Hollywood, en ese mundo aparte con músculo que es la TV, siempre ha tenido claras las preferencias: el público con ciertas dosis de imitación del arte. Los Emmy, los mayores premios de la TV (excluyendo a los Globos de Oro, que premian también en este sector), contentaron a la mayoría silenciosa: ‘Juego de Tronos’ triunfó en el drama seriado, ‘Fleabag’ en la comedia y ‘Chernobyl’ en las miniseries.

Cada una reinó anoche en la gala de premios en una categoría concreta, para que nadie pisara al de al lado. Tenían los que votaron que cuadrar el círculo: rendir tributo, otra vez, a la serie más exitosa de la TV en décadas, por no decir en su historia, porque el final del fenómeno mundial ‘Juego de Tronos’ merecía más premios en cascada aunque la última temporada fuera de las más flojas. Tampoco podían dejar sin nada a esa obra de arte siniestra y asfixiante que es ‘Chernobyl’, que con la excusa de que era una miniserie arrasó en este apartado de premios. Y finalmente tenían dos opciones: repetir el efecto adiós en el puerto con pañuelo en la mano con ‘Veep’ u optar por el relevo, e hicieron lo segundo al elegir la irreverente ‘Fleabag’ británica y a su actriz principal, Phoebe Waller Bridge.

Las galas de premios en TV tienen, definitivamente, un tono más ligero y abierto que las de cine, que quizás se toman demasiado en serio a sí mismas. De todas formas la 71ª edición hizo de la nostalgia de lo mucho que ha aportado la pequeña pantalla al mundo en ficción, realidad y momentos históricos, risas y lágrimas. Y eso que la TV, a diferencia del cine, ya es un fenómeno múltiple que va del smartphone a las pantallas de decenas de pulgadas en el salón de casa, pasando por las tablets y el ordenador. Aún así hubo mucho de reivindicación de talento y oportunidades frente al futuro extraño del cine, que no sale de su crisis creativa (que ya alcanza incluso al dinero, porque cada año recauda menos) y que le tiene un miedo atroz a internet.

Michelle Williams, Billy Porter y Patricia Arquette

Fue una ceremonia sin presentador principal, donde quien subía al atril para presentar nominados y entregar premios o secciones tenía sus minutos de gloria basada en los gags, porque de eso se trataba, de entretener y lanzarse pullitas como quien hace una guerra de palomitas. Entre medias los discursos más interesantes fueron para ellas, en especial el ácido e hilarante de Alex Bornstein (Mejor actriz secundaria por ‘La maravillosa Sra Maisel), entre las bromas por el vestuario y el recuerdo de su abuela escabulléndose de la muerte a manos de los nazis. También Waller cuando subió a por su premio, levantándoselo nada menos que a que Julia Louis-Dreyfus, la vicepresidenta Selina Meyers de ‘Veep’, que iba a despedirse por todo lo alto una vez acabada la producción. Pues no. Fue la noche que vio el décimo Emmy para Ru Paul y su particular carrera de drags, todo un fenómeno televisivo. Las actrices, en bloque, reivindicaron su peso en la industria y su papel central en las nuevas ficciones.

Ganó Phoebe Waller Bridge por ‘Fleabag’ como Mejor Actriz cómica, otra británica levantando un premio en las antiguas colonias, donde parece que la mezcla de formación teatral clásica y acento distinguido en el idioma más práctico y melifluo que existe es una combinación ganadora. Bridge no se quedó sola con la Union Jack en las manos: Jodie Comer se llevó el Emmy a Mejor actriz dramática por ‘Killing Eve’, donde competía con Sandra Oh y que se quedó como su apellido. Julia Garner hizo lo propio como secundaria con ‘Ozark’. Especialmente recordados serán los agradecimientos de otras dos ganadoras: Patricia Arquette (Mejor actriz secundaria en miniserie por ‘The Arc’) recordando a su fallecida hermana Alexis, transexual afectada por sucesivas depresiones por su situación social, y Michelle Williams, que agradeció a sus jefes haberla pagado como a los hombres, haber apostado por ella (afroamericana en una industria más blanca que la Antártida) y tratarla como lo que era, un personaje principal de a miniserie ‘Fosse/Verdon’.

Phoebe Waller Bridge, Bill Hader y Ru Paul

Entre los hombres destacó Billy Porter, Mejor actor dramático por ‘Pose’, tanto por su trabajo como por su espectacular traje de miles de espejos y un sombrero que parecía un dibujo animado paralizado, un sombrero de cowboy con un ala que intenta escapar de la cabeza. Hubo también buen ojo al premiar a otro Bill, en este caso el ex SNL Hader, que ganó en la categoría de Mejor actor cómico por ‘Barry’, donde interpreta a un asesino a sueldo cuya pasión es actuar. Jharrel Jerome hizo lo propio en la categoría dramática de miniserie por ‘Asi nos ven’, mientras que Tony Shalhoub venció como Mejor actor secundario para ‘La maravillosa señora Maisel’ haciendo compañía a Bornstein. El británico Ben Whishaw se llevó su premio como mejor secundario de miniserie por ‘Un escándalo muy inglés’. Y entonces subió Tyrion… Peter Dinklage va a tardar una vida entera en librarse de la larguísima sombra del ingenioso Lannister, el último de la estirpe de Tywin (porque todos los demás han muerto). Pero su Emmy por Mejor actor de drama es más que merecido, aunque su personaje perdiera brillo en la última temporada, más gris y deprimido frente al chispazo continuo de las anteriores.

Él fue el principio de la cascada de premios para ‘Juego de Tronos’, que se despedía con todo el plantel subido al escenario, cada uno ya metido en sus carreras individuales, con sus dos creadores ya en Netflix (ciao, HBO) y la precuela de la saga en plena fase de preproducción. Estaba muy claro que iban a rascar en una noche que olía a adiós continuo de unos dragones (bueno, sólo quedó uno, y apesadumbrado al final) que han recaudado millones de dólares para la cadena y la producción, la más premiada de la Historia de la TV, la más vista, la más pirateada, la más imitada… Doce premios se llevó. Y entre medias a los Emmy le dio tiempo para coronar esa construcción agobiante que es ‘Chernobyl’, miniserie que ha roto los esquemas de muchos críticos y arrastrado al público para ver la crónica de un desastre como ha habido pocos, con una factura humana inacabada (sigue sin haber un recuento directo e indirecto de bajas por aquel accidente nuclear) y que sirve de radiografía de todo lo que no hay que hacer, entre otras cosas el ocultamiento por parte del gobierno, una parte fundamental de la serie.

El equipo de la miniseri ‘Chernobyl’ con los premios de la noche

‘Chernobyl’ ha tenido un mérito doble: explicar detalladamente, con un trasfondo dramático que abrasa, un accidente nuclear a un público que le tiene auténtico pánico al tema. Nada menos que diez premios Emmy de 19 candidaturas, no está nada mal, sobre todo si tenemos en cuenta que competía directamente con una miniserie que ha clavado el aguijón profundamente en EEUU, ‘Así nos ven’, que narra los sucesos alrededor de la falsa acusación y condena de varios chicos negros por una violación múltiple en Nueva York. La denuncia del racismo y la represión social de la comunidad en una ciudad que presume de liberal como es la Gran Manzana ha sido el éxito del año en aquel país, muy sensibilizado con el racismo lacerante que es su gran pecado original.

En otras categorías, el veteranísimo ‘Saturday Night Live’ volvió a ganar otro Emmy como el mejor programa cómico en directo; no sólo es la mayor cantera de talentos cómicos de la televisión norteamericana, de donde han salido la gran mayoría de triunfadores de los últimos 40 años, desde Eddie Murphy a Bill Hader, sino que también se prepara para otra temporada intentando superar sus índices de audiencia. Y como el mejor “programa de variedades”, que incluye casi todo, pero sobre todo los late night de las principales cadenas, ganó otra vez ‘Last Week Tonight’ de John Oliver.

Ganadores de los Emmy 2019

Mejor drama: Juego de tronos

Mejor actriz protagonista en drama: Jodie Comer (Killing Eve)

Mejor actor protagonista en drama: Billy Porter (Pose)

Mejor actor de reparto en drama: Peter Dinklage (Juego de tronos)

Mejor actriz de reparto en drama: Julia Garner (Ozark)

Mejor comedia: Fleabag

Mejor actor protagonista en comedia: Bill Hader (Barry)

Mejor actriz protagonista en comedia: Phoebe Waller-Bridge (Fleabag)

Mejor actor de reparto en comedia: Tony Shalhoub (The Marvelous Mrs. Maisel)

Mejor actriz de reparto en comedia: Alex Borstein (The Marvelous Mrs. Maisel)

Mejor miniserie: Chernobyl

Mejor actriz protagonista en miniserie o película: Michelle Williams (Fosse/Verdon)

Mejor actor protagonista en miniserie o película: Jharrel Jerome (Así nos ven)

Mejor actriz de reparto en miniserie: Patricia Arquette (The Act)

Mejor actor de reparto en miniserie: Ben Whishaw (A Very English Scandal)

Película para televisión: Black Mirror – Bandersnatch (Netflix)