Vini, vidi, vinci. Más o menos eso es lo que consiguió Stephen Hawking ayer durante la presentación de su conferencia en el Festival Starmus que se desarrolla estos días en Tenerife. 

Era una grandísima oportunidad para poder escuchar en directo a Hawking, con las entradas vendidas en apenas un suspiro, la sala abarrotada y todos esperando oír esa voz metálica de ordenador con la que se comunica con el mundo. Y finalmente llegó el gran invitado del Festival Starmus, a pesar de que el día antes hubiera un premio Nobel y uno de los mayores evolucionistas reconocidos internacionalmente. O Brian May, para algunos un buen físico y divulgador científico y para el resto de la Humanidad el gran guitarrista de Queen. May se merece un reportaje por sí mismo: artista y científico al mismo tiempo, un buen ejemplo de esa Tercera Cultura (fusión de Arte y Ciencia) que parece ser el nuevo horizonte de nuestra civilización.

Lo exclusivo dejó fuera a muchísima gente (resignación) dispuesta a hacer lo que hiciera falta por poder entrar. A diferencia de muchos otros eventos, aquí lo de guardar entradas para el final no se estila. Esto es un festival de divulgación científica, no un concierto, por mucho Brian May que descollara por encima de la multitud por su altura y su enorme melena. Así que hubo que esperar a que Hawking hablara y sus palabras se repitieran una vez terminada la conferencia. Hawking desgranó varios elementos de sus teorías sobre agujeros negros y el origen del universo, pero algunos medios parecen haberse quedado solo con el pulso entre Ciencia y Religión, una forma muy reduccionista de ver las cosas. Mucho más cuando Hawking recalcó una vez más la importancia de la ciencia y cómo es la base de todo lo que sostiene nuestro mundo moderno actual. Cree Hawking, con razón, que todos deberían tener una buena base científica para poder tomar decisiones fundamentales y no ser engañados. “La enseñanza de ciencias es fundamental”. Y todo eso en una larga cadena de guiños y bromas para ganarse a un público que ya estaba más que entregado.

Hawking con uno de sus ayudantes durante la conferencia del martes en Tenerife

El Auditorio Magma se puso en pie con ovaciones cuando apareció en la silla de ruedas que es su mundo desde que el ELA cabalgara contra él y a su vez él se anclara a la vida. Demostró que no tiene límites en su intelecto y capacidad mental para abstraerse y hablar del origen del universo, o cuando menos de las muchas teorías. Hawking hizo de lo que mejor sabe: divulgador. Habló de las muchas teorías del origen del universo y viajó atrás hasta Aristóteles y la concepción del universo eterno sin principio ni fin. La idea de creación perfecta supone una ventaja discursiva ya que evita nuevas preguntas y el ser humano puede dejar aparcado y cerrado el asunto. Pero esto no funciona así. A ese modelo de cosmos, llamado “del Estado Estacionario”, le falla el principio de contraste con la observación.

Cuando se descubrió el fondo de microondas, ese residuo del origen explosivo del universo que es un eco en marea que se repite una y otra vez y se expande con el propio universo. Y volvió Hawking a explicar que es sencillo: un televisor analógico, se pone en marcha y sin estar sintonizado. ¿Ve usted lo que se conoce como “nieve”?, ese ruido de ondas que se traduce en puntitos móviles en la pantalla. Bien, pues eso que ve es el sonido de fondo de la gran explosión, del Big Bang. Un porcentaje de esa emisión es el eco profundo. Mencionó Hawking el experimento BICEP2 que recientemente (hace un par de días) ha sido parcialmente puesto en solfa por el equipo del radiotelescopio Planck al apuntar que habían confundido el eco originario bien concretado con la contaminación de polvo cósmico que lo inunda todo.

Hawking consideró en su conferencia que hay que indagar sin descanso cómo es el universo hoy, ya que es un ente en expansión y es imprescindible conocerlo a fondo para conocernos a nosotros mismos. Por eso habló principalmente del fondo cósmico de microondas. Habló también de que el cosmos es un objeto en tres dimensiones que evoluciona en el tiempo mientras se expande y que se podría representar como un holograma en el límite del disco, justo el momento actual de evolución. Un desarrollo que en su origen fue de trillones de veces en apenas una fracción de segundo, una inflación tal que es inasumible por su grandiosidad para el cerebro humano. En ese primer momento surgió todo el material necesario que sería luego vital para la formación de estrellas, galaxias, planetas… todo en una ínfima fracción de lo que nosotros tardamos en pestañear.

Su conferencia tenía ese mismo objetivo: hablar de ese momento de explosión e inflación siguiente. El Big Bang está más que asentado, sólo hace falta encontrar finalmente las pruebas definitivas, ya que a nivel teórico se justifica y encaja a la perfección con el devenir del universo y con cada descubrimiento nuevo que se hace. Tras el primer momento de súbita inflación llegó otro más “tranquilo” que frena su expansión. Son fluctuaciones cuánticas que generaron a su vez una serie de sucesos en el tejido del universo que daría lugar a lo que consideramos materia ordinaria. Es decir, la que se ve. De ahí nacieron las galaxias, las estrellas, el gas, la materia que daría lugar a lo que somos hoy nosotros. Su frase no podía ser más tajante: “Somos producto de las fluctuaciones cuánticas”.

Sobre el bosón de Higgs

Habló también Hawking de ese salto al vacío que es el bosón de Higgs y su hallazgo físico en 2013. Dijo Hawking que “puede que el campo de Higgs decaiga en un vacío verdadero […] No lo veríamos venir, pero nos aniquilaría a todos”, si bien es una opinión que gran parte de la comunidad científica no sostiene. Hawking a veces parece que “pica” para ver saltar a muchos teniendo en cuenta que es la máxima estrella mediática de la ciencia y que lo que él dice, sea o no ocurrente, asciende con rapidez. Algo parecido al mencionado choque de datos entre los equipos del radiotelescopio Planck con el equipo del BICEP2 que detectó el eco de fondo de microondas. Al parecer la conferencia fue escrita antes de este lunes (obvio por las dificultades de comunicación de Hawking, a tres palabras por minuto…) y no ha tenido en cuenta ese traspiés de confirmación de la Teoría del Big Bang.

Más allá de todo está Hawking y sus frases, lapidarias y bien pensadas: “Las cosas son como son porque eran como eran poco después del principio”. Es decir, que Hawking es muy poco sentimental con las teorías, ya que señaló que la tecnología avanza tan deprisa que muchas son desechadas por nuevos datos casi en el momento de su aceptación. Especialmente todo lo que tiene que ver con ese momento de inflación del cosmos tras el principio. Poco a poco se puede mejorar la detección de pruebas de aquel origen hace unos 13.700 millones de años, y eso supondrá que “muchas teorías caerán” hasta llegar a una que sea casi perfecta para poder explicar lo que ocurrió, lo que es, y lo que somos.