Los premios de la industria musical en EEUU no cambian demasiado de un año al siguiente. Casi siempre son los mismos los que ganan: si no es Taylor Swift es Beyoncé, y también es cíclico ver a Bruno Mars subir a por un premio.
Anoche ocurrió exactamente lo mismo, pero con invitado nuevo: Kendrick Lamar, el rapero que les levantó a todos la noche con cinco galardones, aunque Swift se encargó de subirse a lo alto con el premio al mejor Álbum del Año con ‘1989’, sin que nadie terminara de ver si realmente era así. Porque críticas a este premio ha habido. Swift se llevó otros dos premios más de los siete a los que estaba nominada. A su favor está que su disco fuera el más vendido en todo el mundo en 2014.
Además el nuevo icono femenino de EEUU (la parte tradicional, se entiende) ganó ese premio al mejor álbum frente a Lamar, que llevaba un paseo triunfal gracias al impacto de ‘To pimp a butterfly’, pero se encargó Swift de quitarle la guinda. Lamar acudía con once nominaciones y parecía listo para copar la noche. Además, Muse ganó el premio al mejor Álbum de Rock con ‘Drones’.
El que no falla nunca es Bruno Mars, ganador del premio a la grabación del año gracias a ‘Uptown funk!’, eterna música de inicio de programas de televisión aquí en España y en EEUU, además de uno de los singles más vendidos. Por el contrario tuvo cerca de un debutante, Ed Sheeran, colaborador en ocasiones de Taylor Swift y que se estrenó en el palmarés con el premio a la canción del año para ‘Thinking out loud’. Igual de debutante fue Meghan Trainor, que lloró a mares al recoger el premio a artista revelación.
Lady Gaga en su homenaje a Bowie
Aparte los números musicales de la gala abarcaron casi todos los estilos, desde Pitbull bailando con Sofía Vergara para el público latino, una mezcla de Alice Cooper con Guns N Roses y Johnny Depp hasta el homenaje múltiple que hizo Lady Gaga a David Bowie, uno de los momentos más esperados y temidos por todo el mundo. Más que imitarle le revivió (con su estilo) sobre el escenario, arrancando con uno de los más célebres alter ego del británico (Stardust). A pesar de no fallar y de dejar claro su talento abusó de e su timbre de voz y de sostener las notas (justo lo contrario que hacía Bowie).
La que no quedó nada contenta fue Adele, que tuvo que lidiar con fallos de sonido y de coordinación con el pianista: el público no oía nada, dicen los testigos que estaban cerca que desafinó y la cara de pocos amigos de la diva británica quedó retratada para la historia de los premios.