Que la deriva continental es una realidad ya está más que demostrado, por muchas burlas y difamaciones que lanzaran contra Alfred Wegener, su primer teórico. Y que hubo un supercontinente llamado Gondwana hace 200 millones de años también es conocido. Pero ahora se han encontrado los restos de parte del mismo bajo la isla Mauricio, en el Índico.
Esta isla es de origen volcánico y se encuentra en un punto estratégico del océano encerrado entre África, Oriente Medio, India, Australia y el océano Antártico. Una de las mayores masas de agua que existen, salpicada de pequeñas islas volcánicas en diversas latitudes. Aparentemente un lugar vacío de masa continental. Pero un grupo de investigadores de la Universidad de Wits y otros centros asociados ha demostrado que bajo el estrato volcánico están los restos de Gondwana, o al menos de una parte del mismo desgajado durante la deriva continental que lo rompió para formar los grandes bloques actuales. La pista eran las rocas de zircono de 3.000 millones de años de antigüedad, totalmente fuera de lugar en una isla que apenas tiene 9 millones de años, de las más jóvenes que existen en el mundo.
Estos restos son en realidad un pedazo de la corteza original de Gondwana cubierta luego por los estratos volcánicos de la formación de Mauricio, que emergió atravesando esa misma corteza desde el manto. Según el grupo de investigadores (Lewis Ashwal, de la Universidad de Wits, autor principal junto con Michael Wiedenbeck, del Centro Alemán de Investigación para las Geociencias (GFZ), y Trond Torsvik de la Universidad de Oslo), esta capa es un “fósil geológico”, un trozo del antiguo continente que aglutinaba una masa de tierra ahora sumergida más Sudamérica, África, India, Australia y la Antártida. Al romperse se formó el océano Índico. La diferencia de edad geológica entre el zirconio, mezclado con las lavas de Mauricio más jóvenes, era algo demasiado distante.
No podía ser que hubiera emergido con la lava, sino que en realidad ya estaba allí. Los zircones son minerales derivados de las masas de granito que forman parte de los continentes, conformados por uranio, torio y plomo (lo que las hace tremendamente resistentes a casi todo, erupciones volcánicas incluidas). Son muy antiguos, mientras que el suelo oceánico es muy joven porque nace continuamente por los bordes de las placas continentales. Por ejemplo: en el centro del Atlántico hay una “costura volcánica” inmensa que es, de largo, el mayor accidente geográfico del mundo, la Dorsal Atlántica, que es una fisura activa que genera nuevos materiales desde el magma de forma continua, separando las dos orillas progresivamente. En cambio la masa de tierra que son Europa y Norteamérica son mucho más antiguas.
El estudio se cercioró de que el hallazgo no tenía contaminación externa: fue encontrado incrustado en traquitas (restos volcánicos) de apenas 6 millones de años. Esta mezcla permite pensar que hay muchos más restos profundos. Al conjunto le han dado el nombre de Mauritia en honor a la isla donde se han encontrado los restos minerales. Estaría además sumergido en el corazón del Índico, como si se hubiera hundido tras la ruptura, que debió ser mucho más compleja que una simple separación. Alentaría la idea de que al quebrarse Gondwana varios “pedazos” se mantuvieron en el suelo índico durante millones de años antes de sumergirse.