El centro de Calcografía Nacional inauguró el pasado 15 de abril una exposición que retrata la otra cara de Pablo Picasso más allá del dibujo y la pintura, aquella en la que fue diseñador gráfico y maestro en varias de las técnicas.

‘Picasso. Sus lecciones magistrales de arte gráfico’ es el nombre de la muestra, abierta hasta el 31 de mayo, que cuenta con la colaboración casi obligada del Museo Reina Sofía (MNCARS), propietario de gran parte de las obras que se exhiben. El fondo picassiano del Reina Sofía es muy grande y casi cualquier muestra o actividad sobre el malagueño universal debe contar con esta institución. Este es el caso, ya que Calcografía Nacional, dependiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (donde está la muestra), aporta 44 de las obras mientras que las otras 120 son del Reina Sofía.

La exposición es un planeo sobre la íntima relación de Picasso con el dibujo y la técnica de la estampa, su faceta como artista gráfico que ayudó a cimentar y desarrollar este campo de expresión más allá del simple trabajo marginal, casi alimenticio y editorial que tuvo durante mucho tiempo. La muestra incide en esa capacidad de Picasso para convertir cada muestra en una lección ante el espectador de cómo se hace una estampa. A fin de cuentas Picasso creó a lo largo de su vida más de 2.000 obras gráficas con todo tipo de técnicas, por lo que se considera que es uno de los más prolíficos de la Historia del Arte.

Todo empezó cuando tenía 18 años y firmó su primera estampa, ‘El picador zurdo’. Desde 1904, con su extraordinaria ‘’La comida frugal’, y tras unas primeras instrucciones del pintor y grabador catalán Ricard Canals, grabó continuamente casi hasta poco antes de morir. Pero fue precisamente al final de su vida cuando más trabajó como artista gráfico. Quizás con la idea de que ya lo había hecho en pintura y dedicándose a un formato más manejable. Hacía muchas pruebas antes de decidirse a hacer la obra final, practica, trabajaba y finalmente daba salida a la más sofisticada. Sobre todo utilizó el grabado calcográfico (aguafuerte, aguatinta, aguada, punta seca, buril y manera negra). También hizo uso de la litografía, el grabado sobre linóleum y la hectografía.

Recurrió a la litografía, sobre todo, a partir de 1945, auxiliado por Fernand Mourlot. Y cuando Picasso se instaló en el Midi francés trabajó el linograbado con el impresor Arnéra entre 1959 y 1963. Anteriormente habían sido los diferentes talleres los que habían forjado su trabajo: los talleres de Eugène Delâtre, Louis Fort y Roger Lacourière en París, y desde 1963 en Mougins junto a los hermanos Piero y Aldo Crommelynck. Todo el trabajo se dividió en tres tipos generales: series temáticas, ilustraciones para libros y obras independientes sin unidad, individuales muchas veces surgidas de la creatividad libre del artista. Las analizamos.

Las series de Picasso

‘Saltimbanquis’ (1904-1905) es la serie formada por sus primeros grabados, que Ambroise Vollard agrupó para editarlos en 1913; consta de quince estampas sin unidad de formato pero que tienen rasgos de los periodos “azul” y “rosa” de Picasso. Luego está ‘Suite Vollard’, grabada entre septiembre de 1930 y junio de 1936, editada por Vollard en 1939, en total 97 estampas, más tres retratos del editor. ‘Suite 347’ fue concebida por Picasso entre marzo y octubre de 1968, basándose en cuatro temas: La Celestina, Rafael y la Fornarina, el pintor con sus modelos y escenas circenses. Finalmente ‘Suite 157’, con formato único, donde predominan los temas eróticos y que realizó entre 1970 y 1971.

Picasso y la ilustración de libros

Fue una de sus grandes actividades, lucrativas y que dieron salida a la creatividad de Picasso. Algunas de las obras literarias que ilustró son clásicas: ‘Les Métamorphoses’ de Ovidio (1930, treinta estampas) o ‘Lysistrata’ de Aristófanes (1934, seis estampas). Pero también son de grandes figuras históricas de la literatura francesa, como ‘Le Chef-d’Oeuvre inconnu’ de Balzac (1931, trece estampas y 67 ilustraciones), ‘Carmen’ de Prósper Merimée (1948, 38 estampas), ‘Vingt poèmes’ de Góngora (1948, 41 estampas), ‘La Celestina’ de Fernando de Rojas (1968, 66 estampas). El tercer grupo de obras ilustradas fueron obras de sus amigos, como es el caso de Pierre Reverdy, para el que ilustró ‘Le chant des morts’ (1948, 125 estampas) y ‘Le sable mouvant’ (1966, diez estampas). También trabajó para obras ya míticas, como la ‘Tauromaquia’, para la que en 1959 realizó 29 estampas.

Calcografía Nacional – Real Academia de San Fernando

Martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 20 h – Domingos y festivos: 10 a 14 h

Lunes, 1 y 30 de mayo cerrado. Entrada única: 2€

Picasso en uno de los talleres donde creó parte de su gran legado de estampas