Guionista y productor de ‘El Hombre de Acero’ (este viernes en la cartelera), brilló mucho antes de adaptar los universos de Batman y Superman. Todo un prestidigitador del cine del siglo XXI (o del XXII).
“Quiero que estés atento. Todo efecto mágico consta de tres partes o actos. La primera parte es la presentación. El mago muestra algo ordinario, una baraja de cartas, un pájaro o una persona. El mago lo exhibe. Os puede invitar a que lo examinéis para que veáis que no hay nada raro, que todo es normal pero, claro, probablemente no sea así. El segundo acto es la actuación. El mago, con eso que era ordinario, consigue hacer algo extraordinario. Entonces, intentaréis descubrir el truco, pero no lo conseguiréis porque en el fondo no queréis saber cuál es. Lo que queréis es que os engañen, pero todavía no aplaudiréis. Que hagan desaparecer algo no es suficiente, tienen que hacerlo reaparecer. Por eso, todo efecto mágico consta de un tercer acto, la parte más complicada, este acto es el prestigio”.
Así comienza, con la maravillosa voz y presencia de Michael Caine, ‘The Prestige’ (2006), titulada en España como ‘El Truco Final’, un paréntesis en la impactante entrada de Christopher Nolan (Londres, 1970) en la gran industria con el hombre murciélago, entre ‘Batman Begins’ (2005) y ‘El Caballero Oscuro’ (2008). Nolan confirmaba lo apuntado en sus tres primeras películas, ‘Following’ (1998), ‘Memento’ (2000) e ‘Insomnio’ (2002): talento puro, aire fresco en una industria cinematográfica mecanizada al más puro estilo de una cadena de montaje.
Christopher Nolan (Londres, 1970)
El director británico puede presumir de algo casi inaudito: crear cine de calidad y de entretenimiento con historias sencillas y proyectos ‘modestos’ y también con relatos ambiciosos en grandes superproducciones. Y siempre mostrando en la pantalla algo novedoso. Con 42 años y ocho películas dirigidas, el estreno este viernes de ‘El Hombre de Acero’ (Zack Snyder, responsable de la adaptación de ‘300’, cómic de Frank Miller) primer filme que produce o escribe sin ponerse detrás de las cámaras, nos muestra al Nolan más espectacular, un creador todoterreno que no necesita, de cualquier manera, superhéroes y tramas fastuosas para realizar una buena película.
“Cuando voy al cine me gusta ver algo diferente, que me sorprenda. Creo que es lo más divertido de hacer. Hago filmes que como espectador quisiera ver. Creo que hay mucha gente como yo que quiere ver algo diferente”. La filmografía de Nolan esconde cinco joyas terrenales. Sin ‘Following’, ‘Memento’, ‘Insomnio’, ‘The Prestige’ y ‘Origen’, Batman y Superman no habrían vivido una segunda juventud. Nolan construyó su propio universo. Pocos pueden decirlo. No son filmes corrientes. El cine de Nolan es una gran y renovada sorpresa en la que deliciosamente deseas ser engañado. Un prestigio con sus correspondientes tres actos.
Guy Pearce y sus problemas de memoria en ‘Memento’ (2000)
‘The Prestige’ (2006), una hipnótica batalla de magos
‘Memento’, un gran ‘flashback’ impecablemente montado, juega con el espectador y le involucra en un ejercicio cinematográfico de alta dificultad con una trama con aire de ‘thriller’ negro. ‘The Prestige’ no se queda atrás y cumple con las palabras en el prólogo de Michael Caine. Todo un truco cinematográfico en el que se encuentra, además, con su futuro Batman: Christian Bale. No hay trampas efectistas, sí continuas sorpresas. Nolan no tima al público, no lo necesita, lo ‘engaña’ con sutileza sin que al espectador le moleste.
Y lo atrapa, por si fuera poco, con la música, el montaje y la atmósfera que genera en todos sus filmes. Si en ‘Memento’ se palpa confusión por la imposibilidad de crear nuevos recuerdos del personaje principal (Guy Pearce), en ‘The Prestige’ la magia se respira y se torna factible más allá de las manos de Christian Bale, Hugh Jackman y Michael Caine. ¿Por qué no crear una máquina capaz de clonar objetos y personas ideada por el mítico Nikola Tesla (David Bowie), rival histórico de Thomas Edison? Todo lo que toca Nolan se convierte en posible y sorprendente, se convierte en cine con mayúsculas.
Nada es el azar. Esos expresivos ojos de Al Pacino en ‘Insomnio’, remake de un homónimo filme noruego de 1997, nos atormentan en una Alaska sin noche. Nolan dota de vida propia a la película, como si fuera una historia original, y cumple con un definitivo encargo de Hollywood para probar sus aptitudes tras el éxito de ‘Memento’. El espectador vuelve a caminar de sorpresa en sorpresa en medio de un ambiente turbador que nos agota al mismo ritmo que el insomnio a Al Pacino.
Una espectacular escena de la onírica ‘Origen’ (2010)
‘Origen’ (2010) representa, hasta ahora, su última obra alejada de las adaptaciones de personajes de cómic, una etapa cerrada con ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ (2012) y ‘El Hombre de Acero’ (2013). Quizás también sea su producción más ambiciosa, aunque fiel a su premisa de sorprender. Muchos directores se habían adentrado antes en el mundo de los sueños (Hitchcock, Buñuel, Verhoeven, Lynch, Amenábar…), pero ninguno había llegado tan lejos. Nolan profundiza en la sorpresa, incluso con el riesgo de que el espectador descubra el truco. ‘Origen’ no convenció a todos por igual pero es fiel a esa obsesión constante por crear algo diferente. Un objetivo con el que ya arrancó su filmografía en 1998 con ‘Following’. El director británico mostraba en su opera prima, rodada en blanco y negro, a un anónimo escritor que observaba y perseguía a los ciudadanos de Londres en busca de inspiración.
Y el prestidigitador Nolan no descansa. Tras ‘El Hombre de Acero’, llegarán más trucos cinematográficos. ‘Interstellar’ será el siguiente, con Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Michael Caine y Jessica Chastain en el reparto. Un filme de ciencia ficción con un grupo de científicos de la NASA que se colará en una grieta temporal para salvar una Tierra donde la comida escasea. No se fíen del argumento y recuerden: “El mago, con eso que era ordinario, consigue hacer algo extraordinario”. Será, seguro, algo… diferente… y sorprendente.
Al Pacino y sus desvelados ojos en ‘Insomnio’ (2002)