Finalmente una de las víctimas propiciatorias de la nefasta política industrial soviética, rusa y humana en Asia Central ha terminado por desfallecer y secarse.
Probablemente muchos hayan leído o visto muchas veces historias, documentales o escenas de películas con el mismo patrón: barcos varados en la arena, como si fuera un imposible, buques de todo tipo que un día surcaron las aguas y vivieron por y para navegar que terminan, en un guiño cruel, en el lugar más inhóspito posible para un marinero, un mar de arena muerta. Pues eso es lo que le ha ocurrido al Mar Aral este verano, cuando contempló cómo se secaba por completo toda su vertiente meridional según datos del satélite Terra de la NASA.
Cada verano llega la misma historia: el Aral se seca, y luego, en invierno, recupera una parte menor de su caudal. Sin embargo el milagro de un mar en medio de la estepa de Asia Central es ya una quimera. Sus aguas y el curso de los ríos que lo alimentaban fueron desviados para alimentar la gigantesca industria algodonera y agraria que los soviéticos se empeñaron en crear en medio de la nada esteparia. Todo fue bien para ellos hasta que fue evidente que estaban asesinando el ecosistema del Aral: desde 1960 los periodos de sequía y los récords de escasez de agua han ido progresando hasta que este verano fueran batidos por completo. El brutal hundimiento del agua hasta su desaparición se podría atribuir a que este invierno nevó mucho menos en las montañas del Pamir de donde beben muchas arterias fluviales del Aral. El Amu Darya bajó esta primavera con mucha menos agua.
Imagen de la NASA del Aral de este verano, casi seco; la línea negra de contorneo son los antiguos límites del mar en los años 50 del pasado siglo.
A mediados del siglo XX el Aral suponía cerca de 60.000 km2 de agua. Para que se hagan una idea, imagínense un mar del tamaño de Aragón y Navarra juntas en medio de enormes planicies donde los pastos salvajes y la agricultura de cooperativa se alterna con espacios vacíos. Ahora mismo sólo tiene un 10% del total, lo cual da una dimensión en cifras de la decadencia absoluta del Aral. El satélite de la NASA ha registrado las comparativas con imágenes que no engañan: en apenas una década y media ha perdido una parte sustancial de su superficie marina, y lo hace por primera vez desde que empezó el siglo. Según los geógrafos de la NASA (porque el gobierno ruso es opaco como un muro de plomo) podría tratarse de la primera fase de sequía aguda en más de cinco siglos. Un desastre absoluto.
La responsabilidad de este proceso está muy bien identificada: la URSS. El desarrollismo comunista y la planificación industrial soviética dejaron claro que el Aral era una oportunidad para alimentar de regadíos una extensa franja meridional del gigantesco país. En los años 50 los soviéticos desviaron los ríos Amu Darya y Sy Darya, dos de los principales alimentadores de agua del Aral, para poder irrigar las nuevas y viejas tierras de cultivo esteparias. Al no recibir caudal suficiente el mar empezó a desecarse por su parte más vulnerable, las tierras anegadas de menor profundidad y las zonas costeras. Lentamente la frontera entre tierra y agua se metió cada vez más al interior y empezó a ser frecuente la imagen de las barcazas y buques varados en la arena.
No obstante el proceso fue mucho más largo. El clima sobre el Aral alterna los años secos con los húmedos y eso hace que sea una locura de idas y venidas de la orilla, lo que altera profundamente los ciclos biológicos y la pesca. Además, todavía recibía agua de otras fuentes. Pero el nivel bajaba y bajaba. Para el año 2000 el Aral se había partido en dos, incluso entre dos países. La URSS no existía pero la economía agraria surgida de aquel plan soviético se mantuvo entre los dos nuevos países que se repartían el Aral: al norte, Kazajistán, al sur, Uzbekistán. Justo por la frontera surgió la tierra que los separaba. Además, el lado uzbeko se dividió luego en otras dos porciones o “lóbulos”, el occidental y el oriental. Precisamente éste último se secó por completo en 2009 para regresar con fuerza al año siguiente.