Rubios enajenados, armados con hachas, escudos de madera y espadas, bajándose de los drakkar con cabeza de dragón… es es la imagen (no exacta) de los vikingos que la exposición del Museo Marítimo de Barcelona intenta reformular.
La exposición ‘Vikings’ (hasta el 28 de septiembre) aborda con 500 objetos originales la historia, costumbre, cultura y modus vivendi de los vikingos, una palabra que engloba a muchos pueblos diferentes, desde los noruegos occidentales a los daneses, sin olvidar a los varegos o escandinavos orientales que hicieron lo mismo que sus vecinos del oeste pero hacia lo que hoy es el Báltico, Rusia, el este de Europa y que llegaron incluso en sus viajes hasta conectar con los islámicos. Su impacto en la civilización europea fue desmedido y dejó una huella profunda en muchas regiones del Viejo Mundo (Normandía, Irlanda, Escocia, Inglaterra, la fundación de Islandia, incluso llegaron a América y dejaron su huella en Andalucía y Sicilia pasadas las primeras oleadas), y eso también generó una mitología popular a su alrededor. Se trata de una exposición itinerante, que ha pasado ya desde su inauguración en el 2012 por los Países Bajos, Escocia y Australia y que tras su paso por España continuará hacia Canadá, Chicago, Quebec, Bélgica y Austria.
Para empezar los vikingos no llevaban cascos con cuernos, no todos lucían barba, y su fiereza era más una táctica de guerra que una identidad en sí misma. Eran violentos, sí, pero con un fin: conseguir botín, tierras y recursos que los cambios climáticos y la superpoblación de su limitado entorno ecológico original les habían negado. Las circunstancias les empujaron a hacerse a la mar, y ellos usaron tanto la espada como la astucia de buenos comerciantes, como demostraron en multitud de ocasiones.
‘Vikings’ muestra, a través de ocho ámbitos, los rasgos fundamentales de esta cultura de los hombres del Norte de Europa, desde sus inicios en el siglo VIII hasta su declive, en el siglo XII. Las 60 vitrinas de las que se compone la exposición se relacionan con los numerosos elementos interactivos y producciones multimedia. Esos ocho ámbitos describen y explican la cultura normanda: “Europa, un área en construcción”, “Conocer a los vikingos”, “Comunidad y familia”, “Más allá del culto”, “Vida y Muerte”, “Artesanía Norse”, “Comercio o saqueo” y “A través del mar”. Sólo una veintena de las piezas son reconstrucciones o copias. el resto son originales y provienen sobre todo de Suecia, del lado varego de la cultura nórdica, casi todos del Museo de Historia del país.
Hay armas, herramientas de agricultura y artesanía, utensilios de comida, joyas, muestras de las runas que usaban como alfabeto, narraciones de los viajes marinos y cómo casi toda la fortuna de un clan o de un hombre giraba en torno a sus barcos, esos drakkar de fondo curvo y alargado con los que cruzaron el Mar del Norte y mucho más allá, hasta Islandia y Groenlandia. Por algo una de las piezas fundamentales es la reconstrucción, a tamaño real, del Gokstad, un barco vikingo que explica a la perfección cómo era viajar con ellos. El Gokstad se usó como cámara funeraria y contenía, entre otros objetos, tres barcos más pequeños; para la reconstrucción se usaron las mismas herramientas y materiales que había en la época.
El Gokstad reconstruido para la exposición