Feos y antiestéticos, pero útiles de una manera que era concebida: los invernaderos de Almería contrarrestan el cambio climático al reflejar la luz solar. 

El estudio, que alguien más suspicaz podría ver como fruto de un conflicto de intereses, ha sido publicado por la revista Enviromental Science & Technology de EEUU y realizado por el Campus de Excelencia de Agroalimentación capitaneado por por el científico español Pablo Campra, de Almería. La conclusión principal es que Almería ha visto contrarrestado el aumento de la temperatura terrestre por un efecto invernadero inverso: las cubiertas de estas construcciones, de plástico y diseñadas para reflectar la luz solar y así evitar que se recalienten los cultivos del interior, ha conseguido reducir la temperatura general de la zona donde están ubicados.

Es el conocido “efecto albedo”, por el cual la alta dosis de “reflectancia solar” de las edificaciones de invernaderos en la zona de El Ejido y el resto del campo almeriense, de clima semidesértico en varias zonas y donde la agricultura necesita de este tipo de métodos para subsistir, permite enfriar el aire y el suelo levemente. Fue descubierto por el propio Campra en 2008, que a partir de entonces ha desarrollado sus investigaciones para poder concretar qué cantidad de calor se disipa. Concretamente, mediante simulaciones, ha detectado una reducción media de las máximas veraniegas en 0,4 grados, con topes de hasta 1,3 grados.

Invernaderos en la costa almeriense

Según su estudio y comparando datos térmicos con los registros de las últimas décadas, cuando más evidente se ha hecho el cambio climático, las temperaturas medias anuales de esta comarca agrícola “no sólo no habían aumentado en los últimos 30 años, sino que mostraban una acusada tendencia al enfriamiento de menos 0,3 grados por década”, según Campra. El estudio ofrece una explicación geofísica del fenómeno, basada en un modelo climático que ha sido elaborado mediante el empleo de potentes supercomputadoras del Departamento de Energía de los Estados Unidos, durante una estancia de Campra en el Lawrence Berkeley National Laboratory, en la Universidad de Berkeley de California.

En gran parte la investigación ha tenido un apoyo muy poderoso y decisivo: el Departamento de Energía del gobierno federal de EEUU, muy interesado en el sistema de invernaderos agrícolas del sur de España y más en este tipo de aplicaciones, quizás para poder combatir el aumento térmico en su país por esta vía. La idea del gobierno americano es sencilla: aplicar el sistema a las zonas urbanas mediante el blanqueo de techos y pavimentos y que permitiría reducir considerablemente las temperaturas veraniegas, el consumo energético y la contaminación.

Esquema de cantidad de energía térmica que los invernaderos “devuelven” a la atmósfera