Una vez más Groenlandia, y no para bien. Los glaciares groenlandeses que desembocan en el mar y son uno de los grandes quebraderos de cabeza de los científicos que escrutan el clima son mucho más grandes de lo que se pensaba. Uno de ellos ha ido a peor demasiado rápido como para que sea un proceso natural.

El glaciar Zachariae Isstrom entró en fase de “retroceso acelerado” (traducción: licuación de su masa de hielo a mayor velocidad de la estimada en los años anteriores) en 2012. Peor indicio todavía: es un glaciar de grandes proporciones situado en el noreste de Groenlandia, en una zona supuestamente más fría que el resto, y su licuación total supondría la elevación del nivel del mar más de 40 cm. Si esto se extrapola a los ritmos de mareas supondría que muchos puertos del hemisferio norte tendrían serios problemas para evitar verse inundados. El régimen de pérdida es de 5.000 millones de toneladas de agua al año. Su estudio corrió a cargo del Departamento de Ciencias del Sistema Terrestre en la Universidad de California en Irvine, publicado en la revista Science.

No sólo se licúa, sino que se fragmenta: se han detectado grandes icebergs que la parte de desagüe que van directos a las banquisas del Ártico, con lo peligroso que esto supone para la navegación. Y por supuesto para el nivel del mar, ya que hablamos de icebergs del tamaño de islas. Su comportamiento además es un ejemplo de manual de todo lo que puede ir mal en Groenlandia: en los últimos años el proceso de licuación se ha acelerado lo suficiente como para que sea irreversible. Para poder analizar mejor el proceso se analizaron miles de imágenes de satélite que los autores del estudio han exhibido como parte de las pruebas de que sus conclusiones son físicamente visibles, reales y no una exageración plegada a una causa. Los satélites de la NASA y la ESA monitorizaron la zona para registrar cualquier cambio en forma y densidad del hielo. Lo hicieron además durante largos periodos de tiempo para dar tiempo a que pudiera ser representativa la observación y no sólo un momento al azar.

Imagen por satélite del glaciar Zacharie Isstrom y su vecino, también en proceso de licuación, el Nioghalvfjerdsfjorden. 

Este proceso detallado reveló que el glaciar se comporta de manera muy diferente en sus distintos tramos una vez el proceso se acelera. Por ejemplo, en la parte inferior es la que más se ha erosionado debido a que el agua de mar penetra por debajo y derrite el hielo a mayor velocidad. Además la parte inferior es la que recibe el agua del deshielo de superficie que se filtra hacia las capas bajas por efecto de la gravedad. Es decir, que recibe la erosión del agua líquida por dos vertientes diferentes, por arriba y por debajo. Esto ha llevado a los autores del estudio, entre ellos el profesor Jeremie Mouginot, a recalcar que el océano y su alta temperatura ha jugado un papel más importante que el atmosférico. Pero insiste: Groenlandia necesita más tiempo y observación.

El problema de los glaciares groenlandeses

Estas inmensas lenguas de hielo que se producen en el interior de la gigantesca isla se introducen en el océano a mayor profundidad y envergadura de desembocadura de lo que se pensaba, lo que significa que el deshielo es más rápido y voluminoso de lo que inicialmente se pensaba. Eso sin contar con que por debajo, como temen muchos investigadores, podría circular una corriente hidrográfico de agua líquida que aprovecha los huecos entre hielo y suelo rocoso para desaguar sobre el océano enormes cantidades de agua dulce del deshielo interno de la placa de hielo de Groenlandia.

Si los glaciares (de los que sólo vemos la parte superior, con la ruptura de bloques que tanta gracia y turismo genera) desaguan tanto se acelerará el ritmo de fusión de las placas de hielo ártico. Consecuencia: los niveles del mar subirán más deprisa. El estudio está realizado por investigadores de la Universidad de California en Irvine (UCI) y la NASA a través del célebre Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL – Pasadena, California). El resultado del estudio de campo de tres años refleja que los canales de desagüe glaciar son mucho más largos, grandes y frecuentes. Lo que encontraron bajo el agua asusta: algunos glaciares se asientan en su parte final sobre grandes plataformas sedimentarias de miles de años de formación que hacen de “balcones” sobre los que se asoma el hielo, por lo que no están dentro de aguas oceánicas por completo. Pero no todos son así, otros son auténticos arietes de hielo en el mar, con lo que el ritmo de fusión es mucho más alto.

Cambios en la capa de hielo de Groenlandia, en la zona medio-meridional (NSDIC – NASA)