Máquina insaciable donde las haya, Hollywood exprime minas de ideas para el cine como un buen virus de la gripe a un ser humano: Gus van Sant adaptará el manga japonés ‘Death Note’.
Ahora mismo habrá dos tipos de lectores de esta noticia: los que sepan de qué hablamos y los que no. Para los primeros las ansias del cine por intentar adaptar el célebre manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata no son nuevas, uno de los que más impacto social ha tenido en Japón, capaz incluso de saltar la barrera de la fantasía para convertirse en una realidad simulada (sigan leyendo y lo entenderán). Para los segundos simplemente avisar de que Hollywood ya puso hace años sus ojos en el manga japonés y su prolongación en pantalla con el anime. Pero esta vez la ventaja está en el director que se encargará de hacerlo, Gus Van Sant, una celebridad del cine indie con un currículo que incluye maravillas como ‘Mi Idaho privado’, ‘Drugstore cowboy’, ‘Elephant’ o ‘Mi nombres es Harvey Milk’, ‘Descubriendo a Forrester’ o una de las que más fama industrial le dio, ‘El indomable Will Hunting’.
Todo el manga ‘Death Note’ se basa en su propio título, “nota de muerte”, la historia de un cuaderno que tiene el poder de matar a la gente cuyos nombres son escritos en sus páginas. El que marca quién, pero no el como o cuándo, es el que posea ese cuaderno. Ohba y Obata utilizaron a fondo un argumento y un letimotiv que ronda mucho la mitología sintoísta que ya conocen muchos lectores de manga. La religión de corte tribal y animista, sincrética con el budismo en muchas ocasiones, es una auténtica mina de oro en forma de leyendas, ritos, mitos secundarios, demonios, posesiones y todo tipo de gadgets simbólicos y argumentales que hacen las delicias de los fans de la narrativa fantástica.
El manga gira en torno a ese cuaderno y a Light Yagami, un estudiante de gran capacidad que por pura casualidad encuentra un cuaderno que tiene el poder de matar a todo aquel cuyo nombres es escrito en él y cuyo dueño auténtico es un dios de la muerte (shinigami) llamado Ryuk. Yagami ejerce de justiciero mesiánico y escribe nombres de los que acosan a la sociedad, criminales de todo tipo que caen como moscas mientras él consume sus nombres en el cuaderno. Se convierte así en Kira, una identidad falsa que es visto por la sociedad como un asesino en serie de criminales que es jaleado por la gente pero temido por la policía de medio mundo y el crimen organizado. Es entonces cuando aparece L, un detective que perseguirá a Yagami-Kira y a los aliados ocasionales que surjan por el camino. Porque nadie puede tomarse la ley por su mano, un contrapeso al verdugo caprichoso que es Yagami, obsesionado por limpiar el mundo y ser él mismo un nuevo Mesías.
El manga original fue publicado en una serie cerrada entre 2003 y 2006 en Japón en doce volúmenes a través de la editorial Shonen, y tendría luego (como es habitual) una prolongación en forma de anime (que llegó antes a España que el manga, por cierto) televisivo entre 2006 y 2007 con 36 capítulos en Nippon Television. La nueva adaptación, que no se sabe si respetará el escenario asiático o será cambiado por el occidental, tiene ya un guión previo firmado por Anthony Bagarozzi y Charles Mondry, pero que evidentemente, en manos de Gus Van Sant, tendrá algún que otro cambio antes de que pueda ponerse en marcha. Está previsto que quizás sea para 2015, un año marcado por el desembarco total de Disney con todo lo explotable posible con Marvel y Lucasfilm. La adaptación respetaría en principio el argumento original del manga, otro de los que se han adaptado al público occidental a pesar de que gran cantidad de material audiovisual en formato anime ya ha sido visto en Europa y EEUU.
Gus Van Sant
‘Death Note’ tuvo tanto impacto en Japón que incluso se vendían auténticos cuadernos en los que los estudiantes nipones para que dieran rienda suelta a su frustración, la esencia misma del estrés académico y la presión social (y con un índice de suicidios que sería escandaloso en Occidente), escribían los nombres de lo matones que les perseguían, de los que atormentaban a sus amigos o familias. Neutros, negros y muy sencillos, estos cuadernos de muerte arrancan de una de las muchas leyendas mitológicas japonesas, la de los shinigamis, los dioses de la muerte que tienen la capacidad de matar siempre y cuando la víctima (que muere de un ataque al corazón en unos segundos) sea visualizada físicamente por éste. Los shinigamis, al ver el nombre, saben qué tiempo les queda de vida a los futuros fallecidos y acortan ese tiempo. Sólo los que han tocado y usado el cuaderno pueden ver a estas deidades sintoístas relacionadas con la muerte.
Los ‘Death Note’ del manga son un auténtico laberinto de reglas: por ejemplo, se escribe en inglés y con alfabeto europeo porque son los dos sistemas más usados y conocidos universalmente, y por lo tanto más gente puede usarlos. Sin embargo Ohba y Obata crearon más y más reglas originales para distanciarse del mito y enriquecer la historia. Por ejemplo, el de la “liberación” del cuaderno para que pase a manos de otro: el portador pierde todos los recuerdos ligados a su uso, de tal forma que no se convierte en un peligro ya que podría caer en malas manos o cuando menos puede ser controlado por las propias deidades. El manga se convirtió en un éxito inmenso en toda Asia mientras llegaba a Occidente, y tuvo un impacto mucho más sólido que aquí.
Por ejemplo: logró superar la barrera de los 20 millones de copias vendidas sólo en Japón, ganó todo tipo de premios dentro y fuera del país. Pero su sombra se extiende algo más allá, ya que se han producido incluso asesinatos imitando los métodos de ‘Death Note’; en 2005 el gobierno chino prohibió el manga porque habían detectado que un gran número de estudiantes tenían estos cuadernos e incitaban al homicidio, pero también para evitar la influencia de la cultura japonesa en una generación entera, temeroso el gobierno de que su rival y enemigo acérrimo (mucho más que cualquier país occidental) pudiera cambiar su sociedad. Esto provocó que el manga fuera el más pirateado de todos por la enorme cantidad de ediciones pirata que se extendieron por el país. Pero ‘Death Note’ atravesó las barreras culturales y en Bélgica, en 2007, aparecieron notas con la transcripción de la frase “Yo soy Kira” junto a un cadáver, y en EEUU un oficial militar fue expedientado porque tenía un Death Note con los nombres de todos sus compañeros escritos en él. Pequeños detalles de un manga que marcó una época en Japón, pero también fuera. No obstante, hoy en día su influencia se ha rebajado considerablemente, casi siete años después del anime.
Los tres personajes clave: L, Yagami y el dios Ryuk