El mayor complejo astronómico del mundo ya está activo y trabajando en el norte de Chile: es el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en pleno desierto del mismo nombre.
El centro de operaciones está situado a 2.900 metros de altura (aunque hay antenas hasta los 5.000 metros), a unos 40 kilómetros de la turística localidad de San Pedro de Atacama. Se compone de 66 enormes radiotelescopios que no captarán la luz visible, sino las ondas milimétricas y submilimétricas, por lo que pueden trabajar día y noche y serán capaces de penetrar en las nubes de polvo, hasta donde en muchas ocasiones los telescopios normales no pueden ver. Es fruto de una asociación de países de Europa, Norteamérica y el este de Asia, que han invertido ya más de 1.000 millones de euros en su construcción.
Se seleccionó Atacama como sede de ALMA porque rara vez llueve y no hay contaminación lumínica, lo que facilita la observación, según han explicado los expertos. Además, al estar ubicado cerca de la línea del ecuador, ALMA puede observar gran parte del universo. Para trabajar en el desierto y tanta altitud, los científicos se someten a reiterados y estrictos exámenes médicos para prevenir problemas de respiración e incluso muchos investigadores trabajan con bombas de oxígeno que llevan en sus espaldas.
El ALMA en el desierto de Atacama
Actualmente hay 57 radiotelescopios listos para transmitir, de los 66 que finalmente tendrá disponibles el telescopio. Los restantes ya fueron trasladados por partes desde Estados Unidos a la base cercana a San Pedro de Atacama para su posterior instalación. La información que captan sus antenas se combinan y se procesan en el llamado correlador, un ordenador gigante diseñado especialmente para ALMA, considerado el más potente del mundo, con una capacidad similar a la de 3 millones de computadores normales.
Este centro aspira a observar galaxias a millones de años luz, donde existen nubes de polvo cósmico y rocas que constituyen la base de la formación de planetas y estrellas. Pero sólo son teorías que el ALMA permitirá contrastar gracias a su potencia. También investigará sobre cómo podrían ser las condiciones de vida en otros sistemas solares, sumando un grandísimo recurso a los programas de exploración de exoplanetas. Según ha informado ESO, uno de los objetivos más ambiciosos de ALMA, cuya construcción se inició en 2003, será observar, por primera vez, detalles de un agujero negro. También se prevé estudiar una galaxia que produce hasta 100 soles cada día.