Todos somos un poco Atticus Finch, aquel abogado idealista e irreductible que tan bien supo interpretar Gregory Peck en ‘Matar a un ruiseñor’, una de las mejores obras literarias provenientes de EEUU y que ahora tendrá secuela también en España.
Han pasado muchos años desde que Harper Lee dijera “uno y no más”. Fue la autora peculiar y única de ‘Matar a un ruiseñor’, un libro-tótem en la sociedad norteamericana, con una historia muy propia de esa cultura (la lucha idealista contra el racismo y la igualdad con los derechos civiles de fondo). El libro se publicó en 1960, antes incluso de que JFK iniciara la maratoniana lucha por la reafirmación de los derechos civiles de los negros y otras minorías; no culminaría hasta 1965 con las leyes firmadas por el presidente Lyndon B. Johnson con Martin Luther King Jr de testigo. Harper Lee se cerró en banda a publicar ninguna secuela o incluso a publicar nada más. El éxito la arrolló como a pocos autores y optó por la vía Salinger: yo y mundo, nada más.
Hasta ahora había sido una escritora de un solo libro a pesar de que durante el resto de su vida siguió escribiendo y publicando esporádicamente algunos artículos en los medios. Harper Lee vid en una residencia de ancianos de Alabama y fue la que dio luz verde a la publicación de la nueva novela, que se publicará sin revisiones, tal y como quedó, con 304 páginas. Harper Collins editará en España la secuela inédita, ‘Go set a watchman’. Porque es mucho más que un libro: en EEUU es casi una obligación nacional leerlo o poseerlo, o perseguirlo y decir que lo has leído. La edición en inglés saldrá a la venta el 14 de julio, pero en España habrá que esperar hasta el otoño (sin fecha concreta aún). La subasta de derechos mundiales ha sido un órdago como pocos, con cifras millonarias y toda la atención puesta en la neurosis de los norteamericanos con aquella novela.

Harper Lee en los 60 y en la actualidad
Este nuevo libro fue el embrión del que nació ‘Matar a un ruiseñor’ y ahora se convierte en la siguiente fase de una historia que fascinó desde que fue publicada. Porque la historia tiene mucho de ella misma. Hay que recordar que es la hija de Atticus Finch la que narra esa historia al lector, pero aquí el proceso es muchos años más tarde, cuando ella ya es adulta. Fue en los años 50 cuando escribió originalmente ‘Go set a watchman’. Entonces empieza el proceso de génesis: el editor Tay Hohoff le sugirió que cambiara partes de la novela para hacerla más atractiva; el original se perdió después de que Lee escribiera una segunda versión que fue ‘Matar a un ruiseñor’, donde es Scout de niña, la hija de Finch, la que habla.
El éxito, que le valió a Lee el Pulitzer en 1961, hizo que aquel original se perdiera. No fue hasta el año pasado cuando la abogada de Lee, Tonja Carter, lo encontró. Ahora regresa desde el silencio de Lee (es una autora-bunker, que no concede entrevistas y cultiva con mimo su aislamiento) una historia que es precuela y secuela al mismo tiempo si usamos terminología del cine. En ‘Go set a watchman’ Scout vive en Nueva York y regresa al pueblo de Maycomb para visitar a su padre. Se mantienen los paralelismos autobiográficos (Finch es el apellido de soltera de la madre de Lee) y lo que asimiló de otros. Lee era íntima amiga de Truman Capote, que gustaba de contar historias a sus amigos de su infancia sureña; varias de ellas formaron parte de la génesis de ‘Matar a un ruiseñor’ y pueden encontrarse en la novela.

Truman Capote con Harper Lee en 1966; en suelo, ejemplares de ‘A sangre fría’, otro mito literario en el que también intervino Lee secundariamente
Pero fue sin duda la versión cinematográfica de Robert Mulligan en 1961 la que le dio la eternidad a esta obra, con el Atticus Finch de Gregory Peck y Scout interpretada por Mary Badham. El resultado fue una película memorable, de las joyas del cine americano más comprometido y valiente en un tiempo donde ser negro era poco menos que el anticipo de una vida miserable de marginación y violencia. Se llevó tres Oscar en 1962 y marcó una época, como un anticipo de la lucha social que se desarrollaba en EEUU en aquellos años. ‘Matar a un ruiseñor’ es un alegato sobre la justicia pura, sobre la igualdad y contra el racismo. La novela fue incluso prohibida en varios estados del país durante años.
Todo picota alrededor de la violación de una mujer blanca a manos de un hombre negro en Maycomb (sur de EEUU), que en realidad es inocente del suceso y al que se le echa la culpa del crimen. Es defendido por un abogado local, Atticus Finch, que cree ciegamente en la justicia y las leyes y ejerce de único defensor gracias a su rectitud y su buena reputación en la localidad. El suceso tiene lugar durante la Gran Depresión (años 30) en ese Sur que parecía no haberse movido un ápice desde el siglo XIX. Finch carga con la cruz de la defensa y es represaliado por los mismos vecinos que le creían un buen hombre y que se pone de parte del negro. Mientras, convive con sus dos hijos, a los que cría solo después de la muerte de la madre. Y por encima de todo, la ética de Finch, como un ancla a la que se agarra la historia y alecciona a sus hijos.

Peck con la actriz Mary Badham, que interpretó a Scout en el filme y que era la narradora y el alter ego de Harper Lee en la novela

