Desde el pasado 1 de febrero (en realidad el 31 de enero, al día siguiente para el público) Sevilla disfruta de algo muy especial: Ai Weiwei, el más mediático, iconoclasta, rompedor e irreverente de los artistas de la China contemporánea, y como todos los que piensan por su cuenta en ese país, perseguido y vigilado por el régimen comunista.