Regresa a las pantallas Álex de la Iglesia, más maduro y cada vez más apegado a sus propios gustos cinematográficos: ya no es el iconoclasta de los 90, es un hombre maduro que intenta explorar, y con ‘El Bar’ da una dosis de amarga realidad de la naturaleza humana. No es humor, es peor: gente encerrada y al límite.