Astronomía: ese divino tesoro que llena los medios; su última proeza, localizar una Súper Tierra que supera a la nuestra 17 veces.
Es el mayor planeta rocoso encontrado fuera del Sistema Solar. Normalmente los exoplanetas (planetas exteriores al Sistema Solar) suelen ser gaseosos, como Jupiter, gigantes capaces de albergar miles de Tierras o de engullirlas sin problema; esta condición les asegura tener un tamaño considerable ya que su masa de gas necesita de menos fuerza gravitatoria. Pero lo planetas rocosos suelen ser más pequeños en tamaño o apenas superior en dimensión al nuestro. Casi parece que tengan todos las mismas medidas de tamaño para poder ser viables. Al menos hasta ahora.
Lo cierto es que el planeta al que han bautizado como Mega-Tierra o “el Godzilla de las Tierras” (los medios necesitan siempre de este tipo de llaves para atrapar a la gente) es un descomunal planeta rocoso que es 17 veces más grande que la bola azul en la que habitamos. Su nombre oficial es Kepler-10c, está a 560 años luz de nosotros y los autores del descubrimiento son los investigadores del Instituto Harvard-Smithsonian; según ellos, este monstruo como uno de los más grandes. Y lo que es mas importante: rompe las teorías establecidas sobre por qué se forman planetas.
De nuevo se trata de un problema de tamaños: para tener semejante dimensiones se supone que tendría que haber atrapado gran cantidad de gas y compactarlo en una atmósfera descomunal y profunda que recubriera un núcleo más compacto. Es decir: otro Júpiter. Pero ha resultado ser una suposición errónea. Rompe las ideas preconcebidas: gran tamaño, planeta gaseoso, menor tamaño, rocoso. Pero no es el único detalle peculiar de este gigante.
Recreación artística de Kepler-10c
Para empezar orbita el Sol una vez cada 45 días (la Tierra cada 365 días) y su diámetro es de 29.000 km, con lo que casi triplica el terrestre. Inicialmente fue catalogado como un gaseoso intermedio, es decir, que tiene base sólida pero es en realidad un planeta gaseoso en condiciones intermedias, justo en el filo de la navaja. En nuestro “barrio” hay uno así: Neptuno. A día de hoy no se puede concretar sí en el fondo esa apariencia sólida y rocosa (determinada a través de la nave-observatorio Kepler mediante la medición de la atenuación de una estrella cuando el planeta pasa por delante de ella) es real o una parte de su naturaleza.
Según el trabajo científico, fue el Telescopio Nazionale Galileo de los italianos en Canarias el que midió lamas a del Kepler-10c, y el resultado determinó que a pesar de tener un diámetro casi tres veces el terrestre tenía una masa 17 veces superior, una cifra mucho más alta y que tampoco entroncaría con la teoría de los planetas rocosos. Es decir, que la Mega-Tierra es un gran acertijo: rocoso o no, no concuerdan bien los datos, debe tener una composición densa de rocas y otros sólidos.
¿Hogar de vida extraterrestre?
El sistema Kepler-10 es muy antiguo: tiene unos 11.000 millones de años, lo que significa que se formó menos de 3.000 millones de años después del Big Bang. Hasta ahora se creía que el Universo necesitó miles de millones de años para poder conformar los elementos sólidos y metálicos necesarios para crear cuerpos rocosos sólidos y no meramente gaseosos y ligeros. Kepler-10c muestra que el universo fue capaz de formar tales enormes rocas, incluso durante el tiempo en que los elementos pesados eran escasos.
La consecuencia es que hay que recalcular la edad original de estrellas y planetas, de tal forma que la aparición de la vida (ligada a determinados componentes químicos que supuestamente habrían aparecido más tarde) podría haber sido mucho más anterior de lo que pensamos. Si hay estrellas más antiguas y planetas más antiguos toda la cronología debería cambiarse. Conclusión: puede haber vida ya conformada. A fin de cuentas la vida existe más o menos desde hace unos 4.000 millones de años, y nuestra especie apenas lleva un millón de años por el planeta, un suspiro espacial.