Kimberly Peirce estrena una innecesaria nueva versión de la primera novela de Stephen King, adaptada a los tiempos modernos con el uso de móviles de última generación, videos de Youtube y redes sociales.
Los grandes clásicos merecen un respeto. ‘Carrie’ (Brian de Palma) (1976), basada en la homónima primera novela de Stephen King, se ganó este reconocimiento con un inmejorable relato de terror con toques sociales (denuncia del acoso escolar y del integrismo religioso), sexuales (con escenas provocadoras como la primera menstruación de Carrie en la ducha o cada discurso de su madre plagado de misoginia) e incluso cómicos (los ejercicios de gimnasia de las chicas y la compra de los trajes de los chicos son un buen ejemplo).
No faltan referentes de la cultura popular estadounidense como el tradicional baile de fin de curso. Pero, sobre todo, ‘Carrie’ explora un terreno esencial actualmente en el género, el terror psicológico en forma de telequinesia, con una perfecta Sissy Spacek, que ya había mostrado sus cualidades en ‘Malas tierras’ (Terrence Malick) (1973). Poco importó la diferencia de edad en una trama ambientada en un instituto. Spacek, que tenía 26 años cuando se rodó la película, construyó una ‘Carrie’ creíble e irrepetible.
Bajo una descuidada melena pelirroja, aparecía el pecoso rostro de una muchacha tímida, inocente, asustadiza y acomplejada, con la mirada siempre baja ocultando sus ojos azules. Un digno ‘Patito Feo’ de Christensen, una ‘Cenicienta’ de Perrault controlada por una madre muy ‘tocada del ala’ por sus ideas religiosas. Pero, esa misma rosa inocente, cuando cae sobre su cabeza el mítico cubo de sangre de cerdo una vez coronada reina del baile, suelta su incontrolable y brutal ira. Impávida, ‘ojiplática’, aterradora. Para, finalmente, volver a ser esa adolescente inocente.
Sissy Spacek es, sin duda, la verdadera ‘Carrie’. Su último recuerdo, a través de una pesadilla de la bienintencionada Sue Snell, la única superviviente del apocalipsis del baile de fin de curso, nos mostraba a su mano saliendo de las entrañas de los restos de su casa para agarrar a su compañera de instituto. Allí debió descansar para siempre ‘Carrie’. Pero no siempre los grandes clásicos disfrutan del respeto que merecen. La novela de Stephen King y su adaptación de Brian de Palma han tenido demasiadas nuevas versiones.
Nuevas adaptaciones en cine, teatro y televisión
Sin duda la más sorprendente llegó en 1988 con, ni más, ni menos, que un musical de la Royal Shakespeare Company, estrenado en Stratford Upon Avon (Inglaterra) y Broadway (Estados Unidos). Fracasó pese a contar con el guionista de ‘Carrie’, Lawrence D. Cohen, y con Betty Buckley, la actriz que interpretó a la señorita Collins, la profesora de gimnasia del instituto. Buckley, en Broadway, cambió de papel y encarnó a la trastornada madre de Carrie. Una debutante, la adolescente (17 años) británica Linzi Hateley aceptó el reto de imitar a Sissy Spacek.
El patinazo musical no desanimó a la Metro Goldwyn Mayer para producir una secuela de ‘Carrie’ en 1999. ‘La ira (Carrie 2)’, dirigida por Katt Shea, aportó más gore y nuevos detalles a la novela de King. El protagonismo recae en otra hija, Rachel, del padre biológico de Carrie. Con los mismos poderes y los mismos traumas. Una veinteañera Emily Bergl, una actriz que no ha tenido posteriormente mucho éxito, interpreta a la hermana de Carrie. El personaje de Sue Snell, como directora del instituto, repite de la trama original. La película fracasó con la crítica y en taquilla.
Faltaba la televisión para completar el círculo. La primera novela de Stephen King se convirtió en una tv-movie en 2002 respetando el título original: ‘Carrie’, dirigida por David Carson. Nada nuevo justificó esta adaptación salvo el cambio de medio. Del cine al teatro musical, de nuevo al cine y ahora a la televisión. La versión en la pantalla pequeña representó una vuelta tuerca a la película de Brian de Palma con Sue Snell relatando en una comisaría los días anteriores al fatídico día del baile. Otra actriz de escasa carrera, Angela Bettis, interpretó a Carrie en la televisión.
Carrie en la sociedad de la tecnología
“He oído rumores acerca de un remake de ‘Carrie’. La verdadera pregunta es, ¿por qué cuando la original fue tan buena? No sería ‘Casablanca’, pero sí realmente una buena película de terror y suspense, mucho mejor que el libro. Piper Laurie puso todos sus dientes en esa mala madre (…) Creo que yo podría estar detrás del proyecto si se lo ofrecieran a alguno de los Davids: Lynch o Cronenberg”, valoraba Stephen King en ‘Entertainment Weekly’ en la primavera de 2011.
El rumor se convirtió en realidad con un presupuesto de 30 millones de dólares. Carrie ha vuelto, por tercera vez, a las salas de cine de la mano de la Metro Goldwyn Mayer, el guionista Roberto Aguirre-Sacusa y la directora Kimberly Peirce, responsable de dos filmes poderosos como ‘Boys don’t cry’ (1999), con otra joven inadaptada sexualmente, una sublime Hilary Swank que ganó su primer Oscar, y ‘Ausente (Stop-loss)’ (2008), con un veterano de la Guerra de Iraq obligado a regresar al frente. Esta nueva versión de ‘Carrie’, que se ha estrenado en España en este Puente de la Constitución, es la tercera película de Peirce.
“El libro era tan bueno que, cuarenta años después, existe el espacio cultural suficiente para que ambas películas coexistan (…) Stephen King se adelantó a su época. Él escribió algo que es tan clásico y tan veraz a la humanidad que dejó el terreno establecido para que yo pudiera modernizarlo”, ha defendido la directora de ‘Boys don’t cry’ para adaptar la historia de Carrie. ¿Cuál es el principal cambio? Se resume en una frase: “El corazón de la película es el poder de las redes sociales, para bien o para mal”, según la directora.
Las humillaciones a la ingenua Carrie continúan. Lo que cambian son los métodos. “Las niñas que van a hacerle ‘bullying’ tienen un teléfono y con él graban todo, se divierten y luego lo suben a la red. Es así como funciona ahora el mundo de los jóvenes. Un video lo hacen viral rápidamente y le cambia la vida a alguien”, ha explicado Peirce. La humillación, como en la novela de Stephen King y el filme de Brian de Palma, no se produce arrojando compresas a una desconcertada Carrie mientras tiene su primera menstruación en el vestuario femenino del instituto. La humillación es ahora grabar esa escena con un móvil de última generación y amenazar con publicarlo en Youtube y las redes sociales.
Chloë Grace Moretz, demasiado sexy
Sissy Spacek sigue siendo la verdadera Carrietta ‘Carrie’ White. El sofisticado nuevo look del siglo XXI de la versión de Kimberly Peirce no aporta nada relevante al filme de Brian de Palma. Stephen King ya había avisado de que no hacía falta un remake contando con un original perfecto pese a no ser una adaptación fiel al cien por cien. Peirce, además de la introducción del universo de las redes sociales, ha sido más respetuosa con la novela de King. Curiosamente, la historia pierde fuerza.
El reto de sustituir a Sissy Spacek ha recaído en una adolescente, en febrero cumplirá 17 años, joven promesa del cine estadounidense: Chloë Grace Moretz, protagonista de ‘Kick-Ass: Listo para machacar’ (2010) y ‘Déjame entrar’ (2010). Por edad, se ajusta más a la ‘Carrie’ de King, alumna de último año de un instituto. Sin embargo, está muy lejos de transmitir la vulnerabilidad de Sissy Spacek. Chloë Grace Moretz se defiende en ‘Carrie’ pero es una actriz demasiado sexy para creerla en el papel de una marginada social.
“La idea, desde un principio, fue hacer algo nuevo. Ni yo trato de ser Sissy (Spacek), ni Kimberly (Peirce), Brian De Palma, ni Julianne (Moore), Piper (Laurie). La historia ya se contó en cine, pero ésta es una manera distinta de hacerlo”, ha replicado Chloë Grace Moretz. Sin embargo, los cambios en la película son pocos y, en ocasiones, innecesarios con una abundante ración de efectos especiales, algo que Brian de Palma no tenía a su disposición en 1976, en la escena de la destrucción del instituto.
Carrie ya no juega con sus compañeras al voleibol en el patio sino en una piscina. Tampoco tira al suelo un cenicero en el despacho del torpe director del instituto cuando se equivoca reiteradamente con su nombre. Ahora arroja una botella de agua. El niño que la llama “loca” ya no va en bicicleta sino que la espera a la puerta de su casa. Y Sue Snell, interpretada por Gabriella Wilde, se nos ha cambiado de color de pelo. Ahora es rubia. ¿Justifican estos cambios un remake?
Un nuevo comienzo con Margaret White
Kimberly Peirce, sin embargo, comienza con altas expectativas. La famosa escena de las duchas de la película original aparece después de un perturbador inicio con Margaret White, la madre de Carrie, como protagonista y con Julianne Moore como actriz. “¿Qué es esto, un cáncer?”, vocifera en su cama mientras está de parto de su única hija. En la película de Brian de Palma, Margaret White se presenta con una visita a la madre de Sue Snell en plan ‘chalada’ religiosa’ para extender su verdad religiosa.
Pero si el reto de Chloë Grace Moretz de sustituir a Sissy Spacek era imposible, no menos lo era para Julianne Moore con una aterradora Piper Laurie. Ambas actrices estuvieran nominadas en los Oscar. Faye Dunaway y Beatrice Straight, protagonistas de ‘Network: Un mundo implacable’ (Sidney Lumet) dejaron a Spacek y Laurie sin la estatuilla dorada. La pelirroja Julianne Moore, como Chloë Grace Moretz, saca adelante su papel pero no consigue en ningún momento eliminar el recuerdo de la trastornada recreación de Piper Laurie en la película de Brian de Palma. Ni siquiera a pesar de la inclusión de un acertado prólogo con el alumbramiento de Carrie.
La papelera de Stephen King
‘Carrie’, publicada en abril de 1974, fue la novela que sacó del anonimato al profesor de inglés Stephen King. Era el primer libro que conseguía publicar, pero estuvo a punto de acabar en el vertedero. Tabitha ‘Tabby’ Spruce, la esposa de King, tuvo la culpa. “Carrie me daba la sensación de llevar un traje de neopreno encima y no poder quitármelo (…) Recelé de perder dos semanas elaborando una novela corta que ni me gustaba ni podría venderse. Solución: tirarla a la basura”.
Y llegó ‘Tabby’. “La noche siguiente, cuando volví del colegio, el borrador estaba en poder de ‘Tabby’. Lo había visto al vaciar la papelera, había limpiado de ceniza las páginas arrugadas, las había alisado y se había sentado a leerlas. Expresó su deseo de que acabara el relato. Aprendí que es mala idea dejar algo a medias solo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar acumulando mierda, y al final sale algo bueno”.
Fotograma de la venganza de Carrie (1976)
‘Carrie’ fue un éxito y pasó casi de inmediato al cine por un módico precio de 2.500 dólares por derechos de autor. Con la producción de United Artist, Brian de Palma dirigió su primera gran película que le permitió, con otro estilo, ganarse un nombre en la brillante generación de los setenta con contemporáneos como Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese y George Lucas. ‘Carrie’ convirtió a Stephen King en un artesano de bestsellers y de futuras adaptaciones cinematográficas en el género del terror psicológico y transformó a Brian de Palma en el realizador más inclasificable de la generación de los setenta. La película, que contó con un reducido presupuesto de 1.8 millones de dólares, arrasó en taquilla. Solo en Estados Unidos, 33.8 millones.
Un reparto perfecto
Uno de los aspectos más curiosos de la intrahistoria de la primera adaptación de la novela de Stephen King es que las pruebas de casting coincidieron con otra película mítica: ‘La Guerra de las Galaxias’ (1977). Ni Brian de Palma ni George Lucas se pueden quejar del resultado. Ahora bien, ‘Carrie’ y la saga galáctica por excelencia pudieron tener una protagonista femenina distinta: Sissy Spacek, como la princesa Leia, y Carrie Fisher, como la inadaptada Carrie White. Decisiva fue la negativa de Fisher a desnudarse en la película de Brian de Palma. Se quedó en la galaxia de Lucas y Spacek, que se presentó animada por su marido, el productor Jack Fisk, en ‘Carrie’. No fue mal negocio para ninguna.
La elección de la ultrareligiosa madre de Carrie recayó en Piper Laurie, que llevaba quince años fuera del cine tras ‘El buscavidas’ (1961), donde coincidió con Paul Newman. Laurie aterró a los espectadores de los setenta tanto como a su inocente hija. “Tenía que haberme suicidado cuando me deshonró (…) Pero el pecado nunca muere”, solloza ante Carrie cuando recuerda a su padre. “Tenía que haberte entregado a Dios cuando naciste pero fui débil y no tuve fuerzas. Ahora, el diablo ha vuelto de nuevo a casa. Oremos. Recemos, por última vez, recemos. Tu padre ganó”, desvaría mientras alisa el pelo a Carrie hasta de hundir un cuchillo en su espalda.
El resto del reparto, con un look setentero innegable con esos peinados cardados tan característicos, contribuyó al éxito. Amy Irving, futura señora Spielberg, debutó en el cine con un papel esencial en ‘Carrie’: la generosa Sue Snell, dispuesta a prestar a su apuesto novio, Tommy Ross, al ‘patito feo’ del instituto en el baile de fin de curso. Nancy Allen, que tres años después se convertiría en la primera mujer de Brian de Palma, interpretó a la superficial Chris Hargensen, cuya humillante venganza contra Carrie provocará su ira.
William Katt, ‘El gran héroe americano’ de la televisión de los ochenta, prestaba su generosa melena rubia para acompañar a Carrie White al baile mientras que John Travolta, antes de conseguir el éxito con ‘Fiebre del sábado noche’ (1977), se convertía, con su tradicional tupé, en la pérfida marioneta de Nancy Allen. Por último, Betty Buckley interpretaba a la bondadosa señorita Collins, la profesora de gimnasia que velaba por la felicidad de Carrie ante sus malvadas compañeras de clase.
Cuatro escenas para la historia
‘Carrie’ pasó a la historia del Séptimo Arte gracias a cuatro perfectas escenas muy diferentes entre sí: el erotismo del vestuario femenino donde sufre su primera menstruación mientras se ducha; la incontrolable ira tras caer un cubo de sangre de cerdo sobre su cabeza; y el sobrecogedor final con una mano de ultratumba agarrando a Sue Snell en una aterradora pesadilla. Y, por supuesto, cada encuentro de Carrie con su madre. Una especie de lucha del bien contra el mal, de la inocencia contra la perversión con un momento culmen: la crucifixión de Margaret White con los cuchillos lanzados por la mente de su hija.
La escena de la ducha fue la que causó más problemas. A las actrices no les apetecía despelotarse por completo. Sissy Spacek tuvo que echar una mano a Brian de Palma y dio ejemplo. Superado este escollo, el rodaje fue complejo. “No estaba satisfecho de lo que habíamos rodado después de la aparición de la sangre, cuando Carrie sale de la ducha y se acerca a sus compañeras. Al principio tenía previstas muchas secuencias pero, llegado el día, tuvimos dos problemas. Para empezar, Sissy tuvo la (mala) idea de actuar como si estuviera en trance. Y el segundo problema es que las otras chicas se pusieron tan histéricas que atacaron literalmente a Sissy”, recuerda el director en el libro ‘Brian de Palma por Brian de Palma’.
“Hay que decir en su favor que llevábamos días en ese vestuario, que hacía mucho calor, que las actrices estaban desnudas, que la mayoría no tenían experiencia en el cine y que las cosas no caían por su propio peso. El caso es que el resultado fue espantoso, no lograba seguirlas con la cámara, corrían por todas partes como furias, no respetaban las marcas, era un auténtico desastre. Por eso quería que vieran los copiones”. Y las convenció: “Señoritas, sus tomas no valen para nada. Lo han hecho todo demasiado deprisa, no se ve nada en la imagen, no puedo seguir adelante en estas condiciones”.
Escena de la ducha – ‘Carrie’ (1976)
Baño de sangre, la broma final de ‘Carrie’ (1976)
Homenajes a Hitchcock
Y la inspiración llegó con el rodaje definitivo: “Cuando Sissy salió de la ducha y le agarró el brazo a Amy hubo tal descarga de emoción que abandoné en el acto la idea de las secuencias para rodar en un único plano por encima del hombro de Sissy, como un director de ‘cinéma vérité’. Pero en el resto de la escena, fui plano a plano de una forma muy estudiada para darle aún más relieve a todo lo que iba filmando”, señala Brian de Palma, que no olvida sus tradicionales homenajes al maestro Hitchcock. El instituto de Carrie se llama Bates High School, en clara referencia al Motel Bates de ‘Psicosis’ (1960). De Palma quiso contar, además, con Bernard Hermann, el compositor de Hitchcock, pero falleció en diciembre de 1975. La música que suena cada vez que Carrie lanza los cuchillos a su madre evoca, de nuevo, a ‘Psicosis’ y su magistral y mítica escena de la ducha.
La escena, por su carga erótica y la sorprendente reacción de Carrie a su primera menstruación, que despierta sus poderes de telequinesia cuando rompe con un grito una lámpara, desencadena la trama y nos permite descubrir el mundo de terror en el que vive. “Ya eres una mujer”, sentencia encolerizada su madre tras conocer el incidente en los vestuarios del gimnasio del instituto. Tras abofetearla, descarga su locura religiosa: “Y Dios creó a Eva con una costilla de Adán. Y Eva era débil y sembró el mal sobre el mundo. Y el mal se llamó pecado. ¡Dilo, el mal se llamó pecado! ¡Dilo! Y el primer pecado fue fornicar”.
-“Yo no he pecado, mamá”, llora la pobre Carrie.
-“Y el señor castigó a Eva con una maldición. Y la maldición fue la maldición de la sangre, ¡Oh, señor, ayuda a esta pecadora a ver el pecado de su tiempo. Demuéstrale que si no hubiese pecado no habría caído sobre ella la maldición de la sangre! Puede que la haya tentado el Anticristo o puede que haya pecado con pensamientos lujuriosos. No mientas Carrie, ¿no sabes que puede ver tus entrañas, puedo ver el pecado tan claramente como lo puede ver Dios? Rezaremos, rezaremos, mujer (…) Y hubo una segunda maldición, la maldición del embarazo”.
Pocas escenas hay más aterradoras, por su significado, en la historia del cine sin necesidad de mostrar litros de sangre o kilos de vísceras.
Enterrada viva
Uno de los grandes aciertos de Brian de Palma, y uno de los grandes errores de la versión de Kimberly Peirce, es su capacidad para adaptar la novela de King mejorando el texto. De Palma eludió el prólogo del libro, con una niña Carrie provocando una lluvia de piedras. La escena se rodó pero “parecía un principio falso (…). En el montaje uno se da cuenta de que hay que suprimirlo. Y, además, la escena de la ducha era realmente el principio más alucinante que se pudiese encontrar. No era posible empezar de otra manera”. No parece que se equivocara el director que incluyó un final alternativo y una muerte distinta de la madre de Carrie que, en la novela, tras aniquilar a los asistentes al baile, destruyó el pueblo. Muy espectacular en un libro, muy complicado de adaptar en el cine de los setenta. Y, posiblemente, innecesario.
De Palma altera el orden de las víctimas de Carrie dejando el clímax final para su madre. En la novela, King acaba las muertes de Chris Hargensen y su novio, Billy Nolan. La actuación de Piper Laurie merecía el punto álgido de la película con su crucifixión. Carrie, refugiada como una niña asustada por lo que ha realizado, pide ayuda a su madre, que la apuñala. Desconcertada, acaba con su vida crucificándola con cuchillos imitando a San Sebastián. En la novela, Carrie mata a su madre provocándole un ataque al corazón, un final mucho menos efectista que el ideado por Brian de Palma.
La última escena de ‘Carrie’ también es diferente al texto original. Brian de Palma contó con la complicidad de Sissy Spacek, que aceptó enterrarse bajo tierra durante horas. Su propio marido se encargó de cavar la tumba. Carrie, en una escena de aparente tranquilidad, alarga su mano de entre los restos de su casa, bajo una cruz en la que se lee ‘Carry White se quema en el infierno’, para agarrar a Sue Snell, que está depositando unas flores. Una pesadilla atroz que cierra, con los gritos de Sue, una película que nunca ha necesitado una nueva versión. Con la de Kimberly Peirce, ya van cuatro, dos en el cine, una en la televisión y otra en el teatro.
Los grandes clásicos hay que respetarlos. Sissy Spacek es la verdadera Carrie.