Neil Gaiman es uno de los grandes creadores de cómic de las últimas décadas, a la altura de Alan Moore o de muchos otros. No sólo es el padre de ‘Sandman’ o de muchos otros mundos, también de una obra que por problema legales era maldita. Hasta ahora.

Por ser casi proscrito fue incluso una leyenda. ‘Miracleman’ era una creación de Neil Gaiman de mucho tiempo atrás, de principios de los años 80, cuando el cómic se reinventaba de nuevo para salir del marasmo anterior. Lo mejor de todo: dibujaba Gainman, pero el guionista era nada menos que Alan Moore, mucho antes de que hiciera ‘V de Vendetta’ y ‘Watchmen’, antes de que Gaiman creara el universo de ‘Sandman’. Y ya está entre nosotros gracias a que terminó la batalla legal por los derechos de la obra. Después de publicarse se convirtió en un muerto viviente: no hubo reediciones, ni integrales. Nada.

Finalmente en 2013 Marvel, dispuesta a lo que sea por explotar sus recursos, puso de acuerdo a todos los autores y dueños de derechos de autor para poder sacarlo a la venta de nuevo y hacer más números. Pero hay un par de detalles muy de este mundo del cómic: Moore no quiere aparecer como tal, así que firma como “El Guionista Original” (The Original Writer) que aparece en los párrafos anteriores. Y ahora Gaiman y el dibujante Mark Buckingham retomarán la serie justo donde la dejaron.

Concretamente hubo tres entregas reunidas más la nueva que se acaba de publicar: ‘Miracleman 1: El sueño de volar’, por  Alan Moore (como The Original Writer), Mick Anglo, Don Lawrence, Garry Leach, Alan Davis y Steve Dillon; ‘Miracleman 2: El síndrome del rey rojo’, por el guionista original, Cat Yronwode, Alan Davis, John Ridgway, Chuck Austen y Rick Veitch; ‘Miracleman 3: Olimpo’, por el Guionista Original, John Totleben, Grant Morrison, Joe Quesada, Peter Milligan y Mike Allred; y la nueva obra, ‘Miracleman de Neil Gaiman y Mark Buckingham 1: La edad de oro’, que llegó a las librerías españolas hace unas semanas gracias a Panini, que tiene los derechos de edición en España.

Con lo nuevo llega lo viejo, porque por fin se han reeditado los primeros tres volúmenes, y de paso culminar la historia del superhombre de corte nietzschiano creado por Alan Moore (de hecho los originales arrancaban con una frase del filósofo alemán). ‘Miracleman’ se basa en Michael Moran, un periodista de más de 40 años con un matrimonio fracasado y una vida lastimera que cuando grita “Kimota” se convierte en un justiciero al estilo del Superman de los años 40, con unas mallas fuera de moda y los poderes de un dios pagano. Casi se asemeja a una sátira del Superman de DC.

Está basado en un personaje anterior de los años 50 pero que Gaiman y Moore cambiaron por completo para transformarlo en un símbolo revisado del Superhombre derivado de la filosofía del pensador alemán, una excentricidad de gran calado metafísico en el mundo occidental. El resultado fueron volúmenes que se convirtieron en objeto de culto porque no se reeditaban, así que era casi de coleccionista. Moore era entonces, en los 80, un autor en plena expansión, con ideas y mucha energía. Fue antes de que se volviera el misántropo cabreado que es hoy. Creó un retrato muy íntimo alejado de lo habitual sobre lo que supondría ser un héroe. Por cierto, hoy Moore reniega de todos ellos y los considera productos de una cultura infantilizada.

El resultado fue un héroe que no lo parecía, que se enfrentaba a un mundo que o bien trataba de destruirle o de idolatrarle deshumanizándolo. A España llegaría en los 90 y de forma incompleta ya que la editorial que lo publicaba quebró en EEUU. Gaiman había recogido parte de la historia de Moore para completarla, pero no pudo. No le dejaron. Y la propiedad estaba tan repartida entre autores, acreedores y demás interesados que fue como ponerle el cascabel comercial al gato. Y lo que quería hacer Gaiman era tan revolucionario o mas que la obra de Moore: un mosaico de historias cortas que recreaba un gran nuevo panteón original y surrealista que incluía continuos guiños posmodernos alejados de la tradición del cómic americano tradicional.

Asqueado, Gaiman lo dejó pasar un tiempo antes de aliarse con Marvel para poder rescatar del olvido a Miracleman: llegaron incluso a crear una compañía ex profeso para rescatar los derechos de producción y reedición. Todo se fue al traste cuando la editorial quebró y otro autor célebre, Todd McFarlane (creador de Spawn) compró los restos de la editorial. Gaiman y él lucharon a brazo partido incluso con golpes bajos (Gaiman era dueño de tres personajes de la serie Spawn y maniobró para torpedear a McFarlane). Finalmente Gaiman logró vencer en los tribunales y cerró el largo culebrón. Eso sí, con McFarlane y otros rumiando cuentas. Aunque fue para bien de los lectores. El cómic proscrito y legendario ha vuelto.