No hay hallazgo fósil en paleontología que no dé como resultado una revisión de lo que se daba por sentado.
El nuevo fósil que obligará a repensar lo que creíamos saber es el Dormaalocyon latouri, un pequeño mamífero carnívoro que ya era conocido pero que ha permitido, con los nuevos fósiles descubiertos en la muy industrializada Bélgica, conocer mejor el origen y desarrollo primigenio de los mamíferos tras la caída de los dinosaurios. Es un eslabón perdido, un nexo de unión que conecta por igual con gatos, comadrejas, osos, leones o incluso focas. Todas estas ramas, ya muy separadas entre sí, tuvieron su origen en una especie común primitiva que habitaron la Tierra hace 55 millones de años en el Eoceno.
El Journal of Vertebrate Paleontology publicó hace poco el hallazgo y ha permitido construir nuevas ideas sobre el origen común de las principales variables de los mamíferos. Estos nuevos fósiles permitirán saber más de él y de su estructura, vital para comprender dónde se dio el salto y la diversidad de especies posteriores. Del Dormaalocyon latouri hay sobre todo piezas dentales, bien conservadas.
El Dormaalocyon latouri apenas pesaba un kilo y era arborícola para evitar a otros grandes depredadores que habitaban en el suelo. Su cuerpo estaba adaptado a un clima muy concreto, subtropical de gran humedad y donde las selvas y bosques eran habituales. Su dieta, debido a su tamaño, lo convertía probablemente en insectívoro. Su área de expansión debió de ser sobre todo la antigua Europa, todavía por definir en la deriva continental y mucho más pequeña que actualmente. También es probable que aprovechara para expandirse hacia otras zonas cercanas, como Norteamérica.
A partir de estos estudios puede definirse bien el origen de los mamíferos carnívoros, que se diversificarían enormemente entre todas las ramas evolutivas, desde los grandes felinos hasta los mamíferos marinos. Todos ellos tienen en común un salto evolutivo mínimo adaptado a aquel mundo primitivo tras el Apocalípsis de los grandes saurios. Si bien no está claro el desarrollo posterior, o incluso puede que fuera una especie sin evolución posterior, sí que es cierto que es otro punto desde el que poder reconstruir el pasado biológico que también es el del ser humano.
Diagrama de los restos fósiles que permiten reconstruir al Dormaalocyon latauri