Ha bastado una pequeña confesión a un periódico británico, The Guardian, para que finalmente uno de los refundadores del cómic en los 80 y 90 haya dejado claro que se va, pero para escribir: seguirá siendo Moore, pero ya sólo en palabras.
Ahí va la frase: “Creo que he hecho suficiente por el cómic […] He hecho todo lo que he podido. Si continuara trabajando, inevitablemente las ideas se verían afectadas y se me empezaría a ver como un viejo recauchutado y creo que tanto vosotros como yo nos merecemos algo mejor”. Y ya está. Terminan casi cuarenta años de trabajo que dieron al mundo ‘V de Vendetta’ o ‘Watchmen’, además de muchos otros trabajos que le convirtieron en uno de los reformadores del cómic. También conocido por su mal carácter, una psicología tortuosa y creativa a la que le gustan los trucos de magia, las frases lapidarias y una posición muy crítica con el mundo del cómic. Como un Pepito Grillo con pinta de Gandalf: su larga barba bíblica y su melena son icónicas.
Antes de él, de Frank Miller y Neil Gaiman, entre otros, el cómic era una industria en declive que ya no podía exprimir más los viejos modelos de explotación editorial, esas interminables sagas a partir de superhéroes que ya estaban más que acartonados. A nadie con un par de dedos de frente se le escapa lo que es evidente: hay un antes y un después de la novela gráfica desarrollada por Will Eisner pero exprimida al máximo por Moore y otros. Éste ya ha dicho que le quedan unas 200 páginas más en reserva, y que después… adiós. Será un cierre y una pérdida para el gremio. Por lo que aportó y por su peso específico.
Moore es parte de ese Olimpo creativo que en los 80 dio un paso al frente y rescató el cómic de la decadencia para, sobre la base de la novela gráfica, y de las series limitadas, reconstruir un arte y convertirlo en una forma literaria de primer orden capaz de ejercer denuncia política, social y alcanzar nuevas cotas de utilidad cultural para Occidente, donde el “noveno arte” siempre había permanecido constreñido al mundo infantil y adolescente. Para nada. Como todo en el mundo cultural, evolucionó hasta convertirse en una forma de arte capaz de contar historias mejores y desde una nueva perspectiva.
En su nómina personal figuran las dos creaciones maestras que cambiaron el rumbo en su tiempo, pero también su larga vinculación con DC Comics, donde reformó a los abuelos llenos de telarañas (‘La broma asesina’ con Batman reconstruido), mitos de serie B como ‘La cosa del pantano’ o incluso Superman, en una de las múltiples vidas resurrectas que se le han dado. Además creó a John Constantine, uno de los personajes más emblemáticos y que más fans de calidad ha ganado, un humano entre dos realidades (la terrenal y la demoníaca o divina) que ha tenido varias vidas en televisión y cine, aunque sin el éxito de su existencia en el cómic.
También, fuera del mundo de los superhéroes clásicos, creó la desasosegante ‘From Hell (Desde el infierno)’, quizás una de sus creaciones más auténticas a partir de una particular visión de Jack el Destripador que luego Johnny Depp encarnaría en el cine. Y también salió de su mente ‘La Liga de los Hombres Extraordinarios’, una recuperación y fusión de los viejos héroes de la literatura fantástica reconstruidos bajo el prisma de Moore y de los famosos crossovers de personajes. Toda una proeza del cómic que también terminó en el cine pero en una adaptación infame que no gustó a nadie y que animó a Moore a marcar muchas distancias con Hollywood, escarmentado por lo que él definió como infantilismo mercantilista. Y no iba desencaminado.
Poco a poco Moore se ha decantado por lo que lleva dentro, la literatura. Su retiro no es un dorado mundo de jubilados, sino una traslación hacia otros mundos que conoce y domina como el de la escritura: “Sé que soy capaz de cualquier cosa que alguien haya hecho en el mundo del cómic […], pero también sé que no necesito probarme nada a mí mismo ni a los demás. Estos otros campos son mucho más excitantes en estos momentos para mí”.
Biografía de Alan Moore
Nacido en noviembre de 1953 en Northampton (Inglaterra), se volcó en la lectura de cómics y libros de ciencia-ficción más que en los estudios; en la parte final de los años 60, época de auge hippie, el joven Alan no se privó de experimentaciones psicotrópicas que conllevaron su expulsión del instituto en el año 1970 por consumir LSD. En 1974 se casó con su novia Phyllis, con la que mantuvo una relación abierta a otros que duraría hasta los años 80, y que en parte le ha marcado al propio Moore. Tiempo después Alan se casó con la dibujante Melinda Gebbie, con quien colaboró profesionalmente en diversas ocasiones.
Inspirado por dibujantes como Jack Kirby o Will Eisner, y literatos como Michael Moorcock o Clive Barker, el autor inglés comenzó su carrera artística a finales de los años 70 colaborando con distintos seudónimos (Curt Vile, Jill de Ray). En los 80 cambiaría todo al empezar a colaborar con Marvel en su delegación británica, lo que le valió ser guionista de Captain Britannia, con dibujos de Alan Davis. Al margen de la Marvel, Moore colaboro en el mismo período en diversas publicaciones del sector, como 2000 AD, donde creó ‘La Balada De Halo Jones’ (dibujada por Ian Gibson), y en Warrior, de Quality Communications, en la que escribió los guiones de ‘The Bojeffries Saga’ (con dibujos de Steve Parkhouse), ‘Miracleman’ (con Garry Leach y Alan Davis, y luego Neil Gaiman), ‘Warpsmith’ (con Garry Leach), y de una de sus grandes creaciones, ‘V de Vendetta’, distopía creada a comienzos de los años 80 con dibujos de David Lloyd.
Fue en esa época también en la que empezó a trabajar también para DC Comics, que le daría pie a otras obras maestras reconstruyendo mitos como Batman, Superman, Spectre o La Cosa del Pantano. ‘Hellblazer’, creado por Moore en 1988 con el protagonismo de John Constantine, y ‘Watchmen’, dibujado por Dave Gibbons y que apareció por primera vez en el año 1986, fueron algunas de sus principales aportaciones a DC y al cómic en general, que ayudaron a reescribir el propio gremio y arte de fusionar dibujo y palabra. Después llegaría su colaboración en ‘Mad Love’ (1988). Ya consagrado, se unión a Eddie Campbell para publicar ‘From Hell (Desde el infierno)’. Ya en los 90 llegarían ‘Lost Girls’ junto a su segunda mujer, Melinda Gebbie, y ‘A small killing’ con Óscar Zárate. También participó con Rob Liefeld para publicar ‘1963’ y ‘WildCats’. En esa misma década, pero ya rozando el nuevo siglo, ideó otra de sus grandes obras, ‘La Liga de los Caballeros Extraordinarios’, junto a Kevin O’Neill en el dibujo, que reconvertía los héroes victorianos en una nueva forma de narrar.
Alan Moore cuando fue incluido en uno de los episodios de Los Simpson