Una de las supertierras más fascinantes descubiertas en los últimos años, GJ 1214b, tenía un secreto sin revelar, su atmósfera: pues es de agua.
Imaginen un planeta inmenso, más grande que el nuestro, cuya atmósfera esté compuesta prácticamente por agua: de largo el planeta candidato número uno para ser colonizado, ya que al haber agua podría producirse oxígeno en suficiente cantidad para una hipotética terraformación. De cuando se pueda hacer. El GJ 1214b gira alrededor de la estrella GK 1224 (de ahí su etiqueta) se sabe que tiene un radio superior al de la Tierra y se encuentra a una distancia de 40 años luz al de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Descubierto en 2009, los investigadores han intentado desde entonces concretar de qué estaba compuesta su atmósfera, si de hidrógeno o agua, y finalmente se ha concluido que se trata de agua gracias a telescopios como el Subaru en Hawaii (en la cima del volcán Mauna Kea), con un espejo de 8,2 metros y capaz de seguir el rastro del mismo al pasar por delante de su estrella correspondiente, un mecanismo utilizado por el equipo de investigadores japoneses del Observatorio Astronómico Nacional de Japón que se han ocupado de este planeta en estos años.
Precisamente al pasar por delante de su estrella es cuando se puede comprobar la “dispersión de Rayleigh’, la difusión que sufre la luz cuando atraviesa sólidos o líquidos transparentes pero que se ve con mayor intensidad a través de gases. GJ 1214b no muestra una fuerte dispersión de Rayleigh, que podría predecir una atmósfera sin nubes y dominada por hidrógeno. De momento, el equipo tiene previsto realizar observaciones de seguimiento en un futuro próximo para reforzar su conclusión, señala una nota de prensa del Instituto Nacional de Ciencias Naturales de Japón.
Supertierras, el futuro para una colonización a largo plazo