Como una alquimista de la vida cotidiana, la artista transforma los objetos cotidianos y clichés de la sociedad de consumo en obras de arte abiertas, con una fuerte carga de significado. El Museo Guggenheim Bilbao presenta la exposición ‘Joana Vasconcelos. Soy tu espejo’ (hasta el 11 de noviembre), una selección de treinta obras realizadas entre 1997 y la actualidad por la artista portuguesa más internacional, incluyendo una instalación concebida específicamente para el Atrio del Museo y otras obras de nueva creación.
La exposición en el Museo Guggenheim de Bilbao incluye obras inéditas como ‘I’ll Be Your Mirror’, una enorme máscara veneciana compuesta por espejos enmarcados en bronce, o ‘Solitario (Solitário)’, un gigantesco anillo de compromiso fabricado con llantas de automóviles de lujo y vasos de whisky, en una obra que conjuga dos de los símbolos más estereotipados del deseo femenino y masculino. La obra ‘Egeria’, que se expande por el Atrio del Museo como si de una planta de diferentes telas, texturas y colores se tratara, constituye una metáfora de la ocupación de los museos por parte de las mujeres.
Vasconcelos es conocida por su particular universo artístico, con una visión directa y humorística del mundo, cuya obra explica sin esfuerzo aparente muchas de las contradicciones de nuestra sociedad. Algunos de sus trabajos son de una extraordinaria complejidad: se mueven, emiten sonidos o se iluminan, complicaciones que la artista resuelve en su estudio lisboeta de 3400 m2 con la asistencia de un equipo de más de cincuenta colaboradores permanentes. En la confección de sus obras, Vasconcelos utiliza una amplia variedad de materiales procedentes de la vida cotidiana como electrodomésticos, azulejos, telas, cerámica popular, botellas, medicinas, urinarios, duchas, utensilios de cocina, teléfonos, coches y cubiertos de plástico.
Con ellos la artista construye imágenes chocantes, festivas y directas que remiten a asuntos sociopolíticos propios de las sociedades consumistas, postcoloniales y globalizadas, abordando temas que van desde la inmigración a la violencia de género. El sentido del humor siempre está presente y las piezas sugieren significados abiertos y no dogmáticos, lo que las acerca a las propuestas de estética relacional surgidas a finales de la década de 1990, que requieren la participación del espectador en el momento de verlas e interpretarlas.
Rico en referencias externas, desde Louise Bourgeois a la cultura popular, de la orfebrería a la moda, de la artesanía a la ingeniería de última generación, el trabajo de Vasconcelos habla de la identidad en todas sus dimensiones, entre otros temas clave, y expresa la reflexión de la artista sobre su posición como mujer y artista portuguesa y europea. La relación que establecen sus piezas con la arquitectura en la que se exponen, la reflexión metalingüística sobre la naturaleza de la obra de arte o los elementos puramente poéticos son, asimismo, aspectos fundamentales en su obra.
Joana Vasconcelos