los relatos épicos de Homero hasta los triunfos deportivos en Olimpia, pasando por las victorias de grandes generales, en la antigua Grecia una intensa rivalidad dominaba todos los aspectos de la vida. La competición impregnó incluso el universo de las artes, con certámenes de música, teatro, escultura y pintura.
Esta exposición (hasta el 15 de octubre), la segunda combinada por la Obra Social “la Caixa” y el British Museum, examina mediante más de 170 objetos, este espíritu competitivo característico de la sociedad de la antigua Grecia. Muchas de las piezas que se exponen son obras maestras que han sido restauradas para la ocasión y que se presentan por primera vez fuera de Londres. Es el caso de las esculturas y el fragmento del friso procedentes del Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, nunca antes cedidas. Presenta un conjunto de obras que van desde las canicas y los dados que utilizaban los niños de hace 2.200 años, hasta un fragmento del friso del Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Forma parte además de un gran vistazo al pasado que lleva algún tiempo en la agenda de la obra social de esta entidad. La misión es mostrar al público las distintas formas en que hombres y mujeres de diversos lugares y épocas se han enfrentado a las grandes cuestiones universales. La selección que expone desde el 14 de julio pasado, formada por 172 piezas antiguas el museo británico, comprende desde una decena de estatuas de grandes dimensiones hasta pequeñas figuras, desde sellos exquisitamente grabados hasta monedas. Todas unidas por primera vez. Ofrece una oportunidad única de contemplar una colección extraordinaria relacionada con el juego, el deporte y la competición en la antigua Grecia.
‘Niké alada’ (100 a. C. Halicarnaso), ‘Corredores en una ánfora trofeo’ (siglo IV a. C. Atenas), ‘Héroe o atleta’ (copia romana, s. I d. C. Roma)
Los antiguos griegos pensaban que el espíritu competitivo era inherente a la naturaleza humana y que podía transmitir una fuerza positiva, innovadora y dinámica. Frente al individualismo que domina muchos aspectos de la vida actual, en la antigua Grecia la competición representaba la personalidad colectiva y era un elemento de cohesión social. Niké, la diosa de la victoria que conecta el mundo de los mortales con el mundo de los dioses, da la bienvenida a la exposición, que invita a descubrir la idea de competición que dominaba todos los aspectos de la vida de la antigua Grecia: desde la guerra, el deporte y los juegos infantiles hasta la creación artística, pasando por la vida cotidiana y el momento de la muerte.
Los griegos aspiraban a alcanzar la excelencia mediante el equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, por un lado, mediante el deporte y, por el otro, a través de la filosofía, las artes y las ciencias. Héroes, atletas y guerreros ilustraban esta rivalidad. Los griegos eran fanáticos del deporte. Los Juegos Panhelénicos, que se celebraban en Olimpia, Delfos, Istmia y Nemea, atraían a los mejores atletas. Los ganadores eran considerados héroes y podían conseguir grandes premios, ya fueran materiales o bien fama y prestigio.
Los acontecimientos deportivos atraían a grandes multitudes y constituían una de las principales formas de entretenimiento. Los certámenes teatrales y musicales también atraían a miles de espectadores. Escritores como Esquilo, Eurípides, Sófocles o Aristófanes participaron en estos concursos. Otro ámbito en el que se manifestaba el espíritu competitivo era la guerra. Los estados y reinos griegos vivieron en un conflicto casi constante entre sí y con sus vecinos. Las escenas de batallas, tanto reales como imaginarias, son habituales en el arte griego: desde pequeñas gemas, hasta grandes esculturas arquitectónicas y monumentos conmemorativos en honor de soldados caídos.