Candidato al Globo de Oro como protagonista del biopic del matemático Alan Turing (‘The Imitation Game’), tiene la agenda completa: una cuarta temporada de ‘Sherlock’, la miniserie ‘The Hollow Crown’ (como Ricardo III), siete películas entre 2015 y 2016 y un montaje teatral sobre Hamlet.
“No soy un éxito repentino” (Benedict Cumberbatch, en una entrevista en Time Out London en el pasado mes de septiembre).
Ni repentino, ni con fecha inmediata de caducidad. Benedict Cumberbatch (Londres, 1976), a sus 38 años, tiene la agenda completa. La primera fecha marcada es el próximo día 11, con la entrega de los Globos de Oro en el Hotel Beverly Hilton de Beverly Hills. Cumberbatch está nominado como Mejor Actor Protagonista (categoría de drama) por su actuación como el matemático Alan Turing en ‘The Imitation Game’ (‘Descifrando Enigma’) (Morten Tyldum). Es su primera candidatura a un premio importante en el cine tras confirmarse como estrella de la televisión en la última edición de los Emmy: Mejor Actor de Miniserie por ‘Sherlock’ (BBC) (2010-actualmente). Cumberbatch tiene serias opciones al Globo de Oro al que aspiran también Eddie Redmayne, como Stephen Hawking en ‘La Teoría del Todo’ (James Marsh); David Oyelowo, como Martin Luther King en ‘Selma’ (Ava DuVernay); Steve Carrell en ‘Foxcatcher’ (Bennett Miller); y Jake Gyllenhaal en ‘Nightcrawler’ (Dan Gilroy).
“Creo que Benedict (Cumberbatch) tiene esa mezcla de sensibilidad y fuerza. Y no hay mucha gente que pueda retratar a un genio y resultar creíble. Transmite tanta vida interna. Realmente crees que Benedict se convierte en Alan Turing y te crees cien por cien que este hombre es capaz de crear estas enormes ideas”, ha aplaudido el noruego Morten Tyldum, director de ‘The Imitation Game’, un proyecto que ha dado muchas vueltas por Hollywood. Estuvo en manos del mismo Leonardo DiCaprio, que finalmente cambió de planes.
Alan Turing (Londres, 1912 – Cheshire, 1954) “tenía una personalidad única y tenaz (…). No solía mirar a los ojos pero, cuando lo hacía, te sentías bañado por una personalidad muy humana, intrigante, ingeniosa y bastante encantadora. Se concentraba mucho y, con frecuencia, estaba en su propio mundo, en su propio pensamiento, en sus propios modos de razonamiento y hacía algunas cosas muy excéntricas, pero era muy abierto con ellas. Era un ser humano extraordinario, un alma amable, un ser humano benigno, algo cohibido, pero endiabladamente determinado, tenaz, un ser de extraordinario talento y habilidad”, ha definido Benedict Cumberbatch.
El actor británico, que ya había dado vida en el año 2004 a otro genio, Stephen Hawking, en una tv movie titulada como el astrofísico y al controvertido fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en la fallida ‘El Quinto Poder’ (Bill Condon, 2013), realiza su mejor trabajo en el cine como Alan Turing, mucho más que un brillante matemático. Sus investigaciones derivaron en lo que serían los futuros pioneros ordenadores. Antes desempeñó un papel más que decisivo en la Segunda Guerra Mundial. Un héroe fuera del campo de batalla que salvó un incalculable número de vidas reduciendo la duración del mayor conflicto bélico de la historia. Turing estuvo al frente, por orden directa de Winston Churchill, del equipo oficial de Criptología del Gobierno británico ubicado en la mansión victoriana militar de Bletchley Park. El reto era ingente: encontrar el mecanismo de funcionamiento de Enigma, la indescifrable máquina que utilizaba la Alemania nazi para comunicarse.
Pero, como en demasiadas ocasiones en la historia de la humanidad, el héroe (Alan Turing) no gozó del reconocimiento que merecía. Aún más, concluyó su vida de una manera precipitada, injusta y trágica. Turing, que era homosexual, fue acusado de indecencia grave durante la investigación de un robo. La alternativa a la prisión consistió en un primitivo tratamiento con un estrógeno sintético que afectó a su fascinante capacidad mental. En 1954, un frustrado Alan Turing se suicidó con una manzana impregnada de cianuro. Le faltaban dos semanas para cumplir 42 años. Su legado es inmenso. “Alan Turing es un héroe de guerra, un icono gay, un hombre cuyo trabajo se extiende hasta nuestras vidas”, ha resumido Benedict Cumberbatch, que se ha especializado en papeles de personajes con un elevado intelecto.
“Hay muy pocos actores en el mundo que puedan con un papel como éste. Turing no solo es un genio, es gay. No solo es gay, sino que no ha salido del armario. No solo no ha salido del armario, sino que tiene que ganar la Segunda Guerra Mundial. Benedict (Cumberbatch) no solo transmite la inteligencia de Alan Turing, la encarna. Su nivel de compromiso con su personaje refleja una capacidad de devoción que rivalizaría con la del mismísimo Alan Turing”, ha subrayado Graham Moore, guionista de ‘The Imitation Game’, basada en el libro ‘Alan Turing: The Enigma’ (1983), de Andrew Hodges.
Cumberbatch era la única opción que manejaba Morten Tyldum para Alan Turing. El éxito mundial de la contemporánea versión de la BBC de Sherlock Holmes, el mítico detective de Sir Arthur Conan Doyle, había descubierto al gran público a una nueva estrella. No había mejor candidato para Alan Turing. “Su talento y habilidad son con lo que todo realizador de cine sueña trabajar. No solo capturó la inteligencia de Turing sino también la emoción detrás del hombre ubicado en la vanguardia de los ordenadores, haciendo justicia a la historia y los sacrificios que Alan Turing hizo durante el transcurso de una vida que fue breve, pero enormemente influyente”, ha corroborado Harvey Weinstein, copresidente de The Weinstein Company, que pagó siete millones de dólares por la distribución de la película.
Weinstein acabó convencido en el patio de butacas del Royal National Theatre de Londres. Sobre el escenario, Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller en un montaje de Danny Boyle en la primera mitad del año 2011, una nueva versión del Frankenstein de Mary Shelley. Cumberbatch ya no era un desconocido desde que Steven Moffat y Mark Garris se fijaran en su corta pero intensa actuación en ‘Expiación’ (Joe Wright, 2007). Pese al poco entusiasmo de la BBC, Moffat y Garris habían elegido a Cumberbatch como el Sherlock Holmes del siglo XXI. La inteligencia interpretativa de Cumberbatch estaba más que a la altura de un personaje que trasciende a la literatura en el Reino Unido. Un talento innato expresado también en el escenario del Royal National Theatre alternando los papeles del doctor Víctor Frankenstein y la Criatura.
El triunfo de la inteligencia. Cumberbatch cerró un espectacular 2014 prestando su suave voz a un lobo espía en ‘Los Pingüinos de Madagascar’ (Simon J. Smith) y al dragón Smaug y El Nigromante (Sauron) en ‘El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos’ (Peter Jackson). La tercera temporada de ‘Sherlock’ arrancó justo hace un año con record de audiencia en el Reino Unido (con una media de 11,8 millones de espectadores en sus tres episodios). Cumberbatch ganó su primer Emmy a finales del mes de agosto. Habrá ‘Sherlock’ para rato. “Si podemos mantener así de alta la calidad, no me puedo imaginar cansándome de ser Sherlock. Me encantaría interpretarle como un anciano”, revelaba este último otoño en una entrevista en Vogue. De momento, la BBC rodará en este mes de enero un especial navideño que se emitirá el próximo 25 de diciembre. La cuarta temporada, que llegará a la televisión en 2016, se grabará a lo largo de un cargado 2015 con los Globos de Oro y, probablemente, los Oscar en el horizonte con ‘The Imitation Game’.
Entre rodaje y rodaje como Sherlock Holmes, a Cumberbatch no le falta trabajo: la miniserie ‘The Hollow Crown’ (‘The Wars of the Roses’), actualmente en fase de producción. De nuevo en la BBC e inspirada en la obra de Shakespeare, el actor británico encarna al rey Ricardo III de Inglaterra, último monarca de los York. Cumberbatch, que ha anunciado recientemente su compromiso con su novia, la directora de teatro Sophie Hunter, ha prometido “unas cuantas decapitaciones, algunos arreglos maritales semi-incestuosos, una joroba y una cojera. Algo muy sexy, ingenioso y peligroso”.
Y, además de la televisión y la BBC, el cine. Cumberbatch tiene siete películas confirmadas entre 2015 y 2016: el thriller mafioso ‘Black Mass’ (Scott Cooper), junto con Johnny Depp; el drama bélico ‘The Yellow Birds’ (David Lowery), sobre la Guerra de Iraq; dos producciones animadas, ‘Magik’ (Stephen Wallis) y ‘Jungle Book: Origins’ (Andy Serkin); dos biografías, ‘The Lost City of Z’ (James Gray) (sobre el aventurero Percival Fawcett que buscó una civilización perdida en el Amazonas) y ‘Flying Horse’ (Gary Oldman) (sobre el fotógrafo Eadweard Muybridge, precursor de la cronofotografía); y una de superhéroes de la Marvel, ‘Doctor Extraño’ (Scott Derrickson).
Con o sin Globo de Oro por su papel en ‘The Imitation Game’, la carrera de Benedict Cumberbatch, que protagonizará también entre agosto y octubre en el Barbican Centre de Londres una esperadísima versión del ‘Hamlet’ de Shakespeare, ha despegado sin límite conocido. A estas alturas, la única preocupación es la gestión de la fama, como reconocía en diciembre a Variety: “Cuanto más trabajas, más tienes que hacer publicidad. Es lo único que me preocupa, la idea de que la gente se canse de mí no por lo que estoy haciendo como actor, sino por mi proliferación en los medios”.