Lo llaman techo de cristal porque legalmente no existe, políticamente tampoco, pero económica, social y sociológicamente sí hay un techo que frena a las mujeres. Existe, pero es translúcido, y eso dificulta todavía más el ascenso. Sin embargo, la investigadora Karen Uhlenbeck lo ha roto por primera vez al ganar el Premio Abel de 2019, vinculado a los Nobel y que de hecho se considera “el Nobel” de las matemáticas.