Física, Medicina y Química, las tres ramas científicas que premia la organización de los Nobel. El primero para Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi por su trabajo teórico sobre los sistemas complejos en la realidad física. En medicina, para David Julius y Ardem Patapoutian por “los receptores de la temperatura y el tacto”, que nos hacen sentir el mundo. Y en química para Benjamin List y David McMillan por la herramienta para fabricar moléculas.

Tres premiados en Física cuyo trabajo conjunto, escalonado, ha permitido establecer los modelos matemáticos para comprender el cambio climático y la responsabilidad de los humanos en este proceso global. El trabajo de Manabe, Hasselmann y Parisi estudiaron los fenómenos aparentemente aleatorios de la realidad física, como puede ser el clima, que en realidad siguen patrones muy concretos sometidos a las leyes de la Física. Su labor fue crear los modelos matemáticos que permiten identificar esos procesos, desde el vuelo de una bandada de pájaros a las variaciones atmosféricas que explican el proceso del cambio climático. Mientras que los dos primeros sentaron las bases para entender la interacción entre la acción industrial humana y el clima (en especial en lo que se refiere a los cambios atmosféricos), Parisi ha trabajado en la teoría de los materiales desordenados y los procesos aleatorios.

El gran avance premiado es tanto el trabajo teórico como la posibilidad que abre al haber sido capaces de encontrar un orden integrador en el estudio de los sistemas complejos, conformados por elementos diferentes que suponen algo más que la unión de sus componentes. El azar es parte de esos sistemas, pero no el ciego azar, sino el resultado de combinaciones a partir de pequeñas desviaciones en los valores iniciales, que finalmente derivan en grandes diferencias en escenarios posteriores o el resultado final. El trabajo de los tres no habría sido posible sin el uso de la computación de altas prestaciones, que se beneficiarán a su vez del trabajo de estos tres premiados ya que mejoraran sus métodos.

En Medicina los premiados han hecho algo más que desvelar los secretos del tacto, el más primitivo y primordial de los sentidos humanos y que mejor nos relacionan con el mundo. Por algo los recién nacidos conectan con el mundo primero por la piel y el tacto. Los hallazgos de Julius y Patapoutian permiten entender cómo el calor, el frío y la presión generan impulsos nerviosos que nos permiten percibir el mundo físico, interactuar con él y por lo tanto adaptarnos. Julius identificó el sensor que responde al calor y las variaciones térmicas en las terminaciones nerviosas, lo hizo usando como desencadenante químico la capsaicina, un compuesto que está presente en los pimientos picantes.

Y Patapoutian descubrió los sensores celulares en la piel humana, y de nuestros órganos internos, que responden a la presión, a los que denominó Piezo1 y Piezo2. Entre sus funciones figuran regular el tacto en la piel y en determinados órganos, la respiración, la presión arterial y el control de la orina en la vejiga. Más específicamente, el Piezo2 se encarga de dotar de sentido de posición de las partes del cuerpo, la propiocepción, que permite al cuerpo humano saber cómo y dónde está respecto al entorno físico en combinación con otros sistemas.

A partir de aquí los avances también se pueden aplicar a los tratamientos del dolor y de muchas enfermedades. Dieron lugar a la búsqueda de otros receptores involucrados en la percepción del frío y el dolor asociado a ambos extremos. Permite a los investigadores entender que después de un episodio de dolor intenso estos receptores mantienen su emisión de señales de dolor, por lo que toda la zona anatómica queda muy sensibilizada. Lo hacen porque las moléculas que generan inflamación siguen funcionando. Esto supone un paso de gigante, ya que al comprender los dolores crónicos y la razón de su generación también se mejorarán los fármacos.

En el caso de la Química, el premio se otorgó por el “descubrimiento y desarrollo de la organocatálisis asimétrica”. Esto ha permitido la producción de este tipo de moléculas asimétricas, sustancias químicas que existen en dos versiones como si fueran un espejo, una es imagen inversa de la otra. En química uno de los objetivos clave es dar con esas asimetrías, pero gracias al trabajo de ambos premiados se pueden construir esas moléculas a una velocidad aún mayor: se abre la posibilidad de todo tipo de uso en productos farmacéuticas e incluso ir más allá. Como capturar la luz en celdas solares o crear moléculas orgánicas de forma más eficiente, incluso reducir la huella de residuos del trabajo químico.