El Museo Guggenheim de Bilbao expone desde el 10 de marzo (hasta el 25 de junio) una retrospectiva sobre el escultor Pello Irazu, renovador artístico en el País Vasco durante los años 80 y en la actualidad.

Pello Irazu es un artista clave en el panorama artístico contemporáneo, una figura destacada en la renovación de la escultura vasca y, fundamentalmente, un creador que desde los años ochenta ha desarrollado una obra coherente, que se extiende a lo largo de tres décadas. Alternando la escultura con la fotografía, el dibujo y la pintura mural, el trabajo de Irazu aborda los problemas que surgen en las relaciones que se establecen entre nuestros cuerpos, los objetos, las imágenes y los espacios.

Compuesta por más de un centenar de obras, la muestra se articula mediante un dispositivo conceptual y físico diseñado por el artista, que recoge algunos de los hitos y piezas más significativas de su carrera. La intención es crear un tipo de mirada simultánea en donde pasado y futuro acaban reencontrándose, reactualizándose, en un presente continuo. Los muros de la galería 105 del Museo contribuyen a crear una obra envolvente que hace partícipe de la misma al espectador y le invita a reflexionar en torno al lenguaje escultórico.

Pello Irazu es una figura clave en el panorama artístico contemporáneo que ha desarrollado una obra coherente desde los años ochenta, alternando la escultura en su espectro más amplio (desde propuestas tridimensionales de pequeño tamaño hasta instalaciones colosales, pasando por híbridos objetuales) con fotografías, dibujos y pinturas murales. Independientemente de la disciplina empleada, su trabajo aborda de una manera exhaustiva los problemas que se suscitan en las múltiples relaciones entre nuestros cuerpos, los objetos, las imágenes y los espacios. La obra de este artista aborda todo el rango posible de formatos y técnicas, que van desde el apunte diminuto hasta el gran formato, empleando desde el lápiz y la acuarela hasta el papel pintado, la cinta adhesiva o impresiones de todo tipo.

La exposición también permite al visitante descubrir diferentes formas de expresión plástica, como la figurativa, la geométrica, la documental o la gestual. Esta retrospectiva se estructura a partir de un gran pasillo que ocupa diagonalmente la zona central de la sala; en torno a dicho pasillo, de manera circular, se organizan diferentes áreas que albergan diferentes obras. El recorrido por la muestra se plantea como una experiencia espacial compleja en la que el visitante podrá escoger en todo momento entre diferentes itinerarios, más o menos lineales. El espacio-pasillo central contiene un desarrollo cronológico de los trabajos sobre papel más significativos de Irazu, así como una pintura mural realizada para la ocasión que ilustra la evolución de sus dibujos, collages y pinturas, mientras que las áreas periféricas albergan sus trabajos escultóricos y fotográficos.

‘Noli me tangere III’ (2012). Grafito, papel, cinta adhesiva y pintura sobre papel. 152 x 165 cm. Colección del artista.