La gran obra de Lewis Carroll y uno de los textos más delirantes, fantásticos y en cierto modo subversivos que se hayan escrito nunca ya tiene siglo y medio. Su influencia es universal y en cierta medida todavía no ha sido superado. Todo obra de un hombre extraño, siempre escondido detrás de muchas leyendas urbanas y tópicos.

IMÁGENES: Wikimedia Commons (sobre la obra de John Tenniel).

Lewis Carroll (en realidad se llamaba Charles Lutwidge Dodgson) no escribió sólo los dos libros (‘Alicia en el País de las Maravillas’ 1865, y ‘Alicia a través del espejo’, 1872) que le hicieron eterno, hubo muchos más, algunos de matemáticas que son auténticas joyitas de la divulgación y la imaginación. En realidad Caroll, definido a partir de aquella niña curiosa, fue un fabulador de primer nivel. Su obra brotó en el país perfecto para ello: Gran Bretaña, nido de escritores delirantes donde los haya. Simplemente piensen en el punto de partida de esta obra: una niña que se aburre y que persigue a un conejo con reloj por una madriguera porque llega tarde. Lo que ocurre a continuación es un viaje delirante repleto de guiños psicológicos que todavía hoy muchos investigadores de la mente humana estudian casi como si fuera un manual. En las páginas de los dos libros “han visto” de todo: consumo de drogas, esquizofrenia, alucinaciones, pedofilia, anarquismo, negación de la realidad… Es una obra subversiva donde las haya, donde cada uno encuentra justo lo que busca. Lo bueno de la lectura invasiva es que siempre hay clavos ardientes a los que agarrarse con tal de justificarse a uno mismo.

Alicia cumple siglo y medio pero también tiene muchas lecturas subterráneas. Como siempre. La literatura occidental basa gran parte de su poder de atracción en las corrientes secundarias que la estructuran. Especialmente cuando ésa es la intención el autor. A los juegos de lógica que vertebran el caos delirante de Wonderland hay también un retrato de la vida de Carroll-Dodgson: el Pajarero Loco, la Reina de Corazones, el Gato de Chesire, todos tienen su versión real en la vida auténtica del autor. Son sátiras de la gente que le tocó vivir. Hay una crítica interna demoledora a la educación inglesa, a la sociología de aquella Inglaterra victoriana que era un sistema de castas encubierto en un régimen liberal. También hay mucho de la vida de Dodgson-Carroll: su biografía está llena de rincones donde no llega la luz. Se especula con traumas infantiles por ser zurdo (le obligaron a dejar de serlo a la fuerza) e incluso abusos sexuales durante los años que pasó en la Rugby School.

Charles Dodgson

Charles Dodgson, es decir, Lewis Carroll

No obstante ‘Alicia en el País de las Maravillas’ nació como el resultado de años de improvisación de Carroll a la hora de contar cuentos infantiles. Más que el origen histórico y la historia tradicional que seguro han leído ya muchas veces, aquí vamos a recoger el fondo mismo de la obra y lo que supuso. Hay que tener en cuenta que a mediados del siglo XIX la literatura fantástica empezaba a dar sus primeros pasos reales lejos de las diferentes corrientes que habían dominado las letras europeas durante siglos. Sí, ya habían existido cosas como ‘Gargantúa y Pantagruel’, la Saga Artúrica, los Eddas vikingos o toda la riquísima tradición oral de los cuentos infantiles, que en realidad es mitología popular de origen celto-germánico. Pero quien marcó un antes y un después fue Carroll con este viaje a un mundo de maravillas que tuvo un efecto doble. Primero abrió puertas al campo de la imaginación. Después de Alicia, de los No-Cumpleaños, del gato de marras y de los pastelitos con mensaje de “Cómeme” ya no hubo manera de reconducir ese poder inmenso.

El segundo efecto fue el de crear un nicho milagroso: la literatura infantil. Fue un grado más después de los hermanos Grimm o Andersen, fue mucho más allá, implicó todo tipo de nociones filosóficas y psicológicas que conectan a la perfección con la mente de un niño. Es en ese momento inicial cuando el cerebro humano convierte a los críos en reyes sin trono en viajes donde todo es posible. La mente humana es maleable, el niño cree todavía que es el amo del universo, sufre ese egocentrismo de todo ser humano en sus primeros pasos, cuando el mundo no es más que un campo de juegos posibles por donde avanza como si todo girara a su alrededor. No está socializado, es decir, todavía no lo han “castrado” psicológicamente. Esa convicción ingenua y el poder que da no tener apenas deberes sociales o personales, de viajar sin lastres, permite hacer volar la imaginación. Todo es posible. El niño no es consciente de la realidad, y por lo tanto puede soñar y fantasear. Sobre esa base se construyó la literatura infantil, una de las grandes minas de las letras, y donde los británicos siempre han sido maestros.

Alicia original mixta 1

Ilustraciones originales de Tenniel

Carroll no conoció el siglo que le encumbraría como uno de los demiurgos del relato fantástico, el XX, donde sus obras fueron llevadas al cine en varias ocasiones y siempre con el trasfondo de la irrealidad escapista en una centuria cada vez más tecnificada, científica y donde la imaginación quedaba constreñida a los universos interiores. El siglo del triunfo de la psiquiatría y la psicología también fue el suyo, el de un relato en el que simple y llanamente la realidad no existe o no tiene importancia. La libertad total, un relato ácrata, anarquista y sin reglas donde todo es posible. Pero también un juego lógico: los pasajes de los dos libros se construyen sobre la base de los juegos de lógica que tan bien dominaba Carroll: incluso dentro del caos caprichoso aparente hay una estructura lógica que deja miguitas de pan para que el lector las siga. Para la mente infantil es un regalo. Pero también un paraíso de expansión psíquica para los lectores del siglo XX, en el que el viento hizo volar muchas cabezas. Se especula con la posibilidad de que Carroll consumiera algún tipo de opiáceo como analgésico para sus dolores de artritis (que coinciden con la época de gestación de Alicia), lo que avalaría la teoría de las alucinaciones que sufre el personaje, como un mal viaje (o un viaje genial, según se mire). Posiblemente fuera el láudano.

En la génesis del personaje está la vocación educativa de Carroll, que contaba cuentos improvisados a los hijos de otros cargos eclesiásticos o de la burguesía con la que se relacionó. Especialmente las hijas de Henry Lidell, deán de Christ Church, y una de ellas, Alice, de la que se supone la raíz de su Alicia. La historia oficial, sugerida y luego desmentida parcialmente por el propio Carroll, cuenta que durante el mes de julio de 1862, a principios de mes, salió a pasear en barca por el Támesis con el reverendo Robinson Duckworth y las tres hijas de Lidell. Allí, para entretenerlas, Carroll improvisó el cuento de Alicia basándose en ideas anteriores y en lo que se le ocurría sobre la marcha. Fue tal el entusiasmo de las niñas que Carroll decidió pasarlo al papel. Al parecer también una de las niñas, Alice, le pidió que la escribiera para poder volver a leerla. Sería en la Navidad de aquel 1862 cuando el texto que daría luego paso a ‘Alice in Wonderland’ tres años después. Los editores se entusiasmaron con el manuscrito: era absolutamente delirante, perfecto para los niños. Y tanto que lo fue.

Las mil vidas de Alicia fuera de la literatura

Tanto la primera como ‘A través del espejo’ son obras icónicas en el sentido de que han tenido muchas vidas en otras artes, derivaciones, inspiraciones o directamente han sido vampirizadas. Por tener incluso han tenido una versión en videojuego: primero en 2000 (American McGee’s Alice) y luego en 2011 (‘Alice: Madness Returns’). Ha habido de todo, desde series de televisión a mangas japoneses pasando por óperas, ballets, parodias, obras de teatro y un sin fin de versiones en el cine. La última, y de las de mejor calidad, fue dirigida por Tim Burton (foto superior). Además todos han aprovechado secuencias, personajes o historias internas de la obra para crear nuevo arte. Incluso lugares comunes: el concepto de “viajar al otro lado del espejo” ya era conocido pero Carroll lo convirtió en una metáfora del viaje hacia lo desconocido de nosotros mismos. Como cruzar a otro universo.

Algo parecido hizo en el segundo libro. Músicos como Tom Waits, Gwen Stefani, Bob Dylan o The Beatles, tan diferentes entre sí, han aprovechado a Alicia para canciones y creaciones audiovisuales. Incluso en la estética: seguramente habrán visto esas chicas japonesas disfrazadas de Lolitas victorianas, ampulosas y que deambulan por los barrios de Tokio. Son las pequeñas Alicias niponas, se inspiran en el personaje para recrear la versión japonesa de la estética gótica. Y el arte no ha sido ajeno al impacto de Alicia: desde Salvador Dalí, que la usó como referente del surrealismo y del mundo onírico en el que bebía y vivía, hasta René Magritte.

La Alicia de Disney

La conocida adaptación de Disney de ‘Alicia en el País de las Maravillas’

Portada de la primera edición y una de las ilustraciones