El Imperio Romano tuvo tres aciertos clave que le permitieron existir durante mil años, e incluso sobrevivir parcialmente en el Imperio Bizantino otros mil más: las leyes de aplicación universal, la creación del primer sistema mercantil global que englobó a casi una tercera parte de la Humanidad en la Antigüedad, y las calzadas, que permitieron que las dos primeras existieran de forma práctica y no sólo sobre el papel. Y todavía hoy son parte de la calve de la prosperidad en Europa.

Evidentemente no hay imperio sin ejércitos, y las legiones romanas fueron la base fáctica que permitió que leyes y comercio tuvieran aplicación, pero sin las calzadas no se hubiera logrado nada. Curiosamente han sido dos instituciones nórdicas (fuera del radar romano), las Universidades de Copenhague (Dinamarca) y Gotemburgo (Suecia) las que han demostrado estadísticamente que todavía hoy esa red es usada masivamente en el transporte y en la dinámica comercial. Utilizaron como fuente el registro de las carreteras romanas del Atlas Digital de Civilizaciones Romana y Medievales (DARMC), un mapa interactivo que permite ver dónde construyeron los romanos sus calzadas por toda Europa.

Sea casualidad o no, herencia de siglos de utilizar las mismas rutas que ya se usaban en la Antigüedad o causa real, lo cierto es que Europa ha crecido más allí donde se las estructuras comerciales y el transporte se amoldan como un guante a la red romana. Combinaron esos mapas con la densidad de población y la intensidad de las luces en la noche a lo largo de casi 80.000 kilómetros de rutas romanas para saber si realmente los europeos siguen estructurándose como lo organizó Roma, desde Escocia hasta Mesopotamia, de los bosques de Germania al desierto del Sáhara. Su intención era acoplar económicamente a las nuevas provincias a la metrópoli y las provincias fundacionales en Italia y Grecia. Los romanos no querían ser ocupantes temporales: si llegaban ansiaban quedarse para siempre.

Imagen de Dalgaard ET Al : Econ.Ku.Dk

Desarrollaron una estrategia de comunicaciones pensada para llegar pronto, moverse deprisa y facilitar la romanización a través del comercio, que arrastraba consigo colonos, negocios, cultura, leyes… todo lo que era Roma. Las crearon además no como senderos primitivos, sinuosos y bordeando accidentes naturales: cuanto más rectas y uniformes, mejor, y si tenían que construir puentes no había problema. Al hacerlo así acortaban distancias y sobre todo las calzadas se pensaron para el transporte en carros: todavía hoy muchas autopistas modernas imitan los peraltes y ángulos de construcción de las calzadas para salvar desniveles.

La recuperación económica en Europa surgió del dinamismo y de una reactivación comercial que, según los investigadores, siguió los mismos cursos donde había calzadas. Al menos allí donde se construyeron. Las zonas donde los romanos idearon su sistema de poblamiento continúan siendo las más importantes, lo cual llevaría a la conclusión de que su estrategia de conquista de posguerra funcionó a la perfección, incluso 1.500 años después de desaparecer. Es decir, que todavía hoy las rutas económicas del continente se basan en el mapa romano.

No obstante la misma investigación ha determinado que en realidad sólo ha funcionado en Europa: Roma también construyó calzadas en Oriente Medio (especialmente en las actuales Siria, Líbano e Israel en conexión con Asia Menor), así como en Egipto (que fue una parte fundamental de su economía, igual que las actuales Túnez y Libia), pero allí apenas han sobrevivido, engullidas por nuevas redes comerciales y sistemas de transporte en caravanas que no necesitaban calzadas.