La población humana ha migrado desde el principio de su existencia como especie, y algunos viajes fueron realmente asombrosos, como el que varios grupos de austronesios de Borneo y otras islas del Pacífico hicieron hasta Madagascar (6.000 km) hace miles de años, hoy ya demostrado.
Sin duda fue uno de los viajes más asombrosos de la Historia humana, no tan largo como el que hicieron los pueblos siberianos y del norte de Asia hacia América hace 10.000 años (como poco), pero sí muy esclarecedor de lo poco que sirven hoy los argumentos contra la inmigración. En realidad los actuales malgaches son una mezcla de esos pueblos asiáticos con población africana que llegaría después, hasta dar como resultado etnias mestizas muy diferenciadas del resto de africanos.
Todavía más sorprendente es pensar que esas migraciones fueron hace 6.000 años, mucho antes de que los indoeuropeos empezaran su expansión en todas direcciones desde Asia Central, pero más tarde que el inicio de la colonización humana de América. Se cree que la migración fue por mar, en embarcaciones, que llegaron después de un largo periplo que quizás duró años, hasta alcanzar la cuarta isla más grande del mundo y colonizarla. A continuación la mezcla se enriquecería con aportaciones de poblaciones bantúes llegadas desde África oriental y austral, hasta conformar la actual población. Pero no fueron los únicos: se estima que hay hasta doce aportaciones étnicas diferentes en su ADN.
No obstante, aunque está más que constatado por las comparativas genéticas realizadas, no se sabe bien hasta qué punto, ni cuándo, fue esa migración y fusión. La Universidad de Toulouse realizó varias pruebas para intentar reconstruir la construcción genética de los malgaches. Se estudió a todas las poblaciones del Índico y del sureste asiático, concretamente de Borneo, en Indonesia. El resultado es muy llamativo: apenas un 32% de la herencia genética malgache es asiática, mientras que un abrumador 68% es africana. Esto significa que aunque hubo migración, la mayor aportación genética llegó de los bantúes y de otros grupos que emigraron después.
Retrocediendo en el tiempo los investigadores descubrieron que la raíz asiática es sobre todo del pueblo de los banjar del sur de Borneo, y que hubo varios viajes, no sólo uno. La idea es que la última de las aportaciones austranesias fuera hace unos mil años, mientras que los bantúes llegaría bastante tiempo después, en torno a los siglos XIV y XV. Otro detalle es todavía más intrigante: el malgache actual es una lengua de origen austranesio pero mucho más antigua que el malayo, hasta el punto que se cree que los banjar, que hoy hablan malayo, tenían otra lengua arcaica parecida a la de los malgaches, con lo que se puede decir que hubo un auténtico transvase humano y cultural.