El mismo país que se asustó, divirtió y escondió la cara entre la manos durante años despedirá al pionero televisivo que lo sacó de la mediocridad. Ha fallecido con 83 años el hombre que batió récords con el ‘Un, dos tres…’, ‘Historias para no dormir’ o la películas ‘¿Quién puede matar a un niño?’ y ‘La residencia’.

Chicho Ibáñez Serrador fue productor de TV, director de cine, guionista y sobre todo un dinamizador, un pionero en un medio acartonado sometido a todo tipo de presiones en una España aplastada por la dictadura. Nacido en Montevideo, una enfermedad siendo niño que lo postró en la cama le empujó a ser un lector ávido con una vocación de autor e intelectual más que reseñable. Ya en España en los 50, trabajó como actor en la compañía de su madre, pero en breve pasó a dirigir él las obras. En 1957 viajó a Argentina, donde, esta vez con su padre, se dedicó a la televisión, la radio y el teatro. Fue allí donde aprendió y forjó parte de sus ideas sobre el medio, siempre como guionista y director más que como actor.

Entonces volvió a España. Eran principios de los 60 y llegó con la cabeza llena de ideas y revolucionó TVE a partir de 1964 con ‘Mañana puede ser verdad’ o o’La historia de Saint Michel’, pero especialmente con ‘Historias para no dormir’ (1966), que le daría gran fama popular en España, poco acostumbrada al thriller, el terror y el género fantástico. Su maestría la demostró con ‘La residencia’ (1969) y la película de culto ‘¿Quién puede matar a un niño?’ (1976), un éxito de taquilla y que todavía hoy está considerado filme de culto del que aprendieron muchos después. También fue el autor de ‘El último reloj’, ‘El asfalto’, ‘Historias de la frivolidad’ y ‘El televisor’ (1974).

Además de abrir camino en este campo, dejó su sello en la memoria popular con el programa ‘Un, dos, tres…’, que tendría ediciones durante décadas y que fue su principal vehículo de trabajo profesional, con humor y un tipo diferente de concurso que en España no se había visto. Ese mismo humor que usó imitando a Hitchcock en las presentaciones previas de los episodios de ‘Mis terrores favoritos’. Fundó la productora Prointel en 1970 para desarrollar sus propias producciones en cine, televisión, teatro y publicidad, entre las que se encuentra el mencionado ‘Un, dos, tres…’. También desarrolló el concurso ‘Waku Waku’ o el pionero ‘Hablemos de sexo’ en 1990.

Entre los premios acumulados figuran el Premio Nacional de Televisión en 2010, el Premio Maestro del Fantástico del Festival Nocturna, el Premio Ondas al Mejor Programa por ‘Hablemos de sexo’, premios Antena de Oro, Premio Iris y Premio Feroz de Honor, entre otros galardones, a los que sumó el Goya de Honor este mismo año y que no pudo ir a recoger por la grave enfermedad degenerativa que, por desgracia, le ha provocado la muerte.