Miranda es uno de los satélites de Urano, un pequeño mundo helado que se diferencia por presentar regiones geométricas poligonales difíciles de explicar llamadas “coronas”.
Cuando el Voyager 2 pasó por Miranda hace años, fotografió el hemisferio sur y encontró algo insólito: regiones poligonales casi perfectas que se elevan sobre la superficie formando “coronas” geográficas. Al menos se han identificado y nombrado tres: Inverness (con forma trapezoidal y una V en su centro), Arden (la más grande, con crestas y valles que se elevan hasta 2.000 metros) y Elsinore (con un “cinturón” que la rodea de unos 80 km de ancho y unos cien metros de altura). Cada una tiene cientos de km de diámetro, hasta 200, y son uno de los muchos misterios de la geología planetaria en el Sistema Solar.
Hasta que llegaron dos investigadores de la Geological Society of America, Noah Hammond y Amy Barr, que han dado una posible explicación a esas elevaciones y formaciones tan peculiares. En realidad se trata de un efecto de la “convección en el manto de hielo de Miranda”. Es decir: la convección provocó que “hielo caliente” de capas subterráneas emergiera hacia la superficie, lo que provocó una “extensión de superficie concéntrica debajo justo de donde se elevan las coronas”. Es decir, que la presión y las diferencias entre el “hielo caliente” subterráneo y la fuerza de expansión hacia arriba provocó que la superficie se alterara y rompiera formando dibujos tan característicos.
En realidad es el mismo sistema de movimiento de placas tectónicas que existe en la Tierra (energía subterránea que emerge y fractura y mueve la superficie) pero aplicada a un mundo congelado, muy lejos del Sol, e influenciado por la gravedad del planeta principal, Urano. La convección deforma la superficie de igual manera, pero aquí no es roca sino hielo de espesor descomunal el que se comporta como superficie. Según Hammond y Barr, “la energía interna que alimenta la convección probablemente vino del calentamiento por marea, provocado a su vez por el acercamiento y alejamiento de Miranda alrededor de Urano”.
La gravedad afecta notablemente a estos satélites que orbitan los gigantes gaseosos del cinturón externo del Sistema Solar. Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano generan fuerzas gravitacionales y tensiones sobre esas decenas de mundos atrapados en órbitas excéntricas alrededor de ellos. En algunos provocan actividad volcánica perpetua, en otros deforman y “ahuevan” esos satélites, en ocasiones provocan la expulsión de parte del contenido interno del mismo (en forma de géiseres de agua) y en casi todos los casos, mueven, quiebran y alteran la superficie. Miranda es un caso más.
Urano habría provocado un movimiento de marea en ida y venida sobre la superficie que acabó por generar un intenso calor por presión en el hielo. Las diferencias de temperatura y la presión continua del gran planeta generó las rupturas de superficie. Según Hammond y Barr, esta es la explicación más plausible a la ubicación de las coronas, que no son aleatorias, ya que están justo donde la marea habría provocado mayor impacto.
Imagen real de Miranda y la situación de las “coronas”, muy visibles en esta fotografía