Dimensiones más allá de lo racional, y velocidades también: lo último de la astronomía es un cúmulo de estrellas lanzado a 2 millones de km por hora de una galaxia.
El universo infinito. En realidad en expansión acelerada, pero que supera la imaginación de un ser humano. Nuestra pequeñez frente a un cúmulo de estrellas es como el de un átomo frente a un planeta como la Tierra, pero todavía más ínfimos somos cuando se descubre que existe una fuerza suficientemente poderosa como para lanzar a ese grupo o cluster fuera de una galaxia a 2 millones de km por hora. Se trata de la M87, que ha lanzado un cúmulo bautizado como HVGC-1 a más de 2 millones de km/h. Esa gran masa estelar vagará ahora por el universo hasta el fin de todo. Si es que hay un fin.
El origen del descubrimiento lo ha firmado el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica, uno de los mejores centros científicos de EEUU, que han confirmado que existen las estrellas fugitivas solitarias pero también los grupos. El equipo ha pasado años estudiando el espacio alrededor de M87 y ahora han podido captar este suceso. HVGC-1 significa cúmulo globular hipervelocidad. Como se define, “los cúmulos globulares son reliquias de los inicios del universo y suelen contener miles de estrellas embutidas en una bola de unas pocas docenas de años luz de diámetro”.
Hay que remarcar lo de años luz: de un punto al otro del cúmulo hay más distancia que entre nuestro Sol y la estrella más cercana en la zona de Alfa Centauri. En nuestra galaxia se especula que hay más de 150 cúmulos de este tipo pero que la M87 podría tener miles de ellos. Los cálculos de los astrónomos apuntan a que HVGC-1 se está moviendo tan rápido que ya ha salido de M87 y, actualmente, navega hacia el espacio entre galaxias, libre de grandes fuerzas gravitacionales y en la más pura soledad. Como barcos a la deriva. También es especialmente interesante la velocidad: según los miembros del instituto, una razón podría ser la presión de dos gigantescos agujeros negros que alberga el centro de la M87 que podría haber funcionado como una catapulta para ese cúmulo, arrojándolo fuera de la galaxia.
La forma de captar este cúmulo de estrellas es mediante la separación de objetos astronómicos por la tonalidad de luz que emiten (el color), con lo que se logra aislar esos cúmulos y poder analizarlos en profundidad. A continuación los investigadores usan el telescopio MMT en Arizona y su instrumental para examinar los cúmulos y con ordenadores calcular dimensiones, velocidad y trayectoria.
Representación artística del cúmulo expulsado (Imagen: Centro Harvard-Smithsonian)