Se denomina así a un suceso biológico primordial sucedido en esa era geológica, en la cual la vida aceleró de forma exponencial, en un lapso de tiempo muy corto de apenas unos millones de años, en los que la vida pasó de un nivel extremadamente primitivo a la creación de las ramas animales básicas.
Siempre se ha interpretado que fue un suceso muy rápido, concreto y puntual, como una gran ebullición, llamada incluso el “Big Bang Biológico” en la Tierra. No obstante, recientes estudios de la Universidad de Oxford y de Lausana, basados en el grupo de fauna Euarthropoda, ponen en duda esa visión. Quizás más que una explosión fue una evolución mucho más lenta, gradual, de la cual sólo vemos la fase final que, con nuestros medios, nos parece una gran explosión acelerada de vida. Todos los grupos de animales actuales emergen hace 540 millones de años en esa fase rápida, y tuvo entre otros resultados la aparición del grupo más numeroso que jamás haya habido en el planeta, los Euarthropoda, que incluye los insectos, crustáceos, arácnidos, trilobites y muchas ramas más, la mayoría de las cuales ya se extinguieron.
Hasta ahora, para entender el fenómeno del Cámbrico y el inicio real de la vida en la Tierra, que llevaba para entonces miles de millones de años en forma de bacterias y seres microscópicos o muy poco evolucionados, se establecían dos hipótesis: la explosión y la evolución “rápida”, entendiendo por rápido más de cien millones de años. La primera se explica por la conjunción de circunstancias evolutivas muy concretas, en un clima y un escenario geológico propicio, razón por la cual se produjo un acelerón natural: básicamente todo lo necesario para la evolución rápida se daba en la Tierra, por lo que simplemente, sin obstáculos, la biología se expandió. La segunda implica una evolución algo más lenta que arrancó hace 650 millones de años y que para entonces, en esa fase cámbrica, emergió en forma de grupo Euarthropoda.
Los Euarthropoda representan el 80% de todas las formas de vida de la Tierra, por lo que su aparición y estudio es primordial para entender la evolución biológica en el planeta. Están presentes, además, en casi todos los ecosistemas existentes salvo en los de frío más extremo, y allí también de una forma más indirecta. Para entender mejor su irrupción súbita en la historia terrestre se analizó uno de los depósitos de fósiles de los ejemplares más antiguos, para entender su evolución. La datación los coloca en una horquilla de entre 540 y 500 millones de años. No obstante el estudio Oxford-Lausana implica, como si fuera un concepto aristotélico de la virtud, un camino intermedio: el origen del grupo estaría en torno a los 560-550 millones de años, para luego tener una rápida diversificación (ahí sí, acelerada), en los siguientes 40 millones de años.
Traducción para profanos: ni rápido ni lento, justo el término medio. El principal grupo biológico de la Tierra, el que generó la gran oleada de colonización de la vida sobre el planeta, que conforma todavía hoy el 80% de todo lo que respira o se mueve en nuestra burbuja planetaria, y que anticipó y posibilitó luego la siguiente oleada de fauna más grande (peces, reptiles, anfibios, mamíferos, aves, etc), no apareció de golpe con un “Deus ex machina”, sino como resultado de una evolución gradual que sólo aceleró en su fase final, la de la diversificación una vez que biológicamente el grupo se había asentado. La teoría es que los registros fósiles son el mejor modo de determinar esos hallazgos, y han permitido establecer una línea evolutiva en las diferentes fases del Cámbrico (temprano, medio y tardío) que explican que esa evolución es real.