Apple presentó ayer el nuevo iPhone 5. Después del gran barullo mediático, al día siguiente, se puede empezar a reflexionar y observar qué es el nuevo hijo predilecto de la manzana mordida: mucho mejor, pero con algo de decepción.

El gran problema de Apple con el iPhone es que ha tenido tanto éxito que ya es difícil que pueda sorprender a nadie. Hay grandes avances, sobre todo para el usuario, tanto en el campo tecnológico con el nuevo chip Apple 6 (A6), como en el desarrollo de aplicaciones que permitirán gestionar fotos como si fuera una red social, así como el pago de todo tipo de productos de servicios a través del móvil. 

El dispositivo contará con la nueva versión del sistema operativo móvil iOS 6, cuya principal novedad es la aplicación de mapas y navegación -después de que Apple se desligara de Google en este terreno-, con 100 millones de puntos de interés y vistas tanto reales como tridimensionales.

El iPhone 5 incluye una pantalla retina de cuatro pulgadas y conexión a internet de alta velocidad LTE; es además un 18 % más fino y un 20 % menos pesado que su predecesor. Con 7,6 milímetros de grosor y 112 gramos de peso, el teléfono incorpora un nuevo chip, el A6, que le permite responder más rápido y doblar su rendimiento gráfico. En total serán 200 nuevas funcionalidad.

Según Apple, la duración de la batería también se ha incrementado, pero no ha especificado cuánto y en qué baremo de consumo. El mayor número de pulgadas se traduce en una mayor altura del dispositivo, pero su anchura no ha variado: las dimensiones de la pantalla retina son 1.136 por 640 píxeles y su saturación del color se ha incrementado en un 44 %. Con la nueva medida el iPhone 5 tendrá 5 filas de aplicaciones, en lugar de cuatro.

 

Una de las grandes novedades del iPhone 5 es la tecnología de conexión a altas velocidades LTE -hasta 100 megas por segundo-, una mejora que no podrán disfrutar todos los usuarios del teléfono, ya que estas redes están implantadas en muy pocos territorios. En España no, por ejemplo. Pese al cambio, el responsable de marketing de Apple, Phil Schiller, aseguró durante la presentación en la sede californiana de Apple que las aplicaciones desarrolladas para anteriores modelos de iPhone seguirán funcionando sin necesidad de adaptación.

Otro de sus cambios con respecto al iPhone 4S es un conector un 80 % más pequeño, que pasa de 30 a 8 pines y se llama Lightning -para hacerlo compatible con amplificadores de música y otros accesorios de iPhone existentes los usuarios necesitarán un adaptador-. La cámara trasera es un 25 por ciento más pequeña, dispara un 40 % más rápido que la del iPhone 4S y lleva incorporado un cristal de zafiro para proteger las lentes y ofrecer mayor nitidez.

Precios y salida al mercado

En España aparecerá oficialmente el día 28 de septiembre, 9 días más tarde que en EEUU, y el baremo de precios (siempre asociándose a las operadoras de telecos de cada país, claro) va desde los 199 dólares para el modelo de 16 GB a los 399 dólares del de 64 GB, con un intermedio de 299 dólares para el de 32 GB. La traslación real ya la veremos, siempre con el fantasma de ver cómo las operadoras gestionan su venta en España.