Benicio del Toro interpreta a Pablo Escobar en ‘Escobar: Paraíso Perdido’. Jeremy Renner denuncia las conexiones de la CIA con los ‘narcos’ en ‘Matar al Mensajero’. La droga corre por las pantallas. Siempre ha sido así.
El Patrón del Mal. El ‘narco’ más famoso de la historia. Amasó una estimada fortuna de 30.000 millones de dólares con algo más que un imperio de la droga. Atemorizó a Colombia con una campaña de bombas que sembró el pánico en la década de los ochenta. Puso en jaque al Estado. Dos décadas han pasado desde la muerte de Pablo Escobar (Rionegro, Antioquia, 1949 – Medellín, 1993). Sin embargo, su imagen, elevada a icono social, se mantiene intacta.
“Tuve el extraño privilegio de ser hijo de Pablo Escobar. Para mí fue un gran padre. Tengo miles de cartas que me escribió aconsejándome, (…) alentándome a que me eduque, a que sea una persona de bien, a que me mantenga alejado de las drogas. Mi papá se ocupaba hasta de amenazar a sus empleados de muerte si se fumaban un porro de marihuana delante de mí”.
Juan Pablo Escobar Henao, que cambió de nombre (Sebastián Marroquín) tras exiliarse a Argentina junto con su madre y su hermana tras la muerte de Pablo Escobar, se encuentra promocionando un libro más que esperado: ‘Pablo Escobar. Mi padre’. Existen pocas personalidades más universales, sin que esa fama suponga algo positivo, y que despierten mayor curiosidad que Escobar.
‘Escobar: Paraíso Perdido’ , el último ejemplo del género
El cine no ha sido ajeno. Este mismo viernes, Escobar llega a la cartelera española con el rostro del actor portorriqueño Benicio del Toro: “Uno no juzga a sus personajes. Para mucha gente en Colombia, Escobar era una especie de Robin Hood, pero para la mayoría era un monstruo. Aprendí todo lo que pude de él, entendí y sentí el dolor que causó, pero luego, cuando sonaba la campana y empezaba el rodaje, lo dejaba todo atrás y me limitaba a interpretar”, explicó Del Toro en el último Festival de San Sebastián, donde recogió el Premio Donostia y estrenó ‘Escobar: Paraíso Perdido’ (Andrea Di Stefano).
Pero el cine se ha fijado en más ‘narcos’, reales y, sobre todo, ficticios:
-Los Reyes del Mambo. La imagen cinematográfica más potente del mundo de la droga aparece vinculada a Tony Montana (‘Scarface’) con un adrenalínico Al Pacino a las órdenes de Brian de Palma (1983). ‘The World is Yours’ (‘El Mundo es Tuyo’) clamaba Tony Montana. Pacino y De Palma repitieron temática en ‘Atrapado por su Pasado’ (‘Carlito’s Way’) con la complicada reinserción social de un antiguo ‘capo’ de la heroína: Carlitos Brigante.
No todo es Al Pacino. Ridley Scott narra en ‘American Gangster’ (2007) el ascenso delictivo de Frank Lucas, el chófer de un mafioso en el Harlem de Nueva York a finales de los sesenta. Lucas, que sí es un personaje real a diferencia de los papeles de Pacino, montó un imperio que nada tiene que envidiar a Tony Montana. Denzel Washington, como Frank Lucas, cayó a manos de un detective honrado, interpretado por Russell Crowe, en un cuerpo policial plagado de corrupción.
Tony Montana (Al Pacino) en ‘El Precio del Poder’
La droga propició también el enriquecimiento de George Jung, el ‘narco’ estadounidense más importante en los setenta y parte de los ochenta gracias a sus contactos en Colombia. Jung llegó a conocer a Pablo Escobar. Se convirtieron incluso en amigos personales. Ted Demme se encargó de contar su historia en ‘Blow’ (2001) con Johnny Depp y Penélope Cruz como su esposa Mirtha Jung.
-Los excesos de los famosos. Dustin Hoffman consiguió su tercera nominación al Oscar como Mejor Actor por su papel en ‘Lenny’ (Bob Fosse, 1974), biopic sobre el particular humorista Lenny Bruce con una vida llena de escándalos marcada, entre otras peligrosas aficiones, por la droga. Jamie Foxx sí agarró el Oscar gracias a su mimética actuación como Ray Charles en ‘Ray’ (Taylor Hackford, 2004). Los problemas de Ray Charles con las drogas son tan conocidos como su talento como gran estrella del jazz. Más o menos, la misma historia de Charlie Parker, Jim Morrison, Jim Carroll y Johnny Cash, reflejados en el cine, respectivamente, en ‘Bird’ (Clint Eastwood, 1988), con Forest Whitaker; ‘The Doors’ (Oliver Stone, 1991), con Val Kilmer; ‘Diario de un Rebelde’ (Scott Kalvert, 1995), con un juvenil Leonardo DiCaprio; y ‘En la Cuerda Floja’ (James Mangold, 2005), con Joaquin Phoenix.
Matthew McConaughey ganó el Oscar en el pasado mes de marzo por su actuación en ‘Dallas Buyers Club’ (Jean-Marc Vallée, 2013) como el cowboy texano Ron Woodroof. En el cine no solo hay espacio para la cocaína, la heroína, la marihuana, el LSD… Woodroof adquirió fama en la segunda mitad de los ochenta, cuando le diagnosticaron SIDA y le dieron un mes de vida. Woodroof buscó fuera del mercado medicamentos para luchar contra el SIDA y creó un Club de Compradores en Dallas, de ahí el nombre de la película, con el que, de paso, también se lucró. Los ensayos médicos tardaban entonces años en aplicarse a unos pacientes con una corta esperanza de vida. Woodroof murió el 12 de septiembre de 1992. Su obstinación le regaló siete años más de vida.
‘Ciudad de Dios’ , la droga en las favelas de Brasil
-La degradación. La droga es un drama social de primera magnitud con consecuencias devastadoras. Un vistazo a las demoledoras ‘La Vendedora de Rosas’ (Víctor Gaviria, 1998) y ‘Ciudad de Dios’ (Fernando Meirelles, 2002) no deja impasible a ningún espectador. El público de Cannes salió con el estómago revuelto tras la proyección de ‘Heli’ en 2013. Amat Escalante, que recibió el Premio al Mejor Director, muestra sin tapujos las crueles venganzas de los ‘narcos’ mexicanos. Una ficción cinematográfica que, por muy dura e inhumana que parezca, se queda corta con la implacable realidad que vive el país centroamericano. No hace falta buscar mucho. México está revuelto tras la desaparición y el salvaje asesinato, a falta de las complicadas pruebas de ADN, de 43 estudiantes de Magisterio.
México ha relevado a Colombia como epicentro de la droga. También en el cine. Gerardo Naranjo firmaba en ‘Miss Bala’ (2011) la obsesión de una joven mexicana por convertirse en reina de la belleza hasta el punto de relacionarse muy peligrosamente con los clanes del narcotráfico. Un sueño compartido con las ‘mulas humanas’ que usan las redes. La colombiana Catalina Sandino emociona en ‘María, Llena eres de Gracia’ (Joshua Marston, 2004). Sandino ganó el Oso de Plata a la Mejor Actriz en la Berlinale y estuvo nominada al Oscar.
-Pecado de juventud. Si le preguntan por una película donde se hable sobre droga y jóvenes, seguramente le surja un nombre, ‘Trainspotting’ (Danny Boyle, 1996). Para el recuerdo ha quedado el inicial monólogo de Ewan McGregor, toda una declaración nihilista:
“Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compac disc y abrelatas eléctricos.
Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos.
Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos.
Elige el bricolaje y pregúntate quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el puto sofá a ver teleconcursos que emboban la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura.
Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para remplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida.
Pero, ¿por qué yo iba a querer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?”.
Ewan McGregor saliendo del váter de ‘Trainspotting’
Pero, por muy impactante que sea la reflexión de Ewan McGregor y el retrato de Boyle, basado en la homónima novela de Irvine Welsh, ‘Trainspotting’ es hasta optimista con respecto a otras películas sobre el consumo de drogas entre los jóvenes. Larry Clark golpea al espectador en ‘Kids’ (1995) (“Cuando eres joven, no importa casi nada y cuando encuentras algo que te gusta, es todo lo que tienes”). Ken Loach, sin moverse de la Escocia de ‘Trainspotting’, es menos complaciente en ‘Felices Dieciséis’ (2002).
La relación de la juventud española con las drogas se describe, con acento argentino, en la discursiva ‘Martín (Hache)’ (Adolfo Aristarain, 1997). Juan Diego Botto ya había tocado el tema en ‘Historias del Kronen’ (Montxo Armendáriz, 1995). Las drogas afectan la relación de amor entre Unax Ugalde y Pilar López de Ayala en ‘Báilame el Agua’ (Josetxo San Mateo, 2000). Menos social, pero más radical y ‘plástica’, es la popular ‘Mentiras y Gordas’ (Alfonso Albacete y David Menkes, 2009) con las pastillas tomando el protagonismo pasado de la heroína o la cocaína.
-Farlopa española. Junto con ‘Martín (Hache)’, ‘Historias del Kronen’, ‘Báilame el Agua’ y ‘Mentiras y Gordas’ destacan las diferentes miradas, entre otras, de ‘El Pico’ (Eloy de la Iglesia, 1983), ‘Bajarse al Moro’ (Fernando Colomo, 1988), ‘Días Contados’ (Imanol Uribe, 1994), ‘Heroína’ (Gerardo Herrero, 2005), ‘Grupo 7’ (Alberto Rodríguez, 2012) y ‘El Niño’ (Daniel Monzón, 2014).
El mundo quinqui de Eloy de la Iglesia, la comedia ‘ochentera’ de Colomo que se refiere a la costumbre de viajar a Marruecos a por ‘chocolate’, la mezcla entre droga, prostitución y terrorismo de Uribe, la lucha de una madre (Adriana Ozores) para rescatar a su hijo en la ‘narcotizada’ sociedad gallega, la limpieza de delincuencia en las calles de la Sevilla previa a la Expo’92 y el enorme éxito de Monzón para acercarse al narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar dibujan un fenómeno poliédrico, con inabarcables aristas en cualquier país.
‘El Pico’, clásico del cine quinqui en España
-Amiga de la corrupción. Según estimaciones de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la droga mueve 320 mil millones de dólares anuales en todo el mundo. Una tentación para todos aquellos que carezcan de escrúpulos, no solo las redes del narcotráfico. La corrupción política y policial existe. Así denuncia Michael Cuesta en ‘Matar al Mensajero’, basada en hechos reales, que se estrena este viernes en España. Jeremy Renner (‘En Tierra Hostil’) interpreta al periodista Gary Webb, ganador del Premio Pulitzer. Webb desveló las conexiones entre los ‘narcos’ y la CIA para inundar de ‘crack’ los barrios de mayoría negra en Estados Unidos y financiar con ese dinero a la Contra nicaragüense.
La droga tienta a todo el mundo, incluidos quienes, en teoría, la combaten como el ‘Grupo 7’ de Alberto Rodríguez o el condecorado, pero corrupto, detective de narcóticos Alonzo Harris (Denzel Washington) de ‘Training Day’ (Antoine Fuqua, 2001):
“Estoy rodeado de cabrones. ¿Creéis que podéis hacerme esto a mí? Vais a acabar todos jugando al baloncesto en la puta cárcel cuando acabe con vosotros. Haréis zapatos, 23 horas encerrados sin ver la luz. ¡En este barrio mando yo! Nunca volveréis a ver la luz del día. ¿Con quién creéis que estáis jugando? Yo soy la ley, ¡aquí mando yo! ¡Vosotros solo vivís aquí! ¡King Kong es una mierda comparado conmigo!”.
-El desfase total. Terry Gilliam organiza para Johnny Depp y Benicio del Toro un viaje a la Ciudad del Pecado con muchos colores y sensaciones en toda una obra de culto, ‘Miedo y Asco en Las Vegas’ (1998). Nada como el maletero de un descapotable rojo cargado con “dos sacos de ‘maria’, 75 bolas de mescalina, 5 papeles con el mejor LSD y un salero medio lleno de cocaína, una galaxia multicolor de estimulantes y alucinógenos, y un litro de tequila, otro de ron, unas cerveza, medio litro de éter puro y 24 amyls”.
‘Miedo y Asco en Las Vegas’, el desfase de Terry Gilliam
La adicción a la drogas tiene mucho de caída a los infiernos. David Cronenberg adaptó en 1991 la novela homónima de William S. Burroughs, ‘El Almuerzo Desnudo’. Nueve años después, Darren Aronofsky versionó a Hubert Selby Jr. en ‘Réquiem por un Sueño’. Cintas de culto que dejan en simple travesura a los chicos de ‘Trainspotting’.
Un desfase que, en ocasiones, no tiene por qué ser dramático. Josh Harnett y Elijah Wood se ponen hasta las cejas para salvarse de unos alienígenas en la gamberra ‘The Faculty’ (Robert Rodríguez, 1998). Scarlett Johansson exprime la capacidad de su cerebro en la reciente ‘Lucy’ (Luc Besson, 2014).
-La ‘tele’ no olvida. La droga no solo aparece en la pequeña pantalla en los informativos con operaciones policiales. La ficción televisiva ha encontrado un filón. Michael Mann, con música, chicas guapas, mucha acción y look ochentero, ubicó la lucha contra los ‘narcos’ a la soleada Florida en ‘Corrupción en Miami’ (NBC) (1984-1990). HBO trasladó la acción a Baltimore en toda una obra maestra como ‘The Wire’ (2002-2008). Y ¡cómo olvidar! a Walter White (Bryan Cranston) en ‘Breaking Bad’ (AMC) (2008-2013). White y su laboratorio de ‘meta’ son historia moderna de la televisión.
-‘Traffic’. Cuatro Oscar: Mejor Director (Steven Soderbergh), Actor de Reparto (Benicio del Toro), Guion Adaptado (Stephen Gaghan) y Montaje (Stephen Mirrione). Soderbergh reúne en tres historias independientes gran parte de las distintas vertientes abordadas por el cine a la hora de hablar sobre la droga.
Benicio del Toro es un honrado policía en la frontera entre México y Estados Unidos puesto a prueba por la corrupción, en este caso militar, protectora del Cartel de Juárez. Michael Douglas asciende a la Jefatura de la Oficina del Presidente de la Política Nacional contra Drogas. Un reto con connotaciones personales cuando su propia hija adolescente cae en el consumo de drogas. Por último, Catherine Zeta Jones es la mujer de un ‘narco’ detenido en una importante investigación. Moverá todos los hilos necesarios para conseguir su liberación. Todos, absolutamente todos.
Una triple historia sobre corrupción, poder, política y terror que bien podría resumir la vida de Pablo Escobar. El Patrón del Mal reaparece en la cartelera española. La droga corre por las pantallas. Siempre ha sido así.