El inventor de la línea clara fue Hergé, pero el que le dio nombre y base a este particular estilo europeo con influencia en todo el mundo (especialmente en el diseño) fue Josst Swarte, del que Ediciones La Cúpula recupera ‘Casi completo’ (152 páginas, 20 euros).

Swarte siguió los pasos de Hergé, pero con el espejo inverso: donde el ciudadano más famoso de Bruselas ponía inocencia infantil, aventuras, valores algo conservadores y mucha imaginación, Swarte ponía la subversión con grandes dosis de erotismo. Una sátira continua de gran precisión y belleza visual con un ligero toque naïf tan propio de la línea clara que no pierde comba.

El tomo de La Cúpula recopila prácticamente todas sus historietas alternativas desde 1972 hasta la actualidad, incluyendo sus publicaciones en la revista ‘RAW’, que le hicieron famoso en EEUU. De estas páginas surgieron personajes como Anton Makassar o Jopo de Pojo. Ha sido, quizás, el Hergé underground, por seguir con la manía de las etiquetas.