Rusia por fin tiene una prueba del delito cósmico: un grupo de científicos ha recuperado de un lago de Cheliabinsk un fragmento del meteorito que sembró el pánico en febrero. 

Fue sobre Siberia, en una enorme región con cientos de miles de habitantes, donde 1.500 personas sufrieron heridas y hubo daños de cientos de millones cuando un meteorito explotó sobre la superficie de la región al impactar contra la Tierra. Resultado, una liberación de energía más grande que la bomba de Hiroshima y media Rusia aterrorizada y fascinada por aquel suceso. Hoy, varios meses más tarde, un grupo de científicos rusos ha recuperado de un lago cercano un fragmento de roca de 600 kilos perteneciente al meteorito.

Sergei Zamozdra, miembro de la Universidad Estatal de Cheliabinsk, ha descrito la roca como “la madre de todas las piezas recuperadas hasta ahora” por su gran tamaño. Quizás uno de los cuerpos celeste más grandes nunca atesorados por la comunidad científica y que será profundamente estudiado para entender mejor una amenaza muy seria sobre nosotros. Con gran profusión mediática, el científico ha mostrado a periodistas y fotógrafos el hallazgo, todo coronado con una frase muy propia de la televisión: “¿Veis esta corteza negra? Es un visitante del espacio”.

Todo el proceso de extracción del fragmento ha sido retransmitido en directo por televisión una vez que supieron que se trataba del meteorito que perseguían. La roca, que rondaban en total los 600 kilos, ha tenido que ser partida en tres trozos durante la recuperación, con un coste total de 15.000 euros. Es probable que el fragmento sea exhibido a los turistas, o cuando menos, los pedazos de menor tamaño.

Rueda de prensa improvisada tras la extracción de los fragmentos de meteorito