Nuevo elemento sintético para la tabla periódica, todavía sin nombre y que obligará a revisar el listado de elementos fundamentales que componen el universo. El 113 es uno de los que se unieron este año a la tabla, pero sí el último y de los más polémicos.

“Ahora que hemos demostrado de forma concluyente la existencia del elemento 113, planeamos seguir investigando el territorio inexplorado del elemento 119 y más allá”. Con esta frase el investigador Kosuke Morita (en la imagen de portada), de la Universidad de Kyunshu y miembro del instituto estatal científico Riken, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de agarrar la tabla periódica que algunos se aprendieron de memoria y tirarla a la basura, porque ya no sirve.

Todo dependía, en el fondo, de que la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) dé el visto bueno a ese nuevo elemento y de paso le dé el nombre que crea conveniente. La cuestión es que no está solo: un grupo de EEUU y Rusia también reclamaba ser el descubridor del nuevo elemento. Pues bien, el pasado 31 de diciembre se informaba de que se le concedía a este equipo la legitimación. El nuevo elemento podría llamarse “Japonio” en honor a la nacionalidad de los investigadores.

Instituto Riken

Instituto Riken

El equipo formado por investigadores rusos y norteamericanos ya reclamó para sí el descubrimiento del elemento 113 ya en 2003, once años antes de que en Japón otro equipo dijera en 2012 que tenía datos de la existencia del mismo. Es decir: una carrera para ver quién es el que le da una patada a la tabla periódica. Este nuevo elemento contaría con 113 protones en su núcleo. Morita y su equipo fueron capaces de sintetizar el elemento en tres experimentos diferentes con un nuevo método: colisión de iones de zinc sobre una capa de bismuto de tamaño ultrafino.

El 113, al igual que otros elementos sintéticos, no aparecen en la naturaleza de forma natural (como el hidrógeno, el hierro, el oxígeno u otros) sino que se llega a su existencia a través de experimentos que manipulan otros elementos. Están presentes en el universo, pero para llegar hasta ellos hay que realizar procesos que no se dan salvo en condiciones específicas. El plutonio, por ejemplo, es uno de esos subproductos de la naturaleza. Y debido precisamente a su origen son inestables.

Los cuatro nuevos elementos

Estarán todos en la séptima fila de la tabla, y en total la IUPAC ha admitido cuatro: el 113, el 115, 1l7 y el 118, descubiertos por investigadores de Japón, Rusia y EEUU. La fila no es tan nueva: en 2011 ya se les unió el 114 y el 116. Los tres que no son el polémico 113 fueron descubiertos por un equipo ruso-estadounidense de científicos del Joint Institute for Nuclear Research de Dubna (Rusia), y del Lawrence Livermore National Laboratory en California (Estados Unidos). Todavía no tienen nombre, pero la declinación oficial de la IUPAC les ha puesto una etiqueta de raíz científica para no liarse con números: ‘ununtrium’, (‘Uut’ o elemento 113), ‘ununpentium’ (‘Uup’, elemento 115), ‘ununseptium’ (‘Uus’, elemento 117) y ‘ununoctium’ (‘Uuo’, elemento 118). Los nuevos elementos pueden ser nombrados con un nombre mitológico, un mineral, un país, un lugar geográfico concreto, una propiedad del elemento o incluso el nombre de un científico.