Será el debut oficial en España de Bruce Cooner, uno de los artistas contemporáneos norteamericanos más relevantes del siglo XX, de la mano del Museo Reina Sofía, que montará una gran retrospectiva de febrero a mayo de este cirujano artístico del mundo de posguerra en EEUU.
Imagen de portada: Fotograma de ‘Crossroads’ (1976)
El Museo Reina Sofía presenta por primera vez en España una exposición con una selección de la obra de Bruce Cooner (Kansas, 1933 – 2008, San Francisco), destacado artista de la segunda mitad del siglo XX que basó su carrera en recrear y organizar las preocupaciones de la Pax Americana de la segunda mitad de la centuria, de la sociedad de su país y la relación que tuvo consigo mismas, sus obsesiones y el resto del mundo. Lo hizo además desde la pintura, el dibujo, el grabado, la escultura, la performance o el cine, donde también dio rienda suelta a su expresión artística.
La muestra aglutina más de 250 obras que abarcan los cincuenta años de carrera profesional de Cooner, que se centró principalmente en la nueva civilización de posguerra, la eclosión de muchas de las dinámicas de masas de la primera y sangrienta mitad del siglo (sociedad de masas, industria mecanizada, expansión de la propaganda y los medios de comunicación, el consumo como pegamento social, el materialismo sin freno…), pero también las nuevas amenazas, como la posibilidad de la extinción humana a través de la guerra nuclear. En su arte el tenebrismo, incluso la fealdad, llego a ser uno de sus rasgos más característicos.
Cooner fue de los primeros en mezclar formatos y soportes, estilos. Una de las señas de identidad de arte del siglo XXI, el eclecticismo y la fusión, ya era una costumbre de trabajo de Cooner, capaz de saltar entre técnicas o de la pintura al cine sin demasiados problemas. También fue pionero en crear arte a partir de material de desecho, la basura que podía hallar y que montaba en forma de instalaciones que hoy, curiosamente, son parte del trabajo diario de miles de artistas. Ejemplos: ‘Child’ (1959) y ‘Looking glass’ (1964) son buenos ejemplos.
Bruce Cooner
Fue también el primero en otros campos, como el cine de vanguardia, donde la cámara dejaba de ser un elemento de las productoras e industrias y pasaba a ser herramienta del arte. Quizás Cooner lo que hizo fue recoger el testigo que habían iniciado Buñuel y compañía en los años 20 y 30, cuando las Vanguardias experimentaron incesantemente con la fotografía y el cine en sus inicios. Cooner seleccionaba metraje de otros, rodaba un tema central y luego añadía secuencias alternativas en 16 milímetros, como un gran collage audiovisual. En este campo audiovisual hay que destacar también ‘A movie’ (1958), ‘Report’ (1963-1967) y ‘Crossroads’ (1976), bases del cine experimental norteamericano.
Fue además el iniciador de las piezas de fusión cine-música en los años 60, con ejemplos como ‘Cosmic Ray’ (1961) y ‘Breakaway’ (1966), que hoy son vistos como las primeras pruebas de lo que hoy es el videoclip. En todas las piezas audiovisuales que creó, igual que en la escultura y las instalaciones, Cooner proponía una visión descarnada y política, crítica, de la realidad de posguerra norteamericana, desde la banalización de la violencia y la figura de la mujer a esa espada de Damocles que siempre estuvo presente en su país, la guerra nuclear que prometía la extinción casi instantánea a la prosperidad nacional.
‘Couch’ (Bruce Cooner)
‘The Artist’ (Bruce Cooner)