La cultura japonesa, en su proceso de asimilación de Occidente durante la posguerra, supo conservar su esencia y desechar muchos otros aspectos. Pero lo que es seguro es que siempre lo hace a su manera. ‘Dungeon Meshi’ es un buen ejemplo: cómo mezclar la fantasía épica medieval europea con los concursos de cocineros y la nueva obsesión por los fogones.
Para un occidental medio nacido entre los 70 y 80, o después, sabe perfectamente qué son ‘World of Warcraft’, ‘Dragones y Mazmorras’ (a su vez basada en el juego de rol ‘Dungeons & Dragons’) o las larguísimas adaptaciones de la obra de Tolkien por Peter Jackson. Y seguro que también ha visto ‘Masterchef’, ‘Top Chef’ o cualquier otro concurso de cocineros en televisión, cabalgando sobre esa nueva pasión por los fogones que dispara las audiencias. Bien, ahora júntenlo todo en un manga japonés con todos los clichés posibles de la cultura del cómic nipona y tendrán ‘Dungeon Meshi’ (‘Tragones y mazmorras’ en España), creado por Ryoko Kui, capaz de meter su obra entre los títulos más vendidos.
Pero es que no es sólo eso, es la forma de contarlo: aventureros de la épica medieval que además son cocineros que en lugar de alimentos normales cocinan plantas carnívoras, alimañas mitológicas, o incluso armaduras encantadas que usan para sobrevivir a las pruebas que deben superar. No son personajes heroicos al viejo estilo occidental, con inicio, trama y superación, sino que sólo tienen un objetivo: cocinar bestias de tal manera que los comensales se puedan chupar los dedos; por poner un ejemplo, “tempura de orco”. Este artificio de cómic, absurdo para un occidental, es en realidad un rompedor de ventas en Japón que llegó a España semanas atrás con Milky Way Ediciones.
Y tiene todo el mérito imaginable: el mercado del cómic japonés es uno de los más salvajes y competitivos del mundo, en cualquier sector, con cientos de nuevos títulos cada mes y miles de sagas abiertas que pasan al anime, el cine y la televisión con cierta facilidad. Es muy complicado ser un novato desconocido y superar a series tan legendarias como ‘Ataque a los titanes’ o ‘Naruto’, eso sin contar con la inacabable lista de cómics especializados por nichos (adolescentes, niños, adultos, madres, etc, etc) que hacen de Japón un consumidor compulsivo de cómic.
Una de las razones quizás sea la obsesión japonesa con la comida: aunque no lo parezca, la gastronomía es una constante cultural en Japón, a todos los niveles, especialmente en su variante local, pero también con la cocina europea o de otros países. Hay novelas, ensayos e incluso series enteras de cómic dedicadas a la cocina, como la legendaria ‘El gourmet solitario’ de Jiro Taniguchi, o la menos sesuda ‘Food Wars’. La línea argumental de ‘Dungeon Meshi’ incluye escenas épicas paradas en seco para que los personajes cocinen e incluso detallen cómo hacer el plato en concreto con un murciélago gigante. Y se lo toman muy en serio. No es un recurso cómico directo, pero sí indirecto: para un lector occidental será chocante encontrarse una estructura narrativa que conoce perfectamente (la ha visto hasta la saciedad) incrustada en una competición gastronómica que es una vuelta de tuerca que gustará o aborrecerá, pero que no se le podrá reprochar falta de originalidad.