Marte es un recurso científico, social, psicológico, periodístico… siempre Marte, una y otra vez; ahora investigadores de la Universidad de Washington han construido todas las piezas de un cohete de motor impulsado por fusión nuclear, que podría conseguir llevar a una tripulación a Marte en 30 días.

La idea del equipo dirigido por John Slough era construir, por piezas, una nave capaz de recorrer los más de 200 millones de kilómetros (206,7 km en su posición más cercana, 249,1 en la más lejana). Según Slough “ahora sólo hay que unirlas”. No va a ser tan fácil. Ni barato: para un motor nuclear el gasto de combustible para fusión sería de 2.000 millones de dólares. Para Slough, utilizar la misma energía que utilizan el sol y las estrellas es estar “un paso más cerca” del planeta vecino. El proyecto, que está financiado por la NASA, fue presentado en el simposio de Programas Innovadores sobre Conceptos Avanzados, en donde el equipo mostró los primeros resultados experimentales realizados a través de simulaciones informáticas.

Para el equipo de investigadores la clave no está en los combustibles líquidos, sino en la energía nuclear, potencialmente más útil en el espacio por su longevidad. Este tipo de combustibles no nucleares han sido una vía ya antigua. A fin de cuentas todas las naves tripuladas han usado la misma tecnología que se usaba en los primeros cohetes y misiles de los años 30 y 40. Y además, sus costes y peligros hacen que no sea útil para ir más allá de la Tierra.

Para la NASA, con la tecnología actual, una expedición de ida y vuelta a Marte llevaría más de cuatro años y la gran cantidad de combustible químico necesario para el cohete en el espacio conllevaría un coste de más de 12.000 millones de dólares. El equipo de Slough han presentado documentos que señalan que su cohete impulsado por fusión nuclear permitiría realizar una misión al planeta rojo en un periodo de entre 30 y 90 días.

 

Esquema del funcionamiento de la propulsión del cohete

¿Pero cómo hacerlo? Para alimentar el cohete sólo sería necesario, según ellos, una pequeña cantidad de material para la fusión. Han desarrollado un tipo de plasma que está encerrado en su propio campo magnético. La fusión nuclear se produce cuando este plasma es comprimido a alta presión con un campo magnético. Porque, evidentemente, ahí fuera no hay gravedad. Solución para el “encendido”: han creado un sistema en el que un poderoso campo magnético provoca grandes anillos de metal para implosionar en torno a este plasma y comprimirlo para que se pueda hacer la fusión.

Complejo, y rápido (apenas unos microsegundos). A pesar de que el tiempo de compresión es muy corto, se libera la suficiente energía de las reacciones de fusión para calentar rápidamente y ionizar este armazón. Este material es expulsado fuera del cohete a una velocidad alta. Este proceso se repite cada minuto, propulsando la nave espacial. Y todo eso por 2.000 millones de dólares. Esperan tener todo preparado para antes del verano.