Como todo gran género creativo, la ciencia-ficción ejerce muchas veces más de lienzo sobre el que pintar con palabras, sonidos e imágenes que de eje central. Lo puedes usar como vehículo para otros formatos o géneros, desde el terror a la comedia pasando por el thriller, la crítica política, la distopía o la utopía. ‘Captive State’ (‘Nación cautiva’ en la traducción no exacta al español), que se estrena el próximo abril, es un buen ejemplo de todo lo anterior.
‘Captive State’ (estreno el 18 de abril) es sencilla en punto de partida: cómo el primer contacto con alienígenas derivaría en una situación similar a la Francia ocupada por los nazis en lugar de la pirotecnia hollywoodiense ya habitual. Lo hace con un salto de diez años desde la llegada al nuevo régimen impuesto, algo parecido a lo que se pudo ver en ‘The Strain’ de Guillermo del Toro, pero con otros argumentos. Un buen ejemplo de ciencia-ficción distópica en la línea de uno de los nichos más explotados en los últimos años: una invasión externa del planeta. Se supone que se podrá estrenar en España en algún momento del año que viene, dirigida por Rupert con un guión que co-escribió con su esposa Erica Beeney. En el reparto aparecen John Goodman, Vera Farmiga, Ashton Sanders, Jonathan Majors y Madeline Brewer.
Volvamos a la sinopsis: ambientado en un barrio de Chicago casi una década después de la ocupación de una fuerza extraterrestre, ‘Captive State’ explora las vidas en ambos lados del conflicto: los colaboradores y los disidentes. Los primeros han contribuido a crear un estado controlador con un estilo orwelliano suavizado donde la fe en la nueva era juega un papel fundamental para mantener a raya a los humanos, se han recortado libertades civiles en nombre de un futuro despejado que nunca termina de llegar. Los segundos juegan sus bazas desde dentro del propio sistema, como una Quinta Columna al estilo de la resistencia en la Francia ocupada. En medio de este caos, un joven llamado Gabriel recibe la propuesta de Mulligan, una de las figuras más influyentes en el bando rebelde, para combatir junto a él. Este chico hará todo lo posible para tratar de derrotar a sus oponentes y vengar la muerte de su padre.
El filme es un acercamiento muy diferente al habitual en Hollywood, donde domina la pirotecnia y el patriotismo expansivo (de EEUU al resto de la Humanidad) con la saga ‘Independence Day’ como máximo exponente. Quizás ‘La Guerra de los Mundos’ sea la más antigua, la iniciática, donde siempre hay un recurso final donde los pobres humanos pueden resistirse a una invasión de una entidad superior a casi todos los niveles. Este tipo de aproximaciones, mucho más sutiles, con
una lectura política muy clara a favor de la libertad, y donde nada es mágico, fácil o tiene final feliz. Si seguimos el mismo paralelismo de aquella Francia de Vichy de los años 40, todo tiene muchas lecturas, porque tanto los colaboradores como los disidentes tienen buenas razones, desde creer en un salto de lo humano hacia algo mejor a la protección de sus familias. Aquí la ciencia-ficción es también un escenario perfecto para otro tipo de narración donde importa tanto el trasfondo social y político como las claves del género.