La Fundación Canal inaugura hoy ‘Watch me move. Un viaje por la animación’, una exposición diferente para un arte distinto pero que es tan antiguo casi como el cine: la animación.

Foto de Portada – Fundación Canal

Hasta el 23 de agosto en los espacios de la Fundación Canal (entrada libre, por cierto) se puede asistir a cómo la animación fue un subproducto del cine, y cómo lentamente se convirtió en género, nicho y éxito del séptimo arte. Arrancó con aquellas primeras animaciones en blanco y negro primitivas con música de xilófono, el corto legendario de Disney del viaje en barco de Mickey y termina en películas como ‘Toy Story’ o la última de Pixar también y aclamada en el Festival de Cannes, ‘Inside out’. La animación ha evolucionado tanto como para convertirse en uno de los elementos clave de la cultura contemporánea mundial.

La exposición (organizada por el Barbican Centre de Londres y la Fundación Canal) reúne una selección de 80 piezas, animaciones producidas en los últimos 150 años, toda la evolución del género y su influencia. Dividida en seis apartados temáticos, incluye desde cortometrajes icónicos hasta las más conocidas obras maestras del mundo de la animación, a través de los trabajos de pioneros como los hermanos Lumiére o Georges Mélies, de las grandes producciones de estudios como Walt Disney, Hanna Barbera o Pixar, o de artistas contemporáneos como Cara Walker o Jîri Barta entre otros muchos.

Aparecen también Tim Burton y Steven Spielberg, cada uno con su propia idiosincrasia y sus aportaciones. Y por supuesto Matt Groening, padre de los Simpson, una de las producciones que más ha hecho por la animación. Todos ellos son nombres propios que de una manera u otra han ayudado a cimentar una forma de arte que tuvo sus primeros pasos como “teloneros” de las películas en los viejos cines, cuando los cortos animados preparaban para el verdadero producto que se vendía al público.

BFI National Archive. Dave Fleischer, ‘Betty Boop: Ha!,Ha!, Ha!’ (1934) – Cedida por Fundación Canal 

Ahora son producciones de millones de dólares y que pueden marcar época social y cultural (como los mencionados Simpson) o suponer trabajo de años y cientos de personas (como cada película de Pixar). No hay que olvidar que la animación también ha entrado en el cine real, físico, y la exposición también tiene en cuenta el trabajo de animación digital que llevan muchas de las películas que hoy son taquilleras, desde Hulk a ‘Parque Jurásico’, por poner un par de ejemplos de un recurso que cada vez tiene más peso si la producción quiere recrear determinadas escenas.

La primera sección es ‘Apariciones’, con los orígenes de la imagen en movimiento, muchas de ellas aplicadas a cuestiones científicas como estudiar el movimiento animal o de los miembros del cuerpo humano y poder así entender mejor la anatomía médica. La segunda es ‘Personajes’, que repasa las grandes estrellas de la animación en pantalla, y que se conecta con la tercera, ‘Superhéroes’, que engloba las producciones surgidas del cómic americano y japonés llevadas luego a la pantalla.

‘Fábulas y fragmentos’ sigue ese mismo camino anterior pero con la producción asociada a la literatura fantástica y la cultura popular, sobre todo europea. Las dos últimas secciones son ‘Visiones’, donde se exploran las nuevas formas visuales y su aplicación en la animación para llegar más lejos. Finalmente ‘Estructuras’ toma el camino inverso, hacia el arte, ya que explora trabajos de artistas contemporáneos que se valen de la animación para crear nuevos campos de expresión lejos ya de la industria audiovisual.

Exposición ‘Watch me move’ – Fundación Canal