La cultura japonesa, en su proceso de asimilación de Occidente durante la posguerra, supo conservar su esencia y desechar muchos otros aspectos. Pero lo que es seguro es que siempre lo hace a su manera. ‘Dungeon Meshi’ es un buen ejemplo: cómo mezclar la fantasía épica medieval europea con los concursos de cocineros y la nueva obsesión por los fogones.