Otro mundo que se viene abajo: el de las salas de cine, con más de un siglo de historia, todo un negocio que hace aguas por todos lados y que en España ya tiene menos de 700 salas para más de 45 millones de personas. 

La correlación es brutal para el viejo sistema de distribución, y todavía el único (porque en España no ha habido cambios): hay 78 cines por cada millón de habitantes, catorce menos que cuando se hizo el censo de estos espacios en 2007 por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). Los datos de esta institución reflejan que hay ya sólo 695 cines, 50 menos que en 2013, con descensos también en número de salas (cada cine puede tener más de una), que actualmente son 3.675.

No hay que confundir cine con sala: un cine puede tener una o más de una sala; sólo hay que pensar en los multicines de los grandes centros comerciales. Así, según el informe, las 2.803 salas/pantallas con proyector digital ya suponen tres cuartas partes del total, gracias al fuerte incremento de 655 pantallas y 20 puntos en un año. Atendiendo al número de locales, 437 (un 62,9%, casi dos tercios de ese total de 695 cines que señalamos arriba) ya poseen, al menos, una sala digital. España cuenta además con 906 salas con capacidad para proyectar en 3D, representando el 24,7% del total. Las comunidades con mayor número de salas son Cataluña (con 724), Andalucía (con 631) y Madrid (con 489), más de la mitad del total.

Respecto a cómo son las salas, cada vez son más habituales salas pequeñas que a grandes espacios que siempre se quedan vacíos. Así, la media en 2014 está en salas con una media de 225 butacas, donde cada cine tiene una media de 5 salas de exhibición por local. Los cines antiguos de una sola sala o han desaparecido o se han cuarteado para poder tener más de una sala.

El salto es tremendo si se compara con el momento previo a la eclosión de internet en España, allá por los años 1996 a 1999. Entonces había más de 300 butacas por sala, y muchos cines tenían dos o tres salas como mucho. La razón estaba en que la piratería no era tan evidente entonces, y los cines reaccionaron compensando así: más salas suponen más películas, más oferta y por lo tanto más opciones. Y los cines de verano también se han hundido: apenas 1,2 salas por local.