El Amazonas es el arca de Noé natural del mundo: no hay expedición que no vuelva con más conocimiento o sorpresas en forma de nuevas especies.

Selva tupida, un verde tan profundo y denso que se convierte en un negro vivo y palpitante, ya sea de día o de noche. La inmensa alfombra verdosa oculta mundos que la ciencia humana lucha por descubrir antes de que la avaricia los destruya. Y mientras el ser humano intenta madurar, la ciencia y el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) siguen adelante con las expediciones que desentrañan ese vergel. La últimas han descubierto más de 400 especies desconocidas hasta ahora. Esta noticia se une a la que hace poco publicamos en El Corso sobre el “arca vegetal” del Amazonas, con cerca de 16.000 especies diferentes. 

El abanico va desde una variante de primates que ronronea cual gato a ranas tan pequeñas que casi no se ven, reptiles multicolores, orquídeas rosáceas o pirañas herbívoras, en contra de lo que la tradición nos enseña. Son algunas de las nuevas 400 especies que en estos últimos cuatro años las expediciones científicas han encontrado en las selvas amazónicas. WWF las ha recopilado: 258 plantas, 84 peces, 58 anfibios, 22 reptiles, 18 aves y un mamífero. Además, hay que añadir los innumerables descubrimientos de insectos y otros invertebrados. Y como muchas otras ya conocidas, especies que corren el peligro de la avaricia humana. Según WWF son tan necesarias las medidas para protegerlas como el resto, en parte debido a que son específicas de sus nichos ecológicos. Cuanto más especializada es una especie, más riesgo tiene de extinguirse por injerencias externas.

 

 

Cercosaura hypnoides

 

Allobates amissibilis

Ejemplos: Cercosaura hypnoides, una lagartija coloreada muy escurridiza que sólo fue detectada por un nido con huevos capturados por pura casualidad durante una de las expediciones. Se sospecha que está en grave peligro de extinción o bien que su arte para esconderse de los humanos es encomiable. Ha sido detectada en la Amazonia colombiana. Igual peligro corre el diminuto anfibio Allobates amissibilis, una rana de la Guyana (norte de Sudamérica) que podría estar a punto de desaparecer por el turismo invasivo de la zona.

Menos pequeñas son las otras dos especies siempre vinculadas con el peligro. La piraña herbívora o Tometes puede alcanzar el medio metro de largo (más grande incluso que las pirañas carnívoras) y los cuatro kilos de peso; habita en las torrenteras de aguas vivas, se alimenta de las plantas de ese nicho y habita en las zonas altas del Amazonas brasileño. La Chironius challenger es una serpiente de brillantes colores que nos lleva de nuevo a los montes de la Guyana y que asocia su pigmentación quizás con la necesidad de ahuyentar a los posibles depredadores. Pero en colores el colmo de lo raro es una orquídea rosa, la Sobralia imavieirae, que germina en Brasil y que cumple con los parámetros de sus compañeras de especie: belleza en medio de la selva.

Todavía más extraño es una variante del mono tití, pequeños monos que en la zona de Caquetá que ha desarrollado una particularidad social: ronronean para comunicarse los unos con los otros, una forma de fomentar la unión de grupo frente a otras especies, de alertarse o de hacer saber al grupo que algo pasa, normalmente relacionado con lo positivo. La familia de los titís abarca cerca de dos decenas de especies, emparentadas entre sí y que habitan en la cuenca del Amazonas, donde su pequeño tamaño les permite deambular por la selva y alimentarse de la fruta de la zona sin necesidad de tener un gran tamaño.

Sobralia imavieirae

 

 

La gran masa forestal amazónica

La biodiversidad biológica es inmensa, y como comentábamos el pasado mes de octubre, el gran proyecto sobre la Amazonía, compendio de los trabajos de decenas de taxónomos, botánicos, estudiantes ayudantes e instituciones ha visto la luz en la revista Science en forma de publicación científica que cuantifica la diversidad vegetal amazónica en 16.000 especies de árboles, pero con una descompensación brutal en un aspecto: la mitad de la gran selva (uno de los cuatro pulmones mundiales) está dominada por sólo un “puñado” de 227 especies. En total 390.000 millones de árboles en la extensa zona que incluye también la Guayana y que van desde el simple helecho al árbol del cacao o las castañas del Brasil. Y como mencionábamos más arriba, unas 227 especies son dominantes, no por número total sino porque cada una o grupos de ellas dominan determinados nichos vegetales. Apenas representan el 1,4% del total, pero mandan por una mejor adaptación.

 

Extensión de la masa forestal amazónica