Casi nadie se ha atrevido a estrenar la misma semana que la secuela del mayor taquillazo de la historia del cine español. ‘Ocho apellidos vascos’ es el centro de atención, sólo le hará algo de sombra un puñado de películas indie americanas y un éxito del cine francés del año pasado. Rafael y Amaia vuelven pero por el Mediterráneo.
En la fiesta de preestreno de anoche en la Gran Vía de Madrid se reunieron más de 3.500 invitados, con toda la maquinaria de Mediaset echando humo como nunca para emular el mainstream norteamericano. Tan grande fue que tuvieron que alojar en varias salas de cine a los invitados, estrenando a lo bestia para una apuesta que salvo catástrofe será el gran éxito de este año 2015 que ya se apaga, o al menos uno de ellos. Puede, si todo sale bien, que incluso sea el éxito de 2016. El cine español necesita tanto este tipo de filmes como un hambriento bajo la nieve una sopa caliente y una manta. Repiten todos, desde el director (Emilio Martínez-Lázaro) a los guionistas (Borja Cobeaga y Diego San José) a los actores (Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde y Carmen Machi). Sólo se han añadido dos cosas: el trasfondo, que en este caso será Cataluña, y tres actores más, Berto Romero, Rosa María Sardà y Belén Cuesta.
Que todo cambie para que todo siga igual, que diría Lampedusa. En realidad el nuevo filme repite la misma situación (chica vasca conoce chico sevillano y éste cruza España para fingir ser quien no es y así poder estar con ella) pero en otro lugar. Del nacionalismo vasco, que vivió ‘Ocho apellidos vascos’ como una catarsis liberadora a través de la comedia pasamos a otro que está incandescente, el catalán. Que nadie espere giros de guión que esto está más que trillado: Rafa el sevillano repetirá el puzle pero esta vez es que el padre vasco se convierte en su cómplice, que a su vez arrastra otra vez a la viuda del guardia civil (Carmen Machi) otra vez rumbo a la Cataluña profunda. Todo en un pueblo que “finge” la independencia en pleno “proceso de desconexión”.
Se lo van a tener que currar mucho para sorprender. La primera película fue un éxito sorpresa que carbonizó a todos los que compitieron con ella. Fue el momento, el lugar y los personajes adecuados. Vascos riéndose de sí mismos con ayuda de los tópicos y un excelente Dani Rovira que se convirtió en el yerno perfecto para ese personaje demencialmente gracioso de Koldo (Karra Elejalde), prototipo del vasco de toda la vida que en comparación con los chicos abertzales parece un guerrero vikingo entre pitufos. España se partió de risa en su gran mayoría (siempre hay gente para todo, hasta para echar pestes) y la fórmula ya estaba en marcha de nuevo antes incluso de que tocara techo en taquilla la primera. Desde que las televisiones meten dinero en el cine la industrialización ha sido más que evidente. Y menos mal si tenemos en cuenta que la cultura española lleva cuatro años de Via Crucis económico y político entre la casi eterna crisis y un gobierno hostil como una reacción alérgica.
Así que allá vamos otra vez con el circo de destrucción de tópicos, empezando por Berto Romero, que juega a ser hipster catalán (barba y tatuajes incluidos) y llave de la siguiente fase. Rafa y Amaia han roto y la chica, obsesionada con casarse (ya van tres intentos, el primer vasco que huyó, Rafa y ahora Romero), ha decidido que un catalán será la respuesta. Koldo entra en ebullición porque si ya era sacrílego un sureño cómo no iba a serlo menos un mediterráneo con la cara de Berto Romero. Éste a su vez arrastra su propia cadena de tópicos que una matriarca catalana (la Sardà) concentra perfectamente. La gran ventaja del filme es que no se mueve un milímetro de la fórmula, sobre todo cuando dos factores juegan a su favor: primero, que no hay nada más oportuno ahora mismo que hablar de Cataluña; segundo, que tiene al público preparado para recibir otra dosis de lo mismo después de que Telecinco y Cuatro emitieran ‘Ocho apellidos vascos’ la semana pasada y rompieran el récord de share de un filme en televisión. Les va a salir el negocio más que redondo.
El proyecto juega a ser un reordenamiento de los tópicos que alimentan la cultura española. Somos una nación de naciones desde hace siglos, pero siempre hemos jugado a no serlo; en el fondo lo que queda es un poso de mala leche eterna que se retroalimenta sin parar entre símbolos, banderas, idiomas y lugares comunes sin mucho fundamento pero que sirven para que unos y otros se crean mejores o diferentes. El absurdo surrealista ibérico es transversal y por eso las coñas con los vascos hacían estallar de risa a un granadino o un mallorquín igual que lo harán ahora. Ya no es sólo norte-sur, es también este-oeste, centro-periferia. Doble salto mortal: comedia romántica y comedia político-nacional a la vez. Hay de todo para reafirmar la idea: masía familiar, esteladas por todas partes, castellets y parafernalia nacionalista añadida. Incluso va más allá: el pueblo finge ser independiente de España para evitar que esa matriarca (Sardà) se muera sin ver su sueño cumplido. Todo el pueblo monta el circo y accede para cumplir el gran deseo de la señora.
La película se convierte en una sátira del paraíso nacionalista que sueñan Mas, Junqueras y las CUP, a los que no les va a gustar el chiste. Los vascos tienen más sentido del humor que los catalanes, sobre todo porque se pasaron años recibiendo el mismo ácido en cómodas dosis en la ETB con ‘Vaya Semanita’. Cuando llegó ‘Ocho apellidos vascos’ parecían pedir más de aquella fórmula que les hizo reír a todos. En el filme hay bromas sobre los Mossos que a más de uno les va a saber a ácido estomacal. Y eso es sólo un detalle, porque Cobeaga y San José parecen haber pillado el ruedecita del ratón en la jaula y dan vueltas a todo lo que se mueve para lograr acumular más público en la butaca.
Sinopsis. Las alarmas de Koldo entran en Defcon-3 tras enterarse de que su hija Amaia, tras romper con Rafa, se ha enamorado de un catalán (Berto Romero). Ante tal “sacrilegio”, se aventura a cruzar la frontera de Euskadi y poner rumbo a Sevilla para convencer a Rafa de que deben viajar a Cataluña para rescatarla, al precio que sea, de los brazos del joven y su entorno (Rosa María Sardá y Belén Cuesta).
Ficha de ‘Ocho apellidos catalanes’:
Película: Ocho apellidos catalanes. AKA: Ocho apellidos vascos 2. Dirección: Emilio Martínez-Lázaro. País: España. Año: 2015. Género: Comedia romántica. Reparto: Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Carmen Machi, Berto Romero, Rosa María Sardà, Belén Cuesta. Guión: Borja Cobeaga y Diego San José.
‘Life’. Stock tenía 26 años pero parecía mayor y ya estaba atado a una vida familiar. No obstante, su encorsetado mundo pronto se tambalea al cruzarse con la estrella en ciernes James Dean, un espíritu libre que iba a cambiar la cultura popular, de los trajes a los vaqueros y de los galanes a los ídolos adolescentes. Una sesión de fotos les llevará a ambos a un viaje por las carreteras de EEUU, que cambiará la vida de Stock y entregará al mundo algunas de las fotografías más míticas de la época.
Ficha de ‘Life’:
Película: Life. Dirección: Anton Corbijn. País: Reino Unido. Año: 2015. Duración: 111 min. Género: Drama. Reparto: Robert Pattinson (Dennis Stock), Joel Edgerton (John Morris), Ben Kingsley (Jack Warner), Dane DeHaan (James Dean). Guion: Luke Davies. Producción: Iain Canning, Christina Piovesan, Emile Sherman. Fotografía: Charlotte Bruus Christensen.
‘Grandma’. Elle acaba de romper con su novia Olive, cuando su nieta Sage aparece inesperadamente pidiéndole dinero con urgencia. Aún dolida por su ruptura sentimental, la abuela Elle y Sage pasarán todo el día intentando conseguir dinero visitando a antiguos amigos, lo que hará que comiencen a desvelarse secretos del pasado.
Ficha de ‘Grandma’:
Película: Grandma. Dirección: Paul Weitz. País: EEUU. Año: 2015. Duración: 79 min. Género: Comedia dramática. Reparto: Lily Tomlin, Julia Garner, Marcia Gay Harden, Judy Greer, Laverne Cox, Sam Elliott, Elizabeth Peña, Nat Wolff, Sarah Burns, John Cho, Mo Aboul-Zelof, Skya Chanadet. Guión: Paul Weitz. Producción: Depth of Field / 1821 Pictures. Fotografía: Tobias Datum. Música: Joel P. West.
‘Mistress America’. La vida de Tracy (Lola Kirke), una joven solitaria y muy poco popular estudiante de primer año, sufre un completo cambio cuando aparece en escena la impetuosa y aventurera Brooke (Greta Gerwig), una treintañera que se va a convertir en su hermanastra, pues la madre de Tracy está a punto de casarse con el padre de Brooke.
Ficha de ‘Mistress America’:
Película: Miestress America. Dirección: Noah Baumbach. País: EEUU. Año: 2015. Duración: 84 min. Género: Comedia dramática. Reparto: Greta Gerwig, Lola Kirke, Matthew Shear, Jasmine Cephas-Jones, Heather Lind, Michael Chernus, Cindy Cheung, Kathryn Erbe, Dean Wareham. Guión: Noah Baumbach y Greta Gerwig. Producción: Fox Searchlight / RT Features. Fotografía: Sam Levy. Música: Dean Wareham, Britta Phillips.
‘Conexión Marsella’. El regreso de Jean Dujardin después de su Oscar. Fuera de Francia sigue siendo un desconocido, pero en el país vecino es un ídolo que se marcó este thriller complejo y estimulante. Arrancamos en 1975. Pierre Michel es un joven magistrado que acaba de ser trasladado a Marsella para colaborar en la lucha contra el crimen organizado. Se trata de desactivar la French Connection, una operación de la mafia que exporta heroína a todo el mundo. Sin escuchar las advertencias, Pierre lidera una cruzada contra Gaëtan Zampa, el padrino más intocable. Pero pronto va a entender que para obtener resultados, deberá cambiar sus métodos.
Ficha de ‘Conexión Marsella’:
Película: La French (The Connection). Dirección: Cédric Jimenez. País: Francia. Año: 2014. Duración: 135 min. Género: Thriller. Reparto: Jean Dujardin, Gilles Lellouche, Céline Sallette, Benoît Magimel, Guillaume Gouix, Pauline Burlet, Eric Godon, Mélanie Doutey, Xavier Alcan, John Flanders. Guión: Cédric Jimenez y Audrey Diwan. Producción: Gaumont. Fotografía: Laurent Tangy. Música: Guillaume Roussel.