Si bien la enfermedad desatada ha acompañado al ser humano desde el principio (hay rastros fósiles de epidemias incluso en el Paleolítico), sólo en los últimos cien años se ha logrado encontrar un arma tan buena como la medicina para luchar contra estos virulentos ataques biológicos: las matemáticas. Concretamente el cálculo estadístico y la formulación de patrones que catalogan, organizan y se anticipan al comportamiento de la enfermedad.